Mauricio Gandulia: "Angola no es un lugar para envejecer"

Desde hace unos 20 años, este bonarense patagónico vive en Angola. “No sabemos porqué, pero gracias a la cultura libanesa podemos conseguir algunas yerbas”, remarca Mauricio como sus costumbres para sentirse un poco mas cerca de Argentina. También reconoce que extraña esos vientos que “te hacen agarrar a los postes” muy tradicionales del sur de Buenos Aires.

Gandulia llegó buscando consolidar su pasión que es la arquitectura, y en esas vueltas de la vida terminó en un voluntariado misionero. En esos viajes de asistencia de los salesianos del Programa Alimentario Mundial conoce a un ingeniero francés que se dedicaba a “trabajar con la tierra, y sin querer, me introdujo en la arquitectura sustentable”.

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“Yo vivo normalmente, sin la necesidad que tienen la mayor parte de los extranjeros”, indica Mauricio en cuanto a la vida en el país africano, ya que muchos trabajan en la diplomacia y cuentan con choferes personales y viven en viviendas con mucho confort, aunque sostiene que “Angola no es un lugar para envejecer”.

Su experiencia la considera importante, aunque no tiene la necesidad de volver a la Argentina. Angola en su música es parecido a Brasil y “a la Argentina, ya que muchos ritmos tienen raíces del folklore y el tango nuestro”. Este país tiene “todos los climas, cascadas, tiene zonas áridas como el desierto más antiguo del mundo”.

Para Mauricio, “el ser humano es el mismo bicho en todos los lugares solo que les cambian las costumbres”, en ese país le sorprende la manera que tienen los lugareños la manera de contar las historias.

Gandulia aclara que las condiciones de África son difíciles, pero que “las oportunidades están en donde la gente quiere hacer algo”.

Entrevista de Adrián Cragnolini.