Un ex Quilla Huasi sigue vibrando de folclore desde Madrid

Roberto Palmer fue uno de los puntales de los Quilla Huasi y, con 90 años, repasó junto a Adrián Cragnolini una vida vibrante de folclore. 

"A través de este micrófono voy a estar en los oídos de mucha gente. Tengo 90 años pero no me siento de noventa. Creo que lo heredé mi madre, un canto a la vida. Tengo la mente abierta", celebró el músico, quien aseguró que "todavía sigue grabando". 

Recordó cómo fue dejar la Argentina y la banda que le dio renombre: "La última noche estuvimos compartiendo con Alberto Cortes, que me dedicó 'Cuando un amigo se va', obvio que era otra partida. Cuando me fui de Buenos Aires para venirme a Madrid, ya estaban los chicos que me reemplazaron".

Y contó cómo nació su icónica "Chaya de los pobres": "Me salió una música de chaya, le pedí a Ramón que la escuche, se vino a mi casa, nos comimos un asadito y ahí no más le salió la letra. A la canción la defendieron las Voces de Orán. Nos enteramos en Chazón que habíamos ganado en Cosquín". 

Y destacó: “Todo nuestro tiempo cosquinero ha sido maravilloso”.

El grupo trascendió fronteras y llegó incluso a Japón: "Los que fueron a vernos en Japón sabían español. El que nos contrato era un kamikase que se salvó en la guerra. Prepararon todos los teatros del Japón que íbamos a actuar. Sabíamos que el público tenía mucho conocimiento de nosotros. Para pedirnos autógrafos el público hizo fila. Muy ordenados", recordó. 

El músico aclaró además un rumor que decía que se había reunido en un momento con Perón: “Yo no estuve reunido con Perón", dijo.

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"Tenía una amigo que era muy amigo de un general de guerra, Frankling Lucero. Esa mañana, el 16 de junio a la mañana, me pidió que lo acompañe para reunirnos con este General. Estábamos esperando que nos atienda, y sale un edecán que nos pide que volviéramos el lunes", explicó. 

Fue entonces que, al bajar por la escalera, cayó la primera bomba. "Nos pasamos como 3 o 4 horas en el sótano. De repente, se abre una puerta y aparecen Lucero y Perón. Ahí gritaron algunos ¡Viva Perón! Y nos llevó por un túnel a la Casa Rosada”, narró.

“Recuerdo muchísimo. Cuando uno llega a los 90 muchos se quedan en el camino. Juancito y Luisito Bacaro son amigos que recuerdo mucho. No me hacen llorar. Yo puedo estar bien anímicamente así que no sé cuándo podré ir a Argentina. El WhatsApp ayuda muchísimo”, agregó el folclorista.

Entrevista de Adrián Cragnolini.