La Central Deportiva
30/04/2021 | 15:10 | Su primo hermano Enrique reveló una anécdota ocurrida con el “Cóndor de Traslasierra” en una de sus primeras carreras. La historia de un accidente que pudo ser fatal y terminó en una promesa cumplida.
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El día que Recalde ofrendó su casco a la Difunta Correa
La historia no era conocida hasta que hoy se reveló en La Central Deportiva, programa que se emite por Cadena 3 Santa Fe (101.7). Jorge Raúl Recalde no tenía más de 19 años cuando protagonizó un accidente que pudo costarle la vida a esa corta edad. Fue en una de sus primeras carreras, a bordo de un Renault 12.
Según contó su primo hermano Enrique Arrieta, compañero de andanzas en esos comienzos, el piloto se pasó en una curva y se dio vuelta en el circuito de El Challao. “El matafuego estaba suelto dentro del auto y cuando vuelca le pegó a la altura de la sien. El golpe hizo estallar el casco, pero le salvó la vida”, especificó. El R12 volvió remolcado desde Mendoza, pero con Recalde sano y salvo.
La anécdota, que también fue confirmada por José María Recalde, hermano del “Señor de los Rallies”, tuvo un segundo capítulo meses después. Ir a cumplir una promesa derivada de ese episodio.
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“Salimos a las 7 de la mañana desde Mina Clavero. Fuimos Jorge, su mamá Betty y yo”, detalló Enrique. Subidos en un Fiat 125, los tres viajaron a San Juan con el objetivo de ofrendarle ese casco salvador a la Difunta Correa. “Lo primero que nos llamó la atención fue la cantidad de cera derretida que había en el lugar por las velas prendidas”, describió.
Con el llanto de una mujer de fondo que se quejaba por la desaparición de una cadenita de oro que le había ofrendado a la Difunta, Recalde dejó el casco que lo había protegido de aquél descontrolado matafuego en Mendoza. “Recuerdo que también había un par de guantes de Nicolino Locche”, dijo Enrique.
El regreso a Mina Clavero se hizo un poco más largo y no estuvo exento de otra particularidad. Jorge hizo una broma sobre la Difunta Correa y automáticamente el auto empezó a toser y a corcovear. El chiste y el desperfecto le valieron a Recalde un reto por parte de su madre: “No vuelvas a hablar mal de la Difunta”. Después del tirón de oreja de Doña Betty, el auto no tosió más y el “Cóndor de Traslasierra” dejó de lado el humor por las largas horas que duró el viaje.
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