Velo: "Tokio es mi última chance de ganar la medalla de oro"

Silvio Velo es considerado no sólo un referente del deporte nacional paralímpico argentino, sino el mejor futbolista no vidente del mundo. Su nombre y apellido está vinculado sí o sí a un deporte que despertó su pasión en los picados que jugaba en terrenos de tierra, piedras y ortigas.

“Jugaba con amigos y mis hermanos, que no son ciegos”, contó en la entrevista brindada a La Central Deportiva, programa que se emite por Cadena 3 Santa Fe FM 101.7, y aclaró que no sintió haber sufrido discriminación. “Tuve una infancia en la que fui feliz”, describió.

La experiencia de jugar en potreros, dando ventaja por su ceguera de nacimiento, le sirvió de base para hacer la diferencia cuando tocó por primera vez una pelota con cascabel. Fue en el Instituto Román Rosell de su ciudad natal, San Pedro. A los 10 años, sus padres lo llevaron para aprender el sistema Braille. Pero no fue lo único que descubrió: “Había pibes como yo que jugaban con una pelota con sonido. Cuando tuve una pelota con cascabel, pasé a ser Messi y Maradona juntos”, recordó entre risas.

Desde 1991 hasta hoy, Velo es el capitán de “Los Murciélagos”. Casi tres décadas luciendo una cinta, de la que sabe, comienza a despedirse de a poco. “Tengo 49 años y estoy jugando con chicos que tienen la mitad de edad que yo” afirmó, aunque dejando en claro que la pasión sigue intacta: “No quiero estar en la selección por lo que le di, sino por lo que le puedo seguir dando”.

Entre los logros que le dio a la selección Argentina, hay dos Mundiales (2002 y 2006), dos Copas América (1999 y 2005) y dos medallas paralímpicas (plata en Atenas 2004 y bronce en Beijing 2008). Haciendo un rápido repaso de esos laureles, es lógico pensar cuál es el objetivo que se pone Velo en este último tramo de carrera: “Tokio será la última oportunidad de colgarme una medalla de oro”, expresó.

Por último, confesó el rol que le gustaría ocupar una vez que se retire de las canchas, aunque especificó que no le gusta la palabra retirado, sino que prefiere decir que, cuando deje de jugar, pasará a un segundo nivel. Si bien no descartó alguna función de tipo dirigencial, Silvio expresó que su deseo es ser un entrenador, pero no sólo de fútbol, “sino un entrenador de la vida”.