La clase media no va al Paraíso

El pasado 25 de Mayo, el arzobispo de La Plata, Víctor “Tucho” Fernández participó del Tedeum de dicha ciudad y generó revuelo con su homilía en la que llamó a dejar de lado los problemas de la “gente clase media” y pidió preocuparse por los “pobres y los nuevos pobres”.

En este contexto, Miguel Clariá dialogó con el monseñor Sergio Buenanueva, obispo de San Francisco, quien hizo hincapié en que el mensaje tiene “otro relieve”.

Leí la homilía y, en general, me parece muy buena. En el contexto más amplio, tiene otro relieve porque rescata experiencias de personas de clase media que se han visto en esta cuarentena con nuevos miedos, temores y ansiedades.

"Concedo que al escuchar la frase ‘los verdaderos problemas no son de la clase media’ puede generar resquemores. Él dice hacia el final y coincido en que tenemos por delante una tarea de reconstrucción enorme”, dijo.

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Buenanueva hizo hincapié en que cada obispo habla de la realidad que vive y que la situación de “Tucho” Fernández es una ciudad con problemas que vienen agudizándose.

Objetivamente hay problemas mayores que otros, pero la carga subjetiva de las personas es muy fuerte. Cuando la cuarentena fue más estricta, muchas personas tuvieron que salir a pedir.

"En Cáritas, atendieron a 85 familias. Cuando se abrió la cuarentena, bajó a 40. La angustia que siente el pequeño y mediano empresario hay que sopesar en sí misma porque el impacto de la pandemia se mide con estas dificultades”, detalló.

Según el obispo de San Francisco, no es igual la situación de una familia que tiene que salir a pedir que la angustia que vive por ejemplo un abuelo que no puede ver a sus nietos.

“Yo te hablo de la pampa gringa a donde la mayoría es de clase media. Estas situaciones hay que contrastarlas con la alegría de abuelos que, después de varias semanas, pudieron ver a sus nietos", describió.

Esa experiencia es de clase media que habla de otra situación anímica. Esta situación ha multiplicado las ansiedades y ha potenciado las depresiones

Buenanueva comparó esta situación con una barca en donde están representadas todas las personas y las situaciones.

Muchos están dominados por el miedo, otros no. Todos estamos frágiles, pero somos importantes. Hay que apelar a la solidaridad entre unos y otros porque, además, es lo que estoy viendo.

"Nuestras comunidades cristianas, después de un tiempo, se han levantado y están llevando adelante sus tareas religiosas. Lo que hace Cáritas y las parroquiales, la cantidad de voluntarios que se han sumado. Eso muestra una solidaridad muy fuerte y muestra la capacidad de nuestro pueblo de sobreponerse”, indicó.

Finalmente, hizo hincapié en que el asistencialismo es bueno frente a la situación de emergencia y para salir del caso.

“La dignidad de alguien que come con el pan que consiguió del sudor de su frente es incomparable y, por eso, nuestra misión pasa por ese lado”, culminó.

Entrevista de Miguel Clariá.