La Mesa de Café
23/03/2022 | 11:56 | Anna Khobta tiene 29 años y vive en Argentina desde pequeña junto a sus padres. En Mesa de Café, denunció el secuestro de Oleksandr en manos de las fuerzas rusas y que no sabe nada sobre su paradero.
Audios
A casi un mes del inicio de la invasión rusa en Ucrania, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados informó el martes que más de 3,5 millones de ucranianos huyeron del país.
Desde el inicio de la guerra, los medios de comunicación informan y comparten distintas historias crudas, con títulos informativos que muchas veces naturalizan los horrores que padecen las víctimas del conflicto bélico.
Anna Khobta tiene 29 años, es abogada, ucraniana y vive junto a sus padres en Argentina desde el año 2000. Su hermano, Oleksandr Khopta -o Sasha, como le dicen en la familia- vivía en Kiev junto a su esposa e hijo de 11 años. La comunicación a diario entre la familia se hacía mediante WhatsApp, hasta el momento que empezó la guerra y Sasha desapareció.
“Hoy no puedo decir que estoy bien, es una situación complicada”, dice Anna en diálogo con La Mesa de Café. Su hermano fue secuestrado el pasado 5 de marzo en manos de las fuerzas rusas en las afueras de Kiev, zona tomada casi al instante por el Kremlin. Desde entonces, nadie de la familia sabe qué pasó con él. Tampoco lo sabe su esposa.
Al momento del secuestro, Sasha y su familia se encontraban en un refugio para resguardarse de los bombardeos. Cuando intentó salir, fue descubierto por los militares rusos, quienes le revisaron el teléfono y consideraron automáticamente como “un sujeto peligroso” por su aspecto físico. En ese momento, las fuerzas comienzan a golpearlo violentamente con la culata de las ametralladoras y se lo llevan.
Hasta ahora, la familia Khobta no sabe nada del paradero de Sasha. Sólo tienen conocimiento que su esposa pudo huir con su hijo gracias a un corredor humanitario y pudo presentarse en un destacamento policial para denunciar la desaparición de su marido. Allí le confirman que entre el 24 de febrero y el 12 de marzo se hicieron cientos de denuncias por secuestros en manos de los rusos.
Anna reveló en La Mesa de Café que, por seguridad, la esposa de Sasha prefiere no revelar a la familia Khobta sus coordenadas y que mantienen comunicación con ella por Facebook. “Los civiles la ayudan con arena para armar barreras contra los bombardeos y disparos”, cuenta.
A pocas horas de cumplirse un nuevo aniversario de la última dictadura militar argentina, la joven ucraniana residente en el país dice no poder evitar vincular lo que está ocurriendo con las desapariciones en Ucrania con lo que sucedió en Argentina en la década del '70.
“Hoy no tenemos ninguna certeza si mi hermano está vivo. Creemos que sí, pero no es seguro”, sostiene Anna, que afirma que el pueblo ruso no es el enemigo. “Mi papá nació en Rusia, luego se mudó a Ucrania cuando era pequeño. Con mi mamá vivieron en la ex Unión Soviética y jamás entre los civiles hubo una confrontación entre las nacionalidades".
Anna asegura que es un error considerar como “prorruso” a un ucraniano que habla ruso. “Cada uno puede hablar como le parezca, el idioma no puede ser considerado una barrera”.
“Mis padres están cada vez más angustiados y es un momento muy complicado, es una de las peores tragedias de su vida. Desde el 24 de febrero cuando inició la guerra, no se habla de otro tema en casa. Están con el corazón en la boca, tratamos de respaldarnos en cualquier cosita que nos dé esperanza”, dice Anna.
Por último, la joven abogada agradeció el apoyo que recibe la familia de los argentinos y pidió por mayor difusión del conflicto bélico y los problemas que están atravesando tanto los refugiados como así también quienes se encuentran en la zona de guerra y no pueden salir de Ucrania.