El mal cuarto de hora de Alberto Fernández

En las últimas semanas, el panorama político de Alberto Fernández se ha tornado particularmente sombrío. Desde hace tiempo, el expresidente parece estar en una lucha constante, recibiendo golpes que lo dejan cada vez más debilitado.

Un aspecto que ha llamado mi atención es la reciente visita de Mayra Mendoza a México, acompañando a la expresidenta Cristina Kirchner. Este hecho no parece ser una simple coincidencia, sino que refleja una estrategia política más amplia. Mendoza, al ser parte de este tour, deja entrever que las opiniones sobre el gobierno de Fernández no son solo personales, sino que forman parte de una narrativa más amplia dentro del kirchnerismo.

Históricamente, durante el primer kirchnerismo, la relación entre Alberto Fernández y el grupo Clarín fue bastante buena. Sin embargo, en los últimos meses, hemos visto cómo los escándalos han comenzado a surgir, muchos de ellos originados en las páginas de Clarín. Desde la revelación de un tráfico de influencias hasta acusaciones de maltrato hacia su pareja, las publicaciones han contribuido a un clima de creciente desconfianza hacia el presidente.

El vacío que se siente desde el Partido Justicialista y el kirchnerismo hacia Fernández es palpable. Mientras él se manifiesta constantemente en contra de Javier Milei y trata de demostrar la supuesta eficacia de su gobierno, sus aliados parecen optar por el silencio. Este comportamiento, sin duda, incomoda a figuras como Cristina Kirchner y Sergio Massa, quienes al principio de este nuevo gobierno decidieron no intervenir demasiado.

Además, la situación se complica aún más con los ataques que Fernández recibe desde el exterior, como los recientes comentarios de Diosdado Cabello desde Venezuela. Cabello, aunque no menciona a Cristina Kirchner directamente, sí señala a Fernández como responsable de la llegada de Milei al poder, lo que añade presión a un expresidente ya acorralado.

En medio de este torbellino, Fernández espera que la Cámara Federal de Casación decida apartar al juez Julián Ercolini de la investigación por un escándalo millonario relacionado con seguros del Estado. Esta es una jugada arriesgada, ya que Fernández ha denunciado a Ercolini por un viaje polémico a Lago Escondido, lo que ha generado una enemistad manifiesta entre ambos.

Por otro lado, la situación con Fabiola Yañez, la ex primera dama, parece estar en un punto muerto. Se ha hablado de una miniserie que ella tiene en "gatera", donde supuestamente revelaría detalles sobre su vida con Fernández. Sin embargo, la falta de avances en este tema podría estar relacionada con negociaciones sobre la manutención que recibe de él. Es un frente frágil que añade más incertidumbre a la ya complicada situación del expresidente.

Alberto Fernández enfrenta un panorama político y judicial cada vez más adverso. Con un partido que le da la espalda y una serie de escándalos que lo acosan, la pregunta es qué sucederá en los próximos días, especialmente con la decisión del juez Ercolini. La tensión en su entorno es palpable, y el futuro de su gestión parece estar en juego.