Una vacuna contra la insensatez

La otra mirada

Una vacuna contra la insensatez

27/05/2020 | 09:51 |  

Fernando Genesir

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Una vacuna contra la insensatez

La epidemia mundial de coronavirus mantiene en vilo a todos los países del mundo y día tras día suma nuevos afectados.

En esta lucha, los gobiernos diseñaron estrategias en función de las experiencias ajenas, de las idiosincrasias propias y de las recomendaciones de los sanitaristas.

Pero en todas partes por igual hay tres temas en discusión: el primero es cómo está la curva del virus, el segundo es cómo hacen el aislamiento y como se sale de la cuarentena y el tercero es la consecuencia económica.

Yo soy de los que creo que Argentina hizo muy bien en entrar el 20 de marzo en la cuarentena porque eso salvó vidas y porque ayudó a preparar el sistema sanitario.

Pero el Presidente tiene por costumbre defender la cuarentena comparando lo hecho acá con lo hecho en otros países: primero lo hizo con Chile y después con Suecia.

Nosotros, en la radio, la semana pasada hicimos nota para saber cómo les estaba yendo a nuestros hermanos latinoamericanos.

Uruguay, por ejemplo, tenía hasta ayer 787 afectados totales, con 629 recuperados, 22 fallecidos y una letalidad del 2,8%.

Desde un primer momento, el gobierno uruguayo enfrentó el coronavirus con una estrategia diferente a otros países de la región: sin imponer cuarentena obligatoria y apelando a la responsabilidad de la población para evitar las salidas a la calle y mantener el distanciamiento.

De esta forma, permitió que la actividad laboral continuará y por eso los indicadores económicos están sufriendo caídas menos severas.

Uruguay diseñó un plan de reactivación gradual: primero habilitó la construcción, luego otros sectores productivos; después oficinas públicas, escuelas rurales, comercios y algunos clubes deportivos.

En junio reabrirán las escuelas primarias, medias y terciarias.

La vicepresidenta, Beatriz Argimón, explicó a Infobae la razón de la estrategia. Dijo que para los uruguayos "la libertad del individuo es muy importante", y que el presidente "nunca quiso tomar una medida que no tuviera en cuenta ese aspecto fundamental que es nuestra filosofía de vida”.

Esa filosofía de vida uruguaya no es relato.

El lunes a la noche, el presidente Luis Lacalle Pou visitó a su antecesor Tabaré Vázquez, en su casa del Prado, el barrio de Montevideo.

Fue a escuchar su consejo sobre cómo enfrentar la pandemia.

Hace algunas semanas, el ex presidente Tabaré, que pertenece a otro partido, y que además es médico oncólogo, había elaborado (con técnicos y ex ministros) un "Plan Estratégico Nacional" contra la pandemia.

Y le presentó ese plan al actual gobierno.

Lacalle Pou leyó el plan, se interesó, y le pidió una reunión a Tabaré.

Y el lunes a la noche fue hasta su casa.

Es decir, el actual presidente y el que lo fue hasta hace unos días, reunidos para consensuar las mejores ideas de cara a la salida de la cuarentena de los uruguayos.

Así de simple.

La verdad, me despiertan una sana envidia.

Pero además, Lacalle dijo que que estuvo cada 2 de marzo de apertura de sesiones del Congreso, durante 5 años, elevando propuestas al gobierno.

Así que la vez que a él le enviaban una propuesta, obviamente la tenía que tomar.

A la salida de la reunión, Lacalle Pou dijo en rueda de prensa que fue a conversar sobre el plan estratégico que Vázquez le hizo llegar y que le pareció “oportuno” discutir un plan que tiene temas en los que están de acuerdo.

“Hay cosas que son de sentido común, en la conversación que tuvimos hay más coincidencias que diferencias, en grandes rasgos; después puede haber diferencias en la aplicación”, agregó.

Esos gestos no son nuevos, no responden a una situación extraordinaria por la pandemia.

Cuando Fernández asumió la presidencia, Luis Lacalle Pou y Tabaré Vázquez vinieron juntos a la ceremonia. Es más, se viralizó un video de una entrevista que improvisaron de manera conjunta el líder del Frente Amplio y su adversario del Partido Nacional.

Claro, en Argentina ver semejante ambiente distendido entre un presidente saliente y uno electo es como ver cinco ovnis aterrizando en la plaza San Martín.

Por eso se viralizó esa entrevista llena de sonrisas y vacía de la permanente rivalidad política que practican nuestros fenómenos de dirigentes.

Es la diferencia entre la política chiquita, protagonizada por personajes menores que se alimentan de la disputa permanente, y los que parecen estadistas, que piensan en los temas importantes.

No sé cuánto falta para que termine la cuarentena.

No sé cuándo tendremos una vacuna contra el virus.

Lo que sí creo es que lamentablemente falta mucho más aún para que Argentina empiece a transitar el camino que hace tiempo recorre Uruguay: presidentes y ex presidentes que se respetan, que dialogan, que intercambian ideas, que buscan coincidencias en lugar de diferencias y que entienden, como lo dijo Lacalle, que "de esto salimos entre todos".

Esa vacuna contra la insensatez argentina que contagia nuestra clase política, todavía no está ni en fase de laboratorio.

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