Historias superadoras
12/11/2021 | 10:00 | Micaela fue mamá a los 16 años, con tres empleos pagó su educación y todo lo necesario para cuidar a su hijo. Ahora logró recibirse de profesora de Ciencias de la Educación y admite: "Voy por más".
Micaela, con 25 años, logró recibirse de profesora de Ciencias de la Educación. Una historia de superación para felicitar. Ella, con tan sólo 16 años se enteró que estaba embarazada de un novio con el cual hacía pocos meses estaban en relación, mientras cursaba el último año de la secundaria en Tucumán.
Fue totalmente inesperado y poco fácil de asimilar. "Desde el primer día tuve el apoyo de mis padres y hermanos, eso fue clave para seguir con mi vida porque no me obligaron a casarme ni hacerme cargo de todo”, le contó a Micaela a Infobae.
No sólo fue atravesar un embarazo adolescente, sino también uno de riesgo. Por ese motivo Micaela tuvo que hacer reposo absoluto por indicación médica. Aún así no dejó de estudiar desde la cama y mantuvo su alto promedio. “Cuando me juntaba con mis amigas iba con Mateo, y si tenía que salir a la noche se quedaba al cuidado de sus abuelos. Ellos fueron mi contención total”, admitió la joven.
Luego de terminar el colegio Micaela se animó a la dura tarea de estudiar, trabajar y criar a su hijo. “La situación económica nunca fue la mejor. Llegué a tener tres trabajos en simultáneo, desde vender cosméticos, ser empleada doméstica, también atender en un call center, hasta cajera en boliches los fines de semana. Todo para brindarle lo mejor a Mateo”, contó Micaela quien sostiene que el valor del trabajo es lo que siempre fue pilar en su familia que imitó de sus padres.
Micaela siempre había soñado con ser maestra por lo que se anotó en el profesorado de educación en la universidad Nacional de Tucumán. Por la llegada de la pandemia se quedó sin trabajo y ahí optó por vender pan casero en la calle, copiando la receta de su mamá que era todo un éxito. “Aprendí mirando a mi mama. Decidí vender pan casero en la esquina de una plaza para poder manejar mis tiempos y costear la facultad”, relató.
De este modo, el 12 de agosto pasado pudo recibirse de profesora de Ciencias de la Educación y compartió el logro con su pequeño hijo. “Me costó, estaba nerviosa. Me dieron la nota temprano, así que al mediodía se acercaron con los huevazos. Fue un día muy feliz”, expresó sobre ese día.
Su hijo, con toda la inocencia, le dijo: “ahora no tenés que estudiar más, tenés tiempo para que estemos juntos”. Aún así Micaela busca todavía más logros, llegar a una licenciatura y se imagina también como Trabajadora Social.
“No importa el tiempo que uno se demore en realizar sus metas. La mía es enseñar. Quisiera investigar, adoro el ámbito de lo no formal y poder dedicarme a eso. Colaborar con la Ciencia de la Educación porque es la única herramienta de cambio”, finalizó diciendo.