A grito pelado

Hablar de los delanteros de Instituto que han utilizado la casaca número “9”, da para escribir y seguido de implacables artilleros de raza, muchos formados en La Agustina y otros que se incorporaron y rápidamente asimilaron la fuerza y el olfato goleador que debe tener un centrodelantero albirrojo.

El 8 de septiembre de 1982 se jugaba la fecha 10 del Metropolitano Soberanía, cuyo campeón sería en febrero de 1983 Estudiantes de La Plata y el “Pincha” casualmente visitaba a Instituto, con el que terminaría empatando 1 a 1 en Alta Córdoba. Pero con el correr de la historia ése no fue un partido más porque hubo un futbolista que comenzó a codearse con la Gloria hasta convertirse en el máximo artillero del club en AFA: Oscar Alberto Dertycia. 

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"El gran debut soñado de todo pibe, de todo futbolista que se inicia en la carrera. Uno empieza en las inferiores con el objetivo de llegar a Primera y me tocó llegar rápido gracias a los técnicos Hugo Trucchia y Sebastián Viberti, que me hacen debutar contra Estudiantes en septiembre del ''82. Entré en el segundo tiempo e hice la jugada del penal que terminó en el empate", recordó en diálogo con Cadena 3.

Los profes de inferiores dicen que si querés ser delantero es necesario poseer velocidad, buen juego de pies, tiro potente y una mente astuta porque un atacante tiene sólo unas cuantas oportunidades durante un partido. Bueno, Dertycia aprovechó al máximo todas las chances: haber convertido 93 tantos en 217 partidos con la camiseta albirroja y desde aquel 82 con apenas 17 años habla por sí solo de aquello.

"Fue emocionante porque uno no lo esperaba tan rápido ni tan jovencito. Ese fue el inicio de esa carrera tan linda que tuve en mis 21 años de fútbol", valoró.

Los números de “Cocayo”, apodado así porque de niño gustaba de una famosa bebida gaseosa, son tremendos. Después de su primera etapa en Instituto, al que dejó con 89 goles en 195 partidos, pasó a Argentinos Juniors por medio millón de dólares en la temporada 1988/89 y se cansó de romper redes. Con 20 tantos en 34 partidos, fue el artillero del certamen y además se convirtió en el segundo máximo anotador del fútbol argentino de la década del ’80, superando las 100 anotaciones.

Es un orgullo ser el máximo goleador y quedar en la historia de Instituto

"Para mí ser el máximo goleador del fútbol de Instituto y quedar en su historia es un orgullo, una satisfacción y una felicidad. Es un trabajo que logré gracias a los compañeros que tuve. Ser el goleador y salir de las inferiores de esa Agustina tan linda de donde salen tantos crack es algo importante, quedás marcado y registrado en los libros y la historia", resumió. 

Cuatro fechas después de su debut, el arquero de Chicago, Jorge Traverso, fue su primera “víctima” aunque su primer grito importante se dio el 5 de diciembre, cuando con su gol Instituto consiguió un brillante triunfo en la Bombonera. Hugo Gatti y Sergio Genaro fueron dos de los arqueros boquenses a los que consiguió doblegar. 

Nada mal en su primera incursión en el fútbol grande. Dertycia le marcó a Chicago, a Racing Club, a Boca, a Independiente, al campeón Estudiantes en La Plata, empatando con su gol 1 a 1 el 12 de diciembre de 1982 y posteriormente a Ferro.

De sus 93 goles en Instituto, Dertycia recuerda perfectamente dos por la espectacularidad de la jugada previa y aún más por la definición. El 8 de marzo de 1987, en Alta Córdoba, Instituto goleó al River del “Bambino” Veira campeón de todo 4-1 con tres goles de "Cocayo", en partido de la 31ª fecha del Campeonato 1986-87, pero el tercero fue de poco más de 30 metros, “tres” dedos, al ángulo de Pumpido. 

"El gol más importante que quedó marcado en mi carrera fue el 3-1 de la victoria por 4-1 a River. El tercer gol fue espectacular, en una doble pared con el Negro Rentera que me habilita frente al arco de Pumpido. Atrás estaba toda la hinchada de River en la cancha de Instituto. No lo dudé y le pegué con tres dedos desde unos 35 metros y se clavó en el ángulo. Quedó marcado en la retina de los hinchas y en mi caso", describió.

La Agustina es un lugar mágico

El otro sucedió un 10 de junio de 1984, por el Metro de ese año, cuando la Gloria goleó a Huracán 3 a 0 con tantos de “Cachula” Márquez, Roberto Brunetto y Dertycia, cuando el partido se moría. La tomó en el vértice de su área, con su potencia arrastró a medio equipo rival, llegó a la otra área y marcó. 

"El gol que le hice a Huracán que arranqué en el área de Instituto y terminé en la otra, en el minuto ''90, con una carrera de 75 metros en velocidad con la pelota dominada. Fue el tercer gol y ganamos 3-0", rememoró.

Y recuerda uno que le marcó a Talleres, al superar en velocidad y potencia a Omar Beccérica, justamente la “T” es una de las víctimas favoritas de Dertycia.

En ese sentido, eligió su preferido: "El gol que hice en el clásico en el Chateau, arrancó en mitad de cancha, me llevo a rastras al ''Pollo'' Beccérica; cuando me sale ''Chocolate'' Baley, se la toco al otro palo paso por encima de él y salgo a festejar a la tribuna sur. De esos goles, me quedo con el de Instituto-River, por la pegada".

 Al punto de que en 1996, una temporada después de jugar para el Albiazul, anotó su último gol, y el del triunfo, en un clásico.

Desde el año 1974, Instituto posee el complejo social y deportivo “La Agustina”, en el barrio Jorge Newbery, un predio deportivo de 9 hectáreas en donde se pulen precisamente los “9” made in Instituto. Allí también llegaron delanteros formados en otros lados pero pasaron por esa inagotable cantera de talentos que debe tener algo mágico. Hay un listado de próceres que puede ser abusivamente extenso. Y los Curioni, los Kempes, los Dertycia, los Klimowicz, los “Miliki”, los “Chino” Romero, los “Wanchope”, los Dybala, los Gotti, son prueba de que la usina funciona a pleno. 

"La Agustina es algo mágico, tan importante y lindo donde el niño inicia su carrera, lo van formando los entrenadores para que sea un gran profesional y una gran persona. En mi época era una cancha y casi 200 niños. Ahora hay 9 y casi 700. Siempre tendrá goleadores Instituto, es algo mágico de La Agustina", repasó.

Desde su incursión en el fútbol de AFA, Dertycia es el artillero histórico con 93 conversiones; seguido por Daniel Jiménez con 89; Claudio Sarría con 72; Nicolás Oliva con 53; Diego Klimowicz con 45; Rodolfo Rodríguez con 43; Raúl de la Cruz Chaparro con 36; Osvaldo Márquez con 34; Mario Ghirardo con 32; Gustavo Gotti con 31; Juan José Meza y Rodolfo Pagani con 30. (COCAYO 17)

Dos emblemas del club de Alta Córdobalo enaltecen a más no poder. Enrique Roberto Nieto lo define como el delantero más importante de Instituto, después de Kempes pero por encima de todos los demás.

"Para mí es una persona muy especial, somos amigos de verdad, nos juntamos permanentemente. Después de Kempes viene Cocayo, era un muchacho con muchas ganas y dedicación, excelente persona y familia. Ha sido el delantero más importante que tuvo Instituto", destacó.

Y Ernesto Enrique Corti lo trata de referente y uno de los cinco mejores futbolistas que salió de inferiores. Pavadas de elogio: "Un referente siempre, debutó muy joven y muy pronto ganó la titularidad. Está entre los mejores 5 jugadores que hicieron las inferiores. Hizo una carrera estupenda"

Increíblemente su nombre no guarda relación con el voto de los socios para elegir los nombres de las tribunas del Monumental, quizá por aquello de haber cruzado de vereda para jugar en Talleres. Hay dolor, se le nota cuando toca el tema pero no guarda rencor, al contrario. Sostiene que otra vez será.

"El dolor va a quedar. Si votaron los socios, algunos son nuevos y no te vieron jugar. Son momentos y decisiones de la comisión nueva o de la que estaba antes, ellos son los que votaron. Yo me quedo tranquilo porque sé de dónde salí. No estar en la tribuna quedará para la próxima, pero como goleador histórico quedaré para toda la institución", afirmó.

Oscar Alberto Dertycia, “Cocayo”, el “Pelado”. Un delantero potente, que no daba una pelota por perdida, quizá no tan hábil pero encarador, un tractor, un animal del gol, el máximo artillero de Instituto, a casi 40 años de su debut profesional.