Grandes del Deporte
07/08/2022 | 16:30 | Fue el mejor boxeador argentino de todos los tiempos, pero lo perdió todo debajo del cuadrilátero. En el día de la fecha, el ex boxeador cumpliría 80 años. Nuestro homenaje.
Redacción Cadena 3
Jorge Parodi
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Carlos Monzón: Imbatible sobre el ring, noqueado por la vida
Carlos Monzón fue tan campeón sobre el ring, como vulnerable debajo de él.
Hijo de la necesidad y la pobreza, luego lo tuvo todo, a partir del poder de sus puños.
Ésa misma violencia le quitó todo, debajo del cuadrilátero.
Monzón fue imbatible sobre el ring, pero la vida lo noqueó.
Carlos Monzón fue el mejor boxeador argentino de todos los tiempos, no tengo dudas. Está en el olimpo del deporte de nuestro país, fue campeón Mundial invencible.
Se retiró como tal después de 14 defensas de su título de la categoría mediano.
Conquisto Europa y Estados Unidos, venció a los mejores y sólo perdió 3 de sus 100 peleas en el comienzo de su carrera.
Supo tomarse revancha de sus tres vencedores y se mantuvo invicto durante 13 años, desde 1964 hasta su retiro en 1977.
Monzón fue un boxeador frío, sólido, inteligente, alto para su categoría, guapo, profesional y de un enorme coraje.
Tenía la llave de sus peleas en su jab de izquierda y una escopeta en el directo de derecha.
No lucía, pero era lúcido.
No era noqueador de un golpe.
Sobre el cuadrilátero Monzón se asemejaba a una empresa de demoliciones, desgastaba a sus rivales por acumulación de golpes.
Sorprendió al mundo aquél 7 de noviembre de 1970 en el Pallazo Dello Sport de Roma cuando fulminó en el décimo segundo round al entonces campeón, ídolo de Italia, Nino Benvenutti, quien con el paso del tiempo fue su gran amigo.
Lo destrozó en la revancha, al año siguiente (1971), en tres rounds en Montecarlo.
Durante sus siete años como campeón, pasaron nombres y escenarios jerarquizados y llenos de glamour.
Mantequilla Napoles, Emile Grifith, Jean Claude Boutier, Rodrigo Valdez, Tony Licata, Bennie Briscoe, entre otros cayeron a sus pies y ante el poder de sus puños.
Roma, Montecarlo, París, el Madison de Nueva York, el Luna Park fueron testigos de su grandeza.
Monzón fue considerado uno de los 10 mejores boxeadores de la historia, libra por libra.
Por razones de los husos horarios, cuando peleaba en Europa, los sábados por la tarde se paralizaba el país para verlo en los viejos televisores en blanco y negro.
Ése fue el Monzón boxeador, el de los guantes, el protector bucal, el pantaloncito corto y la mirada intimidante.
Ése fue el mito que a 23 años de su muerte en un accidente automovilístico, en un día de salida temporaria de la prisión Las Flores, sigue en la memoria de los argentinos.
Ése Monzón, que tuvo a un Maestro inolvidable en el rincón, Don Amilcar Brussa, y un representante todo terreno como Tito Lecture.
Pero hay otro Monzón:
El que nació en San Javier, Santa Fe, bajo el signo de la miseria y pobreza extrema.
El que debió dejar el colegio en tercer grado para ayudar a la familia, como lustrabotas, lechero, canillita o lo que venga.
El hincha fanático de Colón, que aprendió boxeo en el gimnasio de Unión.
El que encontró en el pugilismo su tabla de salvación.
El actor que filmó "La Mary", donde conoció a Susana Giménez; de quién se enamoró profundamente y por la que abandonó a su familia en Santa Fe.
Con Susana, tuvo un romance apasionado y tórrido, en el mejor momento deportivo de él y artístico de ella.
Eran dos figuras populares y queridas, que agotaron las tapas de las revistas del corazón durante más de 5 años con sus idas y venidas.
El Monzón que conoció el glamour de Montecarlo y de París junto Alain Delon, su empresario de tres peleas en Francia.
El admirado por Michael Rourke, el amigo del Negro Olmedo.
El galán codiciado por las voluptuosas vedettes de los teatros de revistas de la Avenida Corrientes.
El Monzón, que una vez retirado, eligió el camino equivocado que lo llevó por la ruta de la violencia, la droga y el alcohol.
El Monzón que quiso rehacer su vida junto a Alicia Muñiz con quién contrajo enlace en segundas nupcias.
El Monzón condenado a 11 años de prisión por el homicidio de su mujer, en el año 1988, cuando la figura penal del femicidio aún no existía.
La vieja historia del campeón sobre el ring, derrotado debajo del cuadrilátero por la vida.
Arbitrariamente deseo quedarme con en el recuerdo del Carlos Monzón boxeador, del resto no me corresponde juzgar, pero no debo obviar.
El de los guantes, el protector bucal, los pantaloncitos y la mirada intimidante.
El que invariablemente terminaba sus peleas con el rival desparramado por la lona, con sus brazos levantados hacia el cielo y un cinturón dorado de campeón en su cintura.
Nos quedamos con las tardes inolvidables prendidos frente al tele en blanco y negro, cuando Monzón paralizaba a todo un país, disfrutando de sus hazañas.
Nos quedamos con la imagen de su grandeza.
Carlos Monzón, el pugilista, fue uno de los más grandes deportistas nacidos en nuestro país.
Carlos Monzón fue el mejor boxeador argentino de todos los tiempos.
Carlos Monzón, el campeón imbatible sobre el ring, el que se fue noqueado por la vida.
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