Informes de La Previa
16/11/2019 | 13:23 | Se cumplió un lustro desde la victoria de Andrés Fassi en las elecciones que lo transformaron en el presidente de Talleres.
Gabriel Rodríguez
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Fassi - Cinco años “tremendamente significativos”
De ver cómo se perdía de manera increíble la chance de dejar el Federal A ante Gimnasia de Mendoza, con un plantel y un técnico heredados, con un solo jugador del club y ganancias por 37 millones de pesos, a hacerse único responsable de las últimas derrotas de un equipo que está a seis de la punta, peleando ingreso a copas, con un presupuesto de 700 millones de pesos, 24 jugadores propios y un superávit de más de 150 millones de pesos… hay un abismo.
Es que en 5 años… pasaron cosas.
Después de una abstinencia electoral de casi 20 años y de otros 10 de parálisis institucional por el proceso falencial, Talleres vivió un 16 de noviembre de 2014 una circunstancia histórica, con la realización del acto eleccionario que consagró al empresario Andrés Fassi como nuevo presidente del club.
La agrupación “Talleres Vuelve” (presidida por Fassi) venció de manera aplastante a “Talleres es de su gente” (liderada por Gustavo Lawson) consiguiendo el 78,16 por ciento de los votos… Es decir de los 1700 socios habilitados, 1099 lo hicieron por él.
Ese mismo día, en conferencia de prensa soltó una frase que hizo ruido: “No vamos a hacer historia en el fútbol de Córdoba, lo haremos en el fútbol argentino. Vamos a ser la envidia de River o Boca”.
El martes 2 de diciembre de 2014, a las 12 en Tribunales I, el juez Saúl Silvestre proclamó a las autoridades electas. Así Andrés Miguel Fassi se convertía en el primer presidente, tras la quiebra decretada el 28 de diciembre de 2004 y recientemente levantada.
Había que cambiarle la cara a Talleres en todo aspecto. Grupo Pachuca, sociedad económica de la que Fassi es vicepresidente, habría acercado unos 10 millones de dólares, cifra marcada por periodistas mexicanos y cuya devolución se homologó en la primera asamblea de 2015: después del sexto año de inversión, con las operaciones dando frutos el reparto era 75% para los empresarios y 25% para el club.
Pero toda esa “sinergia” y ese crecimiento “tremendamente significativo”, frases que utiliza como latiguillos, debieron esperar un año, puesto que ya en funciones como presidente vio cómo Talleres era humillado por el humilde Gimnasia de Mendoza, truncando el sueño rápido del ascenso.
Borrón y cuenta nueva. Talleres hizo la pretemporada en México, con amistosos ante equipos pertenecientes al grupo y en su regreso a América del Sur frente Everton de Viña del Mar, también del Grupo Pachuca.
La dirigencia acomodó el plantel a la mayor jerarquía posible y con un puñado de buenas decisiones (léanse Kudelka, Ischuk, Olivera, Benítez, Burgos, Raymonda, Francia y Turbina Araujo), logró el cometido.
En la B Nacional que ganaría de punta a punta e invicto, también llegaron refuerzos de fuste como Mauricio Caranta y el “Cholo” Guiñazú.
En mayo de 2016, apoyado en la magnífica campaña deportiva, a minutos de celebrar el segundo ascenso en año y medio, como carta principal, el as bajo la manga fue precisamente su renuncia en caso de no ser aprobado el punto que le otorga facultad a la comisión directiva de disponer los activos de la institución (la venta del predio y la construcción de Mundo Talleres). Fassi no tuvo piedad. Para muchos esa actitud fue símbolo de autoridad, de extorsión. Muchos tuvieron miedo, embelesados con este sueño que viven despiertos de un Talleres en los primeros planos.
Tuvo allí un manejo psicológico de la escena. Pero también sonó a presión cuando dijo que “quedará en la conciencia de los que no apoyaron este proyecto”.
Un día después con Mario Pereyra en Juntos explicó que había llegado a Talleres para romper paradigmas y no para perder el tiempo.
Para el armado del plantel en Primera División, hubo adquisiciones en dólares con la capitalización de Palacios (2MD por la mitad), Komar (750 mil D) y negociando otro porcentaje de Pavón con Boca.
Con un equipo consolidado en Primera, Fassi renovó su mandato hasta 2021 sin elecciones porque se encargó de no tener oponentes. Los temores de que el club se convierta en filial de Pachuca o en una unidad de negocio fueron cada vez menos al punto que informó que el Grupo mexicano dejaba de ayudar a Talleres.
Los tangibles resultados, los ascensos, el hecho de volver a jugar (y ganar) ante River y Boca, la inversión en inferiores, el marketing, las apetencias de copas internacionales y la nula oposición a su gestión funcionan como un cheque en blanco.
Esa misma mañana de noviembre de 2017, Fassi se aseguró otras dos cosas: modernizar y modificar el estatuto, donde desde allí en más unas 100 personas representarían a la masa societaria en las futuras asambleas de representantes y presentarse a una reelección en 2021, cuyo mandato final, a cuatro años, sería a fines de 2025.
El artículo 87 del nuevo estatuto, en el capítulo decimonoveno, relativo a las disposiciones arbitrarias reza: “A los fines del artículo 45 se considerará como primer mandato a la Comisión Directiva que resulte electa en los primeros comicios que se celebren en vigencia de este Estatuto”.
En lo futbolístico, el equipo terminó quinto a duras penas después de empatar con Olimpo y combinación mediante, clasificó a la primera fase de la Copa Libertadores. Se fueron Reynoso, Palacios, Menéndez pero llegó el Pelado Silva, una de las decisiones que le costó el puesto a Kudelka, amén de una relación que venía en picada.
Fue el turno de Juan Pablo Vojvoda, quien dejó a un Defensa y Justicia con el que tenía contrato. Y llegó la Libertadores, los dos grandes partidos ante San Pablo y con ello la vuelta de Palacios y la contratación de Dayro Moreno, la pronta eliminación en Chile y la salida aún más oscura que clara de Guiñazú.
Vojvoda al final no era tan permeable a los intereses de Fassi, como el presidente pensaba, y se tuvo que ir. Alexander Medina, un desconocido en estas tierras pero no para Fassi, se hizo cargo con un estilo de posesión y buen juego y que ni las seis derrotas en los últimos siete partidos voltearon… porque Fassi se hizo cargo.
Cinco años después pasaron cosas. Fassi tiene una capacidad tremenda para desviar la atención en momentos incómodos o políticamente incorrectos, con una habilidad operativa y discursiva, que elogian los Tinelli y Mariano Elizondo, por ejemplo.
Fassi luce fortalecido y hay Zorro para rato. Al término de su gestión buscará quedar como el segundo presidente con más años ininterrumpidos de mandato. Y no es casualidad, guste o no.
A pura sinergia y a un esfuerzo tremendamente significativo.