Informes de La Previa
20/06/2021 | 13:12 | La presencia del entrenador en la Selección despierta un debate encarnizado por su inexperiencia. ¿Puede armarse un buen equipo sin un buen DT? ¿Puede cambiar rotundamente la influencia de Scaloni en Argentina?
Mauricio Coccolo
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¿Cuánto influyen los técnicos? ¿Y Scaloni?
El fútbol es uno de los deportes que menos se puede medir. O, mejor dicho: no tiene mucho sentido medirlo. Las métricas del juego son absolutamente relativas. Entre los números más relevantes hay uno que es imposible y genera debates encarnizados: ¿cuál es la influencia de los técnicos?
Los más aventurados arriesgan porcentajes: 70/30 dicen algunos, 80/20, 90/10, 50 y 50. Los numeritos siempre dependen de la importancia que se le quiera dar a los jugadores y a los técnicos, pero nadie tiene la fórmula para calcularlo.
Una idea a mitad de camino propone que durante la semana todo depende del técnico, pero el día del partido resuelven los futbolistas. Otros, más minuciosos, separan distintos momentos con influencias distintas: la semana de prácticas, la charla técnica previa, el desarrollo del juego y el entretiempo.
La discusión existe desde que existen los técnicos. Antes, cuando los equipos se armaban siempre con los mismos once, no había cambios, ni suplentes, ni entrenadores, entre los mismos futbolistas elegían un capitán que se encargaba de ordenarlos. Con el paso del tiempo, muchos ex jugadores empezaron a colaborar con los clubes y progresivamente nació la figura del director técnico.
De otra época, Alfredo Di Stéfano solía dejar definiciones muy interesantes, sobre los técnicos decía que los buenos, los que sabían, apenas llegaban a influir un 10 por ciento en sus equipos, pero los malos eran capaces de perjudicarlo hasta en un 40 por ciento.
El debate volvió a encenderse en Argentina por Lionel Scaloni, el técnico de la Selección que está en el ojo de la tormenta, entre otras cosas, por los cambios que hace durante los partidos. Ese tema específico tampoco es nuevo: ya en la Copa América pasada, cuando solo se podían hacer tres modificaciones por encuentro, Scaloni fue muy cuestionado por sus decisiones, la mayoría discutibles.
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Una primera, y lógica, explicación sobre el trabajo de Lionel Scaloni debe partir, sí o sí, desde su falta de experiencia. El santafesino pasó de ser colaborador de Sampaoli a comandar una de las selecciones más importantes del mundo, sin escalas ni aprendizajes intermedios. Está cursando un posgrado y todavía no terminó la secundaria.
Un caso paradigmático de un entrenador sin experiencia del que se dudaba y terminó cerrando más de una boca, que podría ser un buen espejo para Scaloni, fue el de Ramón Díaz en River. Siempre se dijo que Francescoli era el verdadero técnico de aquel equipo, incluso quedó en evidencia el día que le cambió un cambio a Ramón evitando que lo sacara al Burrito Ortega.
A lo largo de toda su historia el fútbol argentino tuvo grandes entrenadores, la mayoría de ellos dirigieron a la Selección y aunque no lo tuvieran como objetivo influyeron en sus pares y en sus dirigidos. Técnicos que hicieron escuela. La lista no puede empezar con otros dos nombres que no sean Menotti y Bilardo, exponentes de dos grandes estilos.
César Luis Menotti podría ubicarse entre los que piensan que la influencia de los técnicos aumenta durante la semana de entrenamientos, pero disminuye considerablemente el día del partido. La teoría menottista suele tomar como ejemplo una orquesta, donde cada músico interpreta su parte y todos suenan coordinados por la batuta del director, que aporta la armonía.
Carlos Salvador Bilardo transitó su carrera levantando la bandera del trabajo detallista. El último técnico campeón del mundo con Argentina, famoso por sus videos y pizarrones, era un obsesivo que siempre buscaba la forma de entrenar cada uno de los aspectos del juego: pases, centros, cabezazos, remates, relevos, todo lo que pudiera pasar en 90 minutos. Incluso llegó a decir que practicaban cómo cantar el himno…
Aunque divide aguas, uno de los técnicos argentinos que mejor mezcla un poco de Menotti con otro poco de Bilardo es Marcelo Bielsa. El rosarino siempre fue un cultor de la mecanización del juego sin resignar la estética y la vocación ofensiva. El propio Bielsa llegó a decir que su obsesión pasaba controlar al máximo posible las variables azarosas del fútbol.
Una buena pregunta para la Selección sería si puede convertirse en un equipo auto-gestionado por los futbolistas. Al respecto, el Diablo Monserrat supo contar que en las épocas del River de Ramón los líderes del plantel resolvían qué hacer en la cancha al margen de las indicaciones del técnico. El tema con Argentina es quiénes serían capaces de asumir esos roles.
¿Puede armarse un buen equipo sin un buen técnico? ¿Puede cambiar rotundamente la influencia de Scaloni en la Selección? La lógica invita a pensar que no, pero se sabe que el fútbol no es de los mejores amigos de la lógica…
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