David Trezeguet: "Monsieur Trezegol"

David Trezeguet es una notable combinación futbolística de elegancia francesa y potrero argentino.

De sangre azul y corazón celeste y blanco.

Trezeguet es el del Mónaco y el de Villa Martelli, el de Turín y el de la India, el que se fue de la Argentina buscando un mejor destino y el que volvió a River sólo para cumplir su sueño con un viejo amor en su momento más difícil.

Los goles de David superaron las fronteras y se gritaron con emoción, tanto en el humilde Platense, como en la Selección de Francia campeona del mundo del ‘98, tanto en la Juventus de la opulencia, como en la “Juve” en desgracia, tanto con la roja y blanca del distinguido Mónaco como con la banda de los mismos colores, en un River hundido, para ayudarlo a salir a flote.

Alto, inteligente, señorial, simple, buceador de espacios, tiburón del área de mirada asesina y vocacional del gol.

Trezeguet es un franco-argentino que hizo del gol una religión que predicó en Francia, en Italia y en la Argentina.

Su prestancia en la vida y en la cancha lo convierten en un “Monsieur” francés y su aptitud de implacable goleador obliga a modificar su apellido y llamarlo “Trezegol”.

Con un gol suyo Francia ganó una Eurocopa.

Con dos goles de su autoría River ascendió en la última fecha frente a Almirante Brown.

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Fue el máximo goleador extranjero en Juventus durante diez años de altísimo nivel.

Aportó con sus conversiones para el título mundial de Francia de local y en el subcampeonato en Alemania, donde erró un penal en la final ante Italia.

Comenzó su carrera en Vicente López y la cerró en la India.

La historia de David Trezeguet es además la biografía de un trotamundos.

David Trezeguet nació el 15 de octubre de 1977 en Rouen, la capital de la región de Normandía, al norte de Francia, mientras su padre, Jorge, jugaba en el equipo de esa ciudad, pero que se había criado entre Villa Martelli y Florida, en el norte del conurbano bonaerense.

A los dos años volvió a la Argentina.

En junio de 1994, en Vicente López, debutó con la camiseta de Platense siendo un adolescente de 16 años, flaco, morocho y con pelo voluminoso en un encuentro ante Gimnasia La Plata por el Clausura de ese año.

Desde chico tenía la idea de aprender de personajes franceses, de indagar sobre ellos. La posibilidad de volver a Francia se dio con el tiempo.

A los 16 años tuvo que elegir entre el pasaporte argentino o el francés. La única opción que tenía para ir a Europa era quedarse con el pasaporte galo, porque solo aceptaban tres extranjeros.

Ni en sus mejores sueños podía imaginar en ese momento, que cuatro años después estaría en el Stade de France, en París, abrazando la copa más preciada por todo futbolista entre sus manos, luego de que la selección francesa goleara 3-0 a Brasil y se consagrara por primera vez campeona del mundo.

Luego de empezar su carrera en Platense de Argentina, emigró al fútbol de Francia en 1995, más precisamente al club Mónaco donde formó una dupla letal de goleadores junto a su entrañable amigo Thierry Henry. Allí ganó dos campeonatos de la Liga Francesa.

Con el primer dinero importante que ganó le pagó un viaje a sus amigos del barrio para que lo visitaran en Francia.

En el 2000 partió a la Juventus de Italia, donde brilló durante una década.

Con la Juve ganó dos 2 Ligas italianas (2001-2002 y 2002-2003) y 2 Supercopas (2002 y 2003).

A nivel individual fue elegido como el Mejor jugador de la liga italiana en el 2002 y goleador del Calcio 2003.

Fue nombrado como uno de los 100 mejores jugadores de la historia, según la FIFA.

En el 2006 la Juve descendió a la Serie B, por supuestas mafias del fútbol italiano y varios de los jugadores que habían integrado el plantel decidieron marcharse. David se quedó para lograr un nuevo ascenso, rechazando una oferta millonaria del Manchester United.

En la selección nacional de Francia ganó la Copa Mundial de Fútbol de 1998 disputada en ese país, y también la Eurocopa del 2000, marcando el gol de Oro en la Final frente a Italia.

También participó del Mundial del 2006 en Alemania, pero perdieron en la final frente a Italia, en la que falló un penal en la definición luego de que el encuentro finalizara 1-1

En toda su carrera con la selección francesa marcó 32 goles.

En 2010, luego de quedar libre de la “Juve” acordó su incorporación al Hércules de España para jugar en la primera división española, en donde consiguió hacer una aceptable campaña al cosechar una buena cantidad de goles (12) que no bastaron para impedir el descenso de su equipo a segunda división.

Trezeguet fichó por el Baniyas de los Emiratos Árabes, donde jugó apenas tres partidos debido a sus continuas lesiones.

En diciembre de 2011, River estaba jugando en la primera B Nacional.

Trezeguet siempre proclamó su amor por el club “millonario”.

En ese momento, en una decisión tomada con el corazón, David optó por incorporarse al club ante la mala situación que afrontaba naufragando en la B.

David mantuvo un excelente rendimiento individual que llevó al club a ganar partidos claves.

El delantero convirtió 17 goles sobre 37 partidos jugados con la camiseta de River.

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Trezeguet le marcó un gol clave a Instituto y sus dos goles ante Almirante Brown que significaron el ascenso de River.

David pensaba retirarse allí e instalarse en el país.

Trezeguet, que había llegado a Núñez en 2012 para dar una mano, estuvo hasta mediados de 2013, cuando Ramón Díaz le dijo que no lo iba a tener en cuenta

Los primeros seis meses en el club “millonario” fueron una locura extrema y se ganó el cariño eterno del hincha.

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Todo el Monumental lo ovacionó cuando jugó allí con la camiseta de Newell´s. Fue su despedida con el público riverplatense.

Se terminó retirando muy lejos de Núñez, en el Pune City de India a fines de 2014, y volvió a Europa

En la India, más que nada fue una experiencia de marketing deportivo, económico y social. En un país de 1.200 millones de habitantes en el cual el deporte principal es el criquet, un grupo de propietarios quiso promocionar el fútbol. Se jugaba en estadios llenos pero más por la alta población que tienen que por el amor al fútbol en sí.

Actualmente vive en Turín, donde se reinstaló hace poco más de un lustro ya que se desempeña como embajador de la Juventus, club en el que hizo historia.

David Trezeguet fue un delantero elegante y letal.

Un campeón del mundo con Francia que se jugó el prestigio para darle una mano a su amado River cuando más lo necesitaba y pocos se animaban a jugar su prestigio ante semejante desafío.

Trezeguet se arremangó y se hizo cargo.

Con estilo francés y potrero argentino

David Trezeguet convirtió goles sin distinción de fronteras.

Por eso el Señor Trezeguet fue “Monsieur Trezegol”.