Informes de La Previa
06/02/2021 | 14:28 | En el último tiempo, el fútbol argentino muestra una tendencia marcada: futbolistas que, apenas se retiran, pasan a ser entrenadores. Con Caranta y Gago como casos recientes, repasá otros icónicos.
Mauricio Coccolo
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De jugadores a técnicos, sin escalas
Todos los técnicos del mundo cuando empezaron no tenían experiencia. La diferencia está en las formas que eligieron para dar el primer paso. Algunos arrancaron como ayudantes, otros dejaron pasar unos años después de retirarse, también están los que prefirieron trabajar primero con juveniles, un puñado llegan sin haber sido futbolistas profesionales, y en los últimos años surgió una nueva tendencia: los jugadores que cuelgan los botines para ponerse el buzo al otro día.
Un caso que provocó muchas reacciones, especialmente en Córdoba, fue el de Mauricio Caranta. El ahora ex arquero tuvo muy buenas actuaciones después del parate por la pandemia en Talleres. A los 42 años, le ganó la pulseada a Marcos Díaz y se quedó con el puesto hasta que una lesión lo sacó de las canchas.
Caranta había anticipado que quería retirarse jugando y cumplió con su deseo, aunque el plan original tuvo algunos giros inesperados. En noviembre del año pasado, sin saberlo, jugó su último partido contra Lanús y en el arranque del 2021, ya recuperado de la lesión, se sumó a los entrenamientos bajo las órdenes del Cacique Medina. Cuando parecía que todavía tenía hilo en el carretel, la última semana de enero explotó la bomba: Mauricio Caranta dejaría de jugar y sería técnico de Instituto.
Todo pasó muy rápido: Talleres despidió a Caranta como jugador un viernes y al lunes siguiente Instituto lo recibió como su nuevo entrenador. En el medio se sacudió el avispero de las pasiones. Algunos hinchas de la Gloria todavía no pueden perdonarle al bellvillense que haya elegido pasar a la T en el 2016. Otros, prefieren quedarse con sus atajadas desde que era un pibe hasta que se fue dejando dos ascensos, el club en primera y unos cuantos dólares en la tesorería.
No hay muchos antecedentes de situaciones parecidas, pero Caranta podría mirarse en el espejo de Ernesto Corti. Carucha, que también fue ídolo en su etapa como futbolista, se retiró en Instituto en agosto del 98 y en enero del año siguiente se convirtió en el técnico del equipo reemplazando a Juan José López. ¿Cómo terminó la historia? Con un ascenso en el Monumental, el 19 de junio de 1999.
Otro que colgó los botines y fue casi directo a sentarse en el banco es Fernando Gago. Pintita tiene un doctorado en resiliencia y no se dejó retirar por las lesiones. El talentoso ex volante supo levantarse después de cada caída, le cumplió el deseo a su hijo y volvió a las canchas con la camiseta de Vélez, una de las dos que vistió en el país.
Cuando pocos lo esperaban, a los 34 años y en medio de la Copa Maradona, Fernando Gago le puso punto final a una carrera brillante. Un puñado de semanas después, Aldosivi pateó el tablero anunciando la contratación del ex Boca como nuevo entrenador. Ahora, Gago tendrá la oportunidad de demostrar todo lo que pudo haber aprendido después de ser dirigido por tipos como Basile, Mourinho o Heinze.
Otro que pasó de jugador a técnico en un abrir y cerrar de ojos fue Israel Damonte. En el amanecer del 2020, decidió cambiar los pantalones cortos en Banfield por los largos en Huracán. Desde entonces, su proyecto en el Globo camina a la par de sus primeros pasos en la profesión.
El último caso emblemático de los recién retirados que agarraron el pizarrón es el de Marcelo Gallardo. El Muñeco jugó sus últimos partidos en Nacional de Uruguay, a los pocos días asumió como técnico del club y en menos de un año ya estaba dando su primera vuelta olímpica en el banco del Bolso.
Después de 39 partidos en Nacional, Marcelo Gallardo desembarcaría en River para convertirse en el hacedor de un ciclo histórico ganando, entre otros títulos, la Copa Sudamericana y dos veces la Copa Libertadores.
Diego Simeone es otro de los ejemplos exitosos de la lista. El camino que lo llevó a ser considerado uno de los mejores técnicos del mundo, empezó en Racing inmediatamente después de retirarse en el club como jugador. Cuando la Simeone empezó a carretear fue dejando la estela: salió campeón en Estudiantes y en River, aunque se fue del Millonario después de una pésima campaña.
El Cholo también pasó por San Lorenzo y Catania de Italia y tuvo un segundo ciclo en la Academia antes de pegar el salto hacia el Atlético de Madrid, donde está hace casi una década. Con su estilo, Simeone puso al Colchonero entre los mejores clubes de España y Europa.
Matías Almeyda, otro identificado con River, dejó de jugar en un momento muy especial: después del descenso de River a la B Nacional, y se hizo cargo ahí mismo de un equipo que estaba obligado a volver a Primera. Con el regreso de figuras como Fernando Cavenaghi y el Chori Domínguez, más el arribo de Trezeguet, Almeyda fue el líder de un club que supo afrontar las presiones y ganó el campeonato sin bajar nunca del segundo puesto.
Después, Almeyda también condujo a Banfield a la máxima categoría, y edificó una exitosa estadía en Chivas de Guadalajara de México antes de recalar en la MLS de Estados Unidos.
En sintonía, Eduardo Domínguez hizo un recorrido parecido. En 2015 decidió colgar los botines en Huracán, institución en la que tuvo cuatro etapas, para dirigir al equipo en el que jugó sus últimos partidos. En el elenco de Parque Patricios, Domínguez empezó a desarrollar sus cualidades en la dirección técnica, las que potenció después en Colón y Nacional de Uruguay, con el que dio la vuelta olímpica.
Sebastián Méndez es otro expediente que puede sumarse al análisis. Cuatro meses después de retirarse en Banfield, donde logró un histórico título, el ex defensor asumió como entrenador interino de San Lorenzo. En el Ciclón, el Gallego dio los primeros pasos de una carrera que lo llevó, entre otros, a los bancos de Godoy Cruz y Belgrano.
Precisamente en Belgrano, uno que agarró rápido el timón tras dejar el fútbol fue Esteban González. Teté prefirió ganar experiencia primero en la Reserva para después hacerse cargo del primer equipo tras la salida del histórico Ruso Zielinksi.
Teté González pasó, junto con sus jugadores, momentos memorables en la Copa Sudamericana y llegó a semifinales de la Copa Argentina, pero el equipo deambuló en el torneo local y los resultados lo condenaron.
En Rosario, Paulo Ferrari, algunos meses después de retirarse, se hizo cargo de la dirección técnica de Central, pero la espalda de ídolo no le alcanzó para soportar las derrotas. Ferrari siguió su rumbo en San Martín de San Juan, donde redondeó una buena campaña, aunque no le alcanzó para ascender.
Como pasa siempre en el fútbol, hay ejemplos para todos los gustos y algunas preguntas nunca tendrán respuestas definitivas: ¿Qué es mejor, un técnico con recorrido y experiencia o las ganas y la frescura de uno que recién arranca? ¿Un ex jugador generacionalmente cercano el plantel o alguien que imponga distancia desde su trayectoria?
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