Informes de La Previa
28/03/2020 | 13:58 | Los directores técnicos están obligados a obtener resultados si quieren mantener su trabajo. Los tiempos son cada vez más cortos y es muy difícil sostener proyectos a largo plazo. Escuchá.
Gabriel Rodríguez
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De profesión: picadora de carne (Por Gabriel Rodrìguez)
Los entrenadores de fútbol son el primer fusible. Es una ley no escrita porque sin resultados, se va. La Primera Nacional da fe de ello: apenas 13 mantienen su trabajo de 32 equipos.
Desde siempre, la estabilidad contractual de los técnicos genera discusiones entre quienes aceptan las reglas de juego amparados en los resultados y los que defienden los inexistentes proyectos a largo plazo.
Cuando decimos que el entrenador es el primer fusible, es verdad, es real. Pero… ¿Por qué sucede? En medio de la picadora resultadista, muchos técnicos creen tener la razón cuando anteponen sus sistemas a las necesidades de sus equipos. Y ese combo, muchas veces, los deja afuera de carrera.
La picadora de carne en la que se ha convertido esta temporada de la Primera Nacional, marca la profundización de un tema nada nuevo.
El campeonato tiene 32 equipos y 24 entrenadores dejaron su cargo, sin contar los interinatos. Si se le suman aquellos que dan una mano y también están a merced de los resultados, la cifra trepa a 33, es decir un número mayor a la cantidad de equipos participantes.
Trece son los que continúan en su puesto desde que arrancó el torneo.
Cinco equipos de 16 en la zona A mantuvieron su entrenador; ocho de 16 en la zona B no se movieron de su silla.
En 21 fechas, jornada en la que el certamen dejó de jugarse, tres equipos tuvieron cuatro entrenadores. En San Martín de San Juan, Forestello estuvo hasta la 2° fecha; Hugo Garelli tuvo dos pasos como interino entre la llegada y salida de Grelak y la contratación de Paulo Ferrari.
Chacarita no le va en zaga: Pisano llegó hasta la fecha 3; Maraboto acabó su interinato en dos partidos y Bianco no le encontró la vuelta hasta la aparición del “Pampa” Biaggio.
Chicago pasó de Esmerado a De Paoli, con un partido de Ezequiel Giaccaglia, a la contratación de Labruna.
Ocho equipos sentaron en el banco a tres técnicos: All Boys, Barracas Central, Belgrano, Instituto, Mitre, Platense, Quilmes y Villa Dálmine. Aquí la particularidad es que el Calamar tuvo un partido a Claudio Spontón por Copa Argentina, por lo que no llegó a dirigirlo en el Nacional ya que frente a Belgrano debutó el “Chocho” Llop.
La necesidad de ganar tornó histérico al fútbol argentino, en cualquier categoría.
Sin embargo se producen hechos curiosos, con apariencia de algo normal pero que trascienden normas vigentes. El artículo 10 del CCT de la Asociación de Técnicos dice sobre los derechos y obligaciones especifica: “en caso de rescisión antes de la finalización del torneo, el técnico tendrá derecho a percibir los rubros de contrato hasta el final de dicho torneo y no podrá el técnico registrar nuevo vínculo contractual hasta la finalización del torneo que se trate”…. Una utopía.
Veamos: en 2016, Lucas Bernardi comenzó el año en Newell’s; al torneo siguiente del mismo año llegó a Arsenal y esa misma temporada la cerró en Godoy Cruz; club al que retornaría en la 18/19 es decir la misma en la que comenzó en Belgrano. En la temporada 2018/19, Walter Coyette y Darío Forestello se fueron al descenso dos veces porque ambos dirigieron a los San Martín de Tucumán y San Juan.
En la Primera Nacional, Felipe de la Riva logró el record de dirigir a tres equipos en el mismo torneo. Inició la temporada en Agropecuario hasta la fecha 9; en la 14 agarró a Mitre y en la 21 debutó en Dálmine. Siendo técnico de Agropecuario perdió ante Mitre y siendo entrenador de los santiagueño, cayó ante los de Carlos Casares.
Belgrano lo enfrentó dos veces a él y otras dos a Cristian Aldirico, quien comenzó en Temperley y siguió en Barracas Central y en ambos casos el Celeste le hizo de a tres.
Cacho Sialle empezó en Morón y recaló en Gimnasia de Jujuy y el Gato Esmerado estuvo hasta la fecha 6 en Chicago, debutando en la 7° en el banco de Almagro.
“Teté” Quiroz vino a Córdoba en donde perdió como técnico de Santamarina ante Instituto, y 6 fechas después llegó a la Gloria.
Más allá de la endeblez y precariedad de gestión de los dirigentes de turno para sostener los proyectos cuando las papas queman, los técnicos suelen meterse en un camino sin salida. O mejor dicho, con una sola salida: la de ellos.