Diego, el primero, el único, el último

Tarde de sábado a pleno sol del 15 de agosto de 1981. La Bombonera explotaba. Ultimo partido del Metropolitano. El rival fue Racing y Boca campeón. Único título de Diego Maradona en el fútbol argentino. Hace ya 40 años.

Esa fue la tarde en que Diego comenzaría un idilio único con el hincha Xeneize, porque además se convirtió en un emblema de un equipo sólido y por momentos vistoso, en el que sobresalió como figura.

Aquella formación, dirigida por Silvio Marzolini, se destacó en un torneo histórico por el gran nivel de juego, la presencia de Kempes en River y por el descenso de San Lorenzo. Y por Ferro, el Ferro de Griguol que tenía a Barisio, Cúper, Saccardi, Cañete y Crocco entre otros, peleándole el título hasta el final y un país futbolero dividido como pocas veces entre los que hinchaban por uno y otro, tal como lo recuerda el “Colorado” José María Suárez, jugador boquense en ese momento. 

"El técnico no estaba contento con el equipo, pero con Maradona y Brindisi era afano. Aún así fue un torneo difícil, todos nos jugaban a muerte", señaló Suárez a Cadena 3.

Ese también fue el torneo donde el enorme Barisio estableció un tremendo número: 1.074 minutos sin recibir goles, superando al “Tano” Roma, y que acabó con un furibundo remate de Humberto Rafael Bravo, de Talleres.

Diego acababa de pasar de Argentinos Juniors por 10 millones de dólares, récord para la época en una Argentina intervenida políticamente y con una economía devastada. Sólo le faltaba demostrar su nivel en un club grande y lo hizo con creces. Con 17 goles fue el segundo artillero del certamen, por detrás de Raúl de la Cruz Chaparro y fue el líder de un Boca que se embaló en el último tramo de la competencia.

Maradona se adueñó de la escena desde la primera vez que pisó la Bombonera, cuando acaparó los flashes vestido con la “10”, el 22 de febrero de 1981 ante el rival de ocasión que como una señal del destino, fue el mismo con el que protagonizó su debut el 20 de octubre de 1975 con 15 años: Talleres, del que formaba parte el “Tigre” Bravo, quien opinó que "Maradona tenía buena suerte contra nosotros" y "guardaba un buen recuerdo" de sus duelos ante la "T".

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Fue el ancho de espadas del equipo y tuvo en Miguel Brindisi al socio ideal para diagramar una fiesta en cada presentación con una canción de la “doce” que inmortalizó esta situación con algo que decía así: “lo quería el Barcelona, lo quería River ‘plei’, Maradona es de Boca, porque gallina no es…”.

El talento de “Miguelito”, llegado desde Huracán, se complementó a la perfección con la magia de Diego y ese tándem de gambetas y goles fue un cóctel determinante.

Y el resto de las figuras aceptaron un rol secundario, subyugadas por la enorme figura del mejor jugador de todos los tiempos. Gatti, la “Pantera” Rodríguez, Pernía, Mouzo, Ruggeri, Trobbiani, Benítez, Escudero y el “Mono” Perotti, autor del gol más importante del campeonato, entendieron de qué se trataba esto.

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El arranque entregó un cómodo 4 a 1 sobre la “T” con dos penales de Diego y otras dos definiciones excelsas de Brindisi, luego un empate 2-2 con el debutante Instituto de Chaparro, Dertycia, Mastrosimone y el tucumano Juan José Meza. 

"Lo que más recuerdo de ese partido es que "el Negro" Nieto le metió una trompada a Maradona. Quiso tirar una pared y lo calzó, cuando lo vi estaba tirado en el piso", recordó Meza entre risas.

Cumplidas las primeras seis fechas, Boca era el líder con 11 puntos sobre 12 posibles.

Maradona venía jugando con un desgarro, tuvo que parar y Boca lo sintió. No obstante, el astro estuvo en el partido que todos los hinchas auriazules atesoran: el 3 a 0 sobre River en una Bombonera embarrada por una fría y lluviosa noche de abril. En aquel viernes, Brindisi clavó los primeros dos goles y Diego diseñó ese famoso arabesco en el que dejó gateando a Fillol y ante la presencia de Tarantini en la línea, tocó suave a la red en el arco que da a Casa Amarilla, al recibir un centro de “Cacho” Córdoba.

Apenas un partido perdido y cuatro puntos de ventaja sobre Ferro, hablaban de cierta comodidad del Xeneize tras el final de la primera rueda pero inició la segunda con derrota en Córdoba frente a Talleres y un empate contra Instituto, más otro tropiezo en Santa Fe ante Unión y puntos cedidos con Vélez y Argentinos, afloró el fantasma de la incertidumbre.

En el medio, hubo un 1 a 1 en el Monumental ante el Millonario con tantos de Mario Kempes y Maradona. El “Nene” Emilio Nicolás Commiso jugaba para River y rescata que el año se lo repartieron los más grandes: "Boca ganó el Metropolitano y River se quedó con el Nacional. Eran clásicos muy peleados".

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Es que Ferro no aflojaba y en la fecha 29, luego de una notable persecución, lo alcanzó en la cima quedando ambos con 43 puntos. Boca aflojaba pero las razones las cuenta el Colorado Suárez: "Los dirigentes cometieron el enorme error de hacernos jugar amistosos entre semana. Casi no entrenábamos. Nos caímos en el torneo porque el físico no nos daba para más".

Sin embargo, Barisio perdió el invicto y dos fechas después, Boca y “Oeste” jugaban en la ribera “el partido del campeonato”, separados por apenas una unidad. A ocho minutos del final, cuando el 0 a 0 parecía inexorable, Maradona habilitó a Perotti quien superó en velocidad a Roberto Carlos Mario Gómez y despachó un remate cruzado para ganar 1 a 0. La tribuna pareció venirse abajo, en lo que fue uno de los festejos más recordados. 

Con tres puntos de ventaja sobre cuatro en juego (al sumar dos por victoria), el título estaba ahí. Pero en la penúltima fecha, Rosario Central lo amargó con un tiro libre de Jorge García en la misma tarde en la que Diego estrelló un penal en el travesaño. Aunque el escolta Ferro dilapidó una irrepetible chance porque goleaba a Huracán 3-0 y permitió la reacción del Globo para un 3-3 final que llevó la resolución a la última fecha. 

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Tarde de sábado a pleno sol del 15 de agosto de 1981. La Bombonera explotaba. Ultimo partido del Metropolitano. El rival fue Racing y Boca campeón. Fue 1 a 1 con un gol de Maradona, de penal, en un partido cuyo matiz saliente fue la expulsión de cinco jugadores por parte de Abel Gnecco. Torneo que fue un parto, por lo durísimo y porque la diferencia con Ferro apenas fue de un punto. 

"De todos los títulos que gané en Boca, el Metropolitano 1981 fue el más difícil de todos, aún más que la Intercontinental contra el Borussia", sentenció Suárez.

Unos 20 años más tarde, el Negro Fontanarrosa recordaría a ese Boca escribiendo: “Diego siempre estuvo volviendo, con un mechón rubio o asomado a un palco de la Bombonera, medio cuerpo afuera, el torso desnudo, casi a punto de caerse, como para que todos supieran que nunca se había marchado”.

Es que Maradona es Boca y Boca es Maradona. Hoy se cumplen 40 años del Metro 81 y la verdad, pese a que lejos estoy de ser de Boca, yo me sigo emocionando.