Perfiles de La Previa
04/04/2020 | 14:11 | El goleador uruguayo termina su contrato con el PSG y no definió dónde seguirá su carrera. Es un futbolista consagrado en Europa, pero ve con buenos ojos una aventura en Argentina. Conocé su historia.
Raúl Monti
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Edinson Cavani, el refuerzo con el que sueña todo Boca
Si bien el reloj futbolero se detuvo por completo por la pandemia mundial del coronavirus, los contratos firmados siguen vigentes y el de Edinson Cavani y el PSG tiene los minutos contados.
Las lesiones y la llegada de Icardi complicaron su estadía en París y ante su inminente salida, no son pocos los clubes europeos que ven con buenos ojos sumarlo a sus filas.
A la larga lista de pretendientes, se suma tímidamente Boca, sin las mismas posibilidades de los clubes del Viejo Continente, pero con una a favor: el anhelo del delantero de ponerse la azul y oro.
El mundo le dio la bienvenida una calurosa tarde de febrero de 1987 en Salto, Uruguay.
Si le preguntan por su primer contacto con la pelota, no puede precisarlo. Es que siempre formó parte del paisaje familiar. Tanto su papá Luis como su hermano mayor Walter, jugaron al fútbol profesionalmente y él mamó esa pasión desde la cuna.
De pequeño jugaba en el mediocampo, pero ya entonces tenía la tendencia a avanzar con el balón hacia el arco. Hoy, cada vez que salta al campo de juego, sabe que lo suyo no es raspar y quitar en el medio. Los goles lo llenan, son parte de su ser y hacia ellos apunta sus energías cada fin de semana.
Hablamos de Edinson Cavani, goleador de raza, figura del PSG francés y una de las máximas esperanzas de la Celeste en cada torneo que disputa.
La mayoría de sus recuerdos de la infancia están ligados a la pelota y a su papá Luis. Él también era delantero y, aunque no se destacaba por tener grandes aptitudes técnicas, era un luchador del área que rápidamente se convirtió en el primer modelo de su hijo.
De chico, Edinson no miraba mucho fútbol. Simplemente disfrutaba de pasar las horas jugando con sus amigos.
A medida que fue creciendo y la idea de convertirse en profesional fue cobrando fuerza en su interior, comenzó a mirar cuanto partido había disponible en televisión. Se fijaba en delanteros como Van Nistelrooy, por su tranquilidad a la hora de definir y en Batistuta, por su potencia, fuerza y velocidad.
Sus primeros pasos con la redonda fueron en Salto Uruguay un club de su ciudad natal, en el que curiosamente fue dirigido por su padre.
Tiempo más tarde, siendo aún un adolescente, dejó sus pagos para incorporarse a las categorías juveniles del Danubio.
En 2006 debutó con el primer equipo, participando del título obtenido en el Campeonato Apertura de ese año. Parecía increíble que en su primer año como profesional, ya pudiera cumplir el sueño de dar una vuelta olímpica. Todavía no sabía que esa sería la primera de muchas.
Después de excelentes actuaciones con las juveniles de Uruguay, el apellido Cavani estuvo en carpeta de los conjuntos más importantes del fútbol europeo. Pero fue el Palermo de Italia quien se adelantó a todos y se hizo de los servicios del ariete. Por eso, a principios de 2007, la directiva selló la contratación de Edinson a cambio de 5 millones de euros.
En sus cuatro temporadas en el equipo, el uruguayo marcó 37 goles en 117 partidos y lentamente fue cobrando notoriedad.
Si la selección juvenil fue el punto de quiebre que propició su llegada a Europa, la mayor y el Mundial 2010 lo fueron para que Edinson quedara en el centro de la escena.
En la Copa del Mundo disputó seis de los siete partidos que jugó la “celeste” y le marcó al seleccionado alemán en el juego por el tercer puesto.
Tras su destacado papel en el Mundial, Aurelio De Laurentis, presidente del Nápoli de Italia, confirmó su fichaje, venciendo en la pulseada a otros grandes del viejo continente.
A mediados del mes de agosto de 2010, el punta debutó con la camiseta que tiempo atrás vistiera Diego Armando Maradona. Lo hizo ante el Elfsborg de Suecia en un partido correspondiente a la Liga de Campeones 2010-11.
Su primera temporada en el equipo napolitano fue extraordinaria, alcanzando altísimos promedios de efectividad goleadora y metiendo en sus bolsillos a los tifosi celestes que comenzaron a llamarlo “El matador”.
Rápidamente fue adoptado por la ciudad y el club, lo que lo ayudó a encontrar su mejor versión. Con la camiseta del Nápoli todo era magia. De hecho, cuando le preguntaban por sus goles y jugadas de ensueño, él respondía que cada vez que ponía un pie en el San Paolo sentía que Maradona lo empujaba.
Sus buenas actuaciones con el Nápoli en la temporada 2010/11 lo llevaron a ser reconocido como parte del equipo ideal de la Serie A.
Tras ganar la Copa Italia 2012, en la temporada siguiente, el equipo napolitano terminó segundo detrás de la Juve, con Cavani como Capocannoniere de la Liga con 29 anotaciones. Así, se convirtió en el segundo jugador de la historia del Nápoli en recibir esta distinción tras Maradona y su nombre encabezó titulares en todos los periódicos del mundo.
Real Madrid, Chelsea y Manchester City, se disputaban al jugador charrúa. Sin embargo el Nápoli, que no tenía ninguna intención de dejar partir a su goleador, elevó su cláusula de salida a 63 millones de euros. Entonces, apareció el PSG para pagar la cláusula y convertir a Cavani en el fichaje más caro de la Ligue 1, hasta la llegada de Neymar.
El uruguayo dejó Nápoles y partió a París, pensando en traducir sus goles del italiano al francés. Su llegada despertó gran expectativa entre los simpatizantes y Edinson cumplió con creces.
En seis temporadas en el equipo capitalino, ganó absolutamente todo: La Ligue 1, Copa y Supercopa de Francia. En total, celebró 21 títulos y se erigió en el máximo artillero de la historia del club con 200 goles en 299 encuentros.
El uruguayo culminó el 2019 atormentado por las lesiones y comenzó el 2020 con Mauro Icardi disputándole el puesto.
A solo un par de meses de la finalización de su contrato con la entidad parisina, no son pocos los clubes europeos que ven con buenos ojos sumarlo a sus filas.
A la larga lista de pretendientes, se suma tímidamente Boca, sin las mismas posibilidades de los clubes del Viejo Continente pero con una a favor: el viejo anhelo del delantero de ponerse la azul y oro.
El reloj no detiene su tic-tac. ¿Qué camino tomará Edinson?