El día del principio del fin

El 21 de septiembre de 2016 no fue un día más para Belgrano. Por primera vez en su centenaria historia había salido del país para jugar una competencia internacional, con aquel recordado partido ante Coritiba en Brasil en el que además llevó más de cuatro mil almas que se hicieron sentir, que marcó un hito en cuanto a la cantidad y el asombro que generó a extraños. 

Esteban González, DT en ese momento del "Pirata", recuerda: "Me tocó ser parte desde adentro de una fiesta tremenda de la gente. Era una postal tremenda y parecíamos locales. Todo fue épico porque ganamos, festejamos y seguían llegando hinchas, con cada peso que gastaron el equipo lo devolvió con una gran producción".

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Por su parte, el ex arquero Juan Carlos Olave, expresó: "Fue increíble. Era la sensación de estar viviendo ese momento histórico con el club del que éramos hinchas. No nos imaginamos semejante cantidad de gente. Se quedó gente afuera".

También se recuerda porque fue la última gran alegría del grupo que lideraba “Teté” González que contaba con gran parte de los actores que tomaron vuelo con el “Ruso” Zielinski, más un Matías Suárez que volvía a su casa y la aparición de un diamante en bruto como “Cuti” Romero.

"Era un plantel de transición, con los grandes en el final de su carrera. En poco tiempo se fueron, caso Matías (Suárez), Lértora, Lema. Y a los chicos a los que queríamos darles rodaje les costó ganarse un lugar y tener continuidad, como el caso de Cuti Romero. Todo vino de la mano de la ausencia del resultado deportivo", resumió González.

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Una semana después, en la revancha de aquel cotejo de Copa Sudamericana comenzó el principio del fin. El 28 de setiembre perdió en el Kempes 2 a 1, y en la tanda de penales quedó eliminado. Se le vino el mundo abajo deportivamente y aunque siempre gozó de buena salud institucional las malas decisiones dirigenciales, tuvieron un efecto inmediato. Desde ahí se puede explicar cómo llegó a donde está hoy, sumergido en un mediocre campeonato de ascenso, lejos de los primeros puestos y aún sin saber cómo ni cuándo seguirá. 

"El partido ese marcó un punto de inflexión en el rendimiento deportivo. Golpeó fuerte anímicamente, nos costó conseguir resultados que dieran confianza. Mi salida golpeó fuerte, teníamos un vínculo fuerte y se sintieron responsables de mi salida. Le costó a Madelón, Méndez y recién hasta Lavallén encontrar un equipo a la altura del Belgrano de Zielinski", analizó "Teté".

Desde el 24 de mayo de 2016, día en que se acabó el mejor ciclo de la historia que tuvo a Zielinski como bandera en cinco años, tres meses y 19 días con un 48,59% de eficacia, hasta llegar a Caruso Lombardi pasaron ocho entrenadores, siendo Caruso el decimoctavo técnico en la era Pérez – Franceschi sin contar los interinatos. Súmenle los errores a la hora de las contrataciones y el ninguneo dirigencial al promedio… ¿El resultado? Está a la vista. 

Mi salida golpeó fuerte

"Belgrano tuvo una gran cuota de poca fortuna. Con muy poquitos puntos se hubiera salvado. Esos tres puntos fueron innumerable cantidad de partidos que podría haber conseguido. Institucionalmente las cosas no se hicieron para tener este presente. Deportivamente la causa que encuentro es no encontrar esa continuidad que tuvo entre 2011 y 2015", apuntó el ex futbolista.

¿Saben cuál es el tema? Que no te podés equivocar todo el tiempo. De González se entiende que tenía sinergia con lo que había hecho Zielinski porque jugó con él y porque “Teté” es de Belgrano. Pero acá se perdió la idiosincrasia, el estilo… ¿qué tienen que ver Madelón con “Teté”, Lavallén con Madelón, Méndez con Lavallén, Bernardi con Méndez, Osella con Bernardi, Berti con Osella y Caruso con Berti? Y no sólo eso, se perdieron los referentes, los que podían hacer entender dónde se estaba. En ese sentido se manifiesta Fernando Genesoni, conductor del programa “A lo Belgrano” de radio Impacto. 

Daniel Alé, realizador y conductor desde hace más de 20 años de “Tribuna Celeste” de Showsport entiende también que todo empezó (o terminó) en la revancha ante Coritiba aunque recuerda los horrores de Lucas Acosta ante Temperley, que lo dejaron afuera de una nueva Sudamericana en el mejor ciclo después del “Ruso”: el de Lavallén. 

El 5 de julio de 2016, antes de conocerse al sucesor del “Ruso”, se anunció la vuelta de Matías Suárez, y el 27 de julio el “Teté” se sentó en el banco de suplentes y no fue para nada malo, con un 43% de eficacia en apenas 18 partidos y buen suceso –como decíamos- en la Sudamericana y en la Copa Argentina al llegar a semifinales. Para Juan Carlos Olave, despedir a González fue otro de los errores porque se perdió el convencimiento y todo salió mal. 

"Creo que el equipo sintió el golpe de la eliminación de la Sudamericana y el domingo siguiente hacer un gran partido contra Lanús y que nos empaten sobre la hora. El primer error fue cortar con el ciclo de Teté González, se había apostado un año en la formación de un entrenador propio y buscando objetivos que le dieran lugar a los juveniles, cuando teníamos que jugar tres competencias. Fue apresurado buscando cambiar el rumbo, cuando perdés el convencimiento puede salir mal", opinó.

Dicen que al proyecto lo sostienen los resultados… Claro pero ¿cuál proyecto? Así encuentra su parecer Fernanda Sappia del envío “Belgrano de Primera” de La Red Córdoba.

"Fue una sucesión de malas decisiones deportivas que empezaron desde la despedida de Teté González como técnico. Tenía una inclusión fuerte de los pibes de inferiores, un proyecto a futuro. No se mantuvo un hilo de lo que se pretendía, un juego o proyecto", estimó.

Esta dirigencia, que debió haberse ido en abril pero aún está en el cargo por razones de fuerza mayor, trajo a Lucas Bernardi de nefastos antecedentes estadísticos en todos lados. Y vino igual para después irse por la puerta trasera tras ser goleado por Talleres. Lo reemplazó Diego Osella, y sus defensores sostenían que era “sacador” de puntos con una línea parecida a la de Zielinski. ¿Puedo dudar? Osella trajo nueve refuerzos y se terminaron yendo siete que habían llegado con Bernardi, todo esto en el mismo certamen. Diego Mendoza usó la histórica camiseta “10”, la de Laciar, Villagra, Martelloto, Sosa, Frangipane, Vázquez, Zelarayan… y no pidió ni disculpas. Los miedos de Osella fueron condicionantes para un descenso anunciado. De esa precisa manera lo recuerda Pablo Gianoglio, conductor de “Sentir Celeste” de radio Presencia, quien coincide que la debacle viene desde la Sudamericana 2016.

Esta temporada desastrosa, que pese a todo le dio múltiples chances de salvarse y las desaprovechó una a una continuaron con Berti en el ascenso, quien también se fue por terco. Muchos cambios de técnico, demasiadas variantes en los planteles, apuestas que salieron al revés. Nadie sabe si Caruso podrá enderezar la causa y salir a flote, si lo logra es un milagro. 

"Nunca logramos sostener un plantel para recuperar esa base sólida que se fue perdiendo en los años con el retiro de jugadores. El proceso exitoso que tuvimos fue porque hubo una gran base de jugadores y cuerpo técnico que se mantuvo", agregó "Juanca" Olave.

¿Sabe cuánto tiempo pasó entre aquel 26 de junio de 2011 y hoy 27 de setiembre de 2020? 3.357 días. Es cierto que nada asegura nada porque “a seguro se lo llevaron preso” pero siempre quedará la duda sobre si la continuidad del “Ruso” hubiera permitido otra realidad. No lo sabemos. No lo sabremos. Igual, de cajón va la pregunta a Armando Pérez. Él lo trajo. Y bajo su mandato, se fue.

"Para el diario del lunes fue un error. Tendría que haberse quedado. Nunca tuvimos un desgaste de nada con Zielinski. Creo que fue un tiempo en el que pensábamos que tenía que haber una renovación. Yo siempre fui proclive a mantener los técnicos el mayor tiempo y me pareció razonable un cambio", estimó.