¿El fútbol se va quedando sin ídolos ni referentes?

La despedida de Marco Ruben dejó muchísimas sensaciones encontradas; la tristeza por el retiro de un gran ídolo pero la alegría de que pudo cerrar esta etapa en su vida de la manera en la que lo soñó. Se despidió volando por el aire, tirado por sus compañeros, rodeado por familiares y amigos y con un gran cuadro con su camiseta y el número 262 que son los partidos que jugó y que mostró a los hinchas de Central mientras saludaba a las cuatro tribunas dobles del Gigante de Arroyito.

Fue muy especial toda la noche del sábado de la semana anterior ante los jóvenes de Estudiantes, porque la camiseta del equipo lució la inscripción “MR9 Leyenda” más la fecha del partido. Y como no podía ser de otra manera, fue la figura con asistencia para el primer gol y un golazo a lo Ruben para el tercero del Canalla, para que la cuenta se eleve a 105 tantos e iguale al Patón Bauza con 52 anotaciones, como los jugadores más goleadores en el estadio ubicado a orillas del Paraná.

Y el final encontró el estallido de Arroyito, que celebró una victoria que después no alcanzó para salir del último puesto de la zona pero que estuvo condimentada por la emoción de despedir al máximo artillero, con apenas 35 años.

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El 2021 fue el año en donde coincidieron el retiro de grandes nombres, ídolos en algunos casos, máximos referentes en otros. Y así fue la última vez de Caranta y Gandolfi, en Talleres; Fabricio Coloccini, en Aldosivi; Leonardo Ponzio, en River; Nelson Ibáñez y Nicolás Sánchez, en Godoy Cruz; Ricky Alvarez, en Vélez; Bruno Urribarri, en Patronato; Nacho Piatti, en Racing; Jonás Gutérrez en Almagro; Maxi Rodriguez y Nacho Scocco, en Newell’s.

El periodista, profesor e historiador, Alejandro Fabbri analiza estos momentos.

Aunque el camino de muchos de ellos que es explotar en su club, jugar en Europa y la Selección, regresar a Argentina para el retiro parece el más habitual, en el último tiempo ese recorrido se volvió singular, ya no es norma. Porque el hincha ya se había resignado a ver de cerca a sus cracks sólo al alba, cuando asoman en primera o cuando vienen a ponerse la celeste y blanca o en el final de su carrera. Ahora, ese sendero por el que caminaron Simeone, Ayala, Balbo, Ortega, Verón, Saviola, Riquelme y Aimar entre otros no es tan transitado. De las figuras que surgieron en este siglo, Carlos Tevez, Fernando Gago y Javier Mascherano, tres que se retiraron en el fútbol argentino cuando las tribunas estaban vacías por la pandemia, parecen ser la excepción.

Alcanza con citar casos de jugadores que, por ejemplo, fueron compañeros de Maxi Rodríguez en el Mundial de Brasil y que terminaron sus carreras sin pisar suelo argentino: Zabaleta, Ezequiel Garay, Lavezzi, Augusto Fernández, Campagnaro, Demichelis y Basanta. A esa lista se sumaron otros y nada ha tenido que ver únicamente con una cuestión económica: al Kun Agüero la arritmia cardíaca le cortó de manera anticipada una gran carrera a los 33 años, no pudiendo cumplir el anhelo de retirarse en Independiente; Rodrigo Palacio tiene más de 40 años, se le termina su contrato en junio en el Brescia italiano y en sus planes no está regresar a Huracán de Tres Arroyos, Banfield o Boca; Pisculichi consiguió el ascenso con el Burgos español y colgó los botines; Lucho González cerró en Paranaense una exitosa carrera de 29 títulos que lo ubican como el segundo argentino, junto a Tevez, más ganador de la historia; y D’Alessandro tras 56 goles y 74 asistencias como emblema de Inter de Porto Alegre le dijo adiós al fútbol el mes pasado. Y a esa lista se sumarán otros, como Pipa Higuaín quien alguna vez declaró no tener ninguna posibilidad de volver a meterse en la burbuja de presión y no poder salir a la calle, referenciando una chance en River.

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Mauricio Caranta llegó al Talleres que iba a pelear el ascenso a Primera para ser su arquero y en un gran momento desde Central. Lo fue, pero una lesión lo postergó y a Guido Herrera no pudo sacarlo nunca más del arco albiazul.

Javier Gandolfi regresó en la primera temporada de la T en la máxima categoría para ser voz de mando y referente. No jugó mucho pero se convirtió en el líder del vestuario y mano derecha de Kudelka, Vojvoda, Medina y hoy lo es como ayudante de Caixinha.

En noviembre de 2021, Maxi Rodríguez dijo que se sentía vacío tras haberlo entregado todo luego de tres etapas en Newell’s que lo catapultaron a ídolo. Formado en la Lepra, fue campeón mundial Sub-20 en 2001, jugó tres mundiales, anduvo por Atlético de Madrid, Liverpool y volvió a Rosario para ser campeón, con un paso además por Peñarol. Lo dirigieron Bielsa, Pekerman, Basile, Maradona, Batista, Sabella y Martino… casi nada.

Ahh! Y con 40 años y diez meses, se convirtió, además en el segundo futbolista de más edad en marcar un gol en el torneo argentino, siendo superado por un tal José Sand que tiene 41.

Ignacio Scocco dejó de jugar profesionalmente el 12 de diciembre pasado a los 36 años, luego de 18 años en primera división. Un 12 de diciembre de 2004 ganó su primer título con Newell’s en una carrera que incluyó Europa, México, Brasil, la Selección y River, en donde fue el tercer mejor promedio de gol del ciclo Gallardo por debajo de Borré y Alario.

Leo Ponzio también fue criado en Newell’s y campeón Sub-20 en 2001, desembarcó en River tras siete temporadas en el Zaragoza y lo ganó todo: 17 títulos, tres más que Gallardo como entrenador, retirándose tras el 4 a 0 a Colón en diciembre pasado como el futbolista más ganador de la historia millonaria. “Todavía no caí” dijo aquella vez, cuando el Muñeco lo hizo jugar los últimos 15 minutos de ese partido. Ponzio fue un emblema, porque el ídolo en estos años dorados de River es su técnico, fue el único jugador que acompañó desde 2014 todo el proceso, incluso siendo pieza clave en el ascenso.

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El paso del tiempo es hasta injusto. Pepe Sand sigue rompiendo redes pero tiene 41 años, y el final está cerca y qué mejor que en Lanús, club que lo logró recuperarlo después del ostracismo que vivió entre Aldosivi y Boca Unidos de Corrientes. Con 301 tantos en su carrera, es el artillero histórico del Granate. Estuvo cerca del retiro tras siete meses de parate por la pandemia, pero volvió con todo tanto que el “9” que continuará su legado se llama José y también es correntino, por José López.

Y a pesar de no decirlo, también están cerca del final de sus carreras Licha López de 39 años, Luis Garnier de 39 y la Bruja Vismara de 38, en Sarmiento; Torrico de 42 y Ortigoza de 37, en San Lorenzo; Iván Pillud de 36, en Racing; Pablo Pérez de 36 y Leonel Vangioni de 35, en Newell’s; Jorge De Olivera de 39; Hernán Lamberti de 38; Bergessio de 37; Bertolo y Bogado de 36, en Platense; el Beto Bologna, de 40, en Banfield; Santiago Silva de 41, en Aldosivi; Maxi Gagliardo de 39, en Barracas y Burián de 38, en Colón. Y la lista sigue porque Lucchetti con 43 años ataja en Gimnasia de Jujuy y el Loco Carranza con 41 en Instituto, por ejemplo.

En muchos casos no sólo se trata de lo futbolístico, va más allá: hay un sentido de pertenencia, el afecto del hincha por un jugador que los acompañó en el tránsito de la vida. Una generación de simpatizantes despidió y despedirá a los pocos ídolos de su generación que regresaron para terminar su carrera. Si las próximas generaciones se volverán a cruzar no lo sabemos, eso lo develará el tiempo.