“El Piojo” López, talento cordobés que deslumbró a Europa (Por Raúl Monti)

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“El Piojo” López, talento cordobés que deslumbró a Europa

09/05/2020 | 13:10 | La revista France Football lo distinguió como el argentino con el mejor gol en la historia de la Champions. Nació en Río Tercero, brilló en Racing y se consagró en Valencia. Conocé su historia. 

Raúl Monti

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“El Piojo” López, talento cordobés que deslumbró a Europa (Por Raúl Monti)

El 21 de septiembre de 1999 el PSV holandés recibió al Valencia en un choque de fase de grupos de la Champions League. El italiano Amedeo Carboni era el encargado de ejecutar un tiro libre desde su propio campo, sobre la banda izquierda, y vio mal parada a la defensa rival.

En vez de tocar corto y salir jugando, metió un pelotazo largo en busca del “Piojo” López, que venía a la carrera, giró apenas la cabeza para ver la trayectoria de la pelota y la empalmó de zurda antes de que tocara el césped, logrando un disparo perfecto. Nada pudo hacer el arquero del PSV, que vio con resignación como ese violento tiro besaba la red por encima de su cabeza y su verdugo corría a festejarlo con sus compañeros.

La prestigiosa revista France Football elaboró el ranking de los 50 mejores goles en la historia de la Champions y ubicó ese memorable grito en el puesto número 11, por encima de todos los tantos de Messi y cualquier otro futbolista argentino. La imagen del “Piojo” dio la vuelta al mundo, que recordó el talento de ese zurdo que salió del interior de Córdoba y logró conquistar los mayores escenarios de Europa.

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Claudio Javier López nació el 17 de julio de 1974 en la localidad de Río Tercero, donde creció como hijo único cobijado por el cariño de sus padres, “Tito” y Esther. El primer deporte de su infancia fue el básquet, pero no pasó mucho tiempo antes de que cambiara la pelota naranja por una número 5 de gajos blancos y negros.

Se destacó en las inferiores de Independiente y Huracán de Río Tercero y se acostumbró a jugar con chicos mucho más grandes, que lo apodaron “el Piojo”. Cuando tenía 15 años pasó un semestre en la pensión de Estudiantes de la Plata, pero extrañaba muchísimo a sus papás y decidió resignar la oportunidad en el “Pincha” para volver a sus pagos.

Se probó sin éxito en Belgrano y Talleres, por lo que terminó sumándose a Universitario de Córdoba. Sus goles hicieron ruido en la gran ciudad y cuando llegó el momento de partir, el abrazo con sus papás fue mucho más fuerte que la primera vez: Claudio estaba decidido a triunfar en Buenos Aires.

Racing de Avellaneda le abrió las puertas de la élite del fútbol nacional y el “Piojo” pasó varios meses con la Reserva antes de tener su chance. Debutó en Primera en el ‘92, a los 18 años, y comenzó a escribir su historia en la “Academia”.

El equipo se acostumbró a ganar y pelear campeonatos y se destacaba por la juventud de sus referentes, lo que le valió el apodo de “Los Ligeritos”. Racing fue subcampeón del Apertura ‘95 y el cordobés sumó sus primeros minutos en la Selección Mayor de Daniel Passarella.

Tras 4 buenas temporadas en el fútbol argentino, el “Piojo” recibió el llamado de Europa que tanto deseaba. El Valencia español pagó 4 millones de dólares por su pase y se aseguró sus servicios cuando terminaran los Juegos Olímpicos de Atlanta ‘96, el primer desafío internacional del delantero.

El plantel que defendió la bandera argentina en Estados Unidos estaba plagado de futuras estrellas como Hernán Crespo, Ariel Ortega y Javier Zanetti. La figura de Racing se anotó con un gol en cuartos de final y la Selección llegó como candidata a la definición del torneo.

Se enfrentó a la siempre complicada Nigeria, pero el partido tuvo un comienzo ideal con un gol de López a los tres minutos del encuentro. Aún así, los africanos se impusieron por 3 a 2 y se quedaron con la medalla dorada.

Valencia esperaba la llegada de su nuevo refuerzo, pero el cordobés se dio un gusto personal antes de partir al Viejo Continente. Aunque todos le recomendaron que se cuidara las piernas, el delantero luchó para tener una última función en el Cilindro de Avellaneda.

El 7 de agosto de 1996, Racing se enfrentó al Boca de Maradona, que peleaba por el título, y López tuvo la despedida de sus sueños. Marcó el gol del triunfo a minutos del final y se despidió de su gente bajo una ovación inolvidable, como premio a su fidelidad por la casaca albiceleste.

Llegó a España como un desconocido y el entrenador Luis Aragonés le confesó en su primer encuentro que él no lo había pedido. Tuvo que pelear desde abajo para entrar en la consideración del técnico y se presentó en la Liga con un bombazo al Atlético Madrid desde la mitad de la cancha.

El italiano Claudio Ranieri tomó las riendas del equipo al año siguiente, cambió el esquema de juego y él se convirtió en la estrella del equipo español. Los valencianos se enamoraron de la velocidad y la valentía de su nuevo goleador, que siempre aparecía en las difíciles.

En paralelo, la Selección se preparaba para disputar el Mundial de Francia de 1998, y el “Piojo” tenía un lugar asegurado. Se encargó de despejar cualquier duda sobre su nivel en un amistoso contra Brasil donde marcó el gol del único triunfo argentino en el Maracaná en los últimos 50 años.

No pudo mostrar su mejor versión en la Copa y sufrió muchas críticas por su desempeño en el torneo. Se despertó en los cuartos de final contra Holanda y metió el tanto de la ilusión argentina, pero el equipo quedó afuera del Mundial y su festejo se tiñó de amargura.

Volvió a España con el dolor de la eliminación a flor de piel pero la derrota sirvió como un trampolín que lo catapultó a la estratósfera. Tras dos décadas sin alegrías, Valencia se quedó con la Copa Intertoto de la UEFA y la Copa del Rey en la misma temporada con el argentino como estandarte.

Apareció por primera vez en la lista de los nominados al Balón de Oro y logró ser elegido nuevamente en la temporada 2000. Condujo al equipo español a la final de la Champions en su primera participación en el torneo, donde cayó contra el Real Madrid, pero nadie podía reprocharle nada a un plantel que había logrado una verdadera hazaña.

Valencia lo idolatraba y él se sentía como en casa, pero el club recibió una oferta que no pudo rechazar. Lazio puso sobre la mesa 35 millones de euros para llevarse al jugador que había revolucionado a toda una ciudad, y tuvo que continuar su camino en Italia.

Tuvo un debut soñado, con doblete en la Supercopa contra el Inter y vuelta olímpica en su primera noche con la camiseta celeste. Se adaptó rápido a la Serie A, pero su cabeza estaba puesta en una revancha que había esperado durante cuatro años.

Argentina tuvo un camino inmejorable hacia el Mundial de Corea-Japón en 2002, por lo que el fracaso del equipo de Bielsa fue sumamente doloroso para todos. El “Piojo” jugó apenas un puñado de minutos y sintió mucha bronca por cómo se había dado el campeonato.

Cuando volvió a Lazio logró ganar una Copa de Italia pero sufrió una lesión de rodilla y no se fue de la mejor manera. En el 2004 puso fin a su travesía por Europa y cruzó el Atlántico para la etapa final de su carrera.

América lo adoptó como un hijo desde que puso un pie en México y el delantero devolvió el cariño con goles y títulos. Tuvo 4 años exitosos en el club, donde ganó un campeonato local, una Copa de la CONCACAF y se despidió en lo más alto.

Regresó a Racing en el 2007 con una trayectoria envidiable y el objetivo de retirarse en su primer gran amor. Demostró que todavía tenía fútbol para dar, pero la crisis institucional que golpeaba al club convirtió su sueño en una pesadilla.

Se fue de la “Academia” cuando no había pasado ni un año de su llegada, denunció que el club le debía 5 millones de pesos y terminó metido en un escándalo legal. Resignado, gastó sus últimos cartuchos en Estados Unidos, donde cerró su carrera en el 2010, a los 34 años.

Adicto a la adrenalina y la competición, colgó los botines y se metió de lleno en el automovilismo, su otra pasión, donde compitió un par de años en el Rally argentino. En un guiño del destino, ganó su primera carrera en Río Tercero, donde todo había empezado.

La revista France Football lo eligió como el argentino con el gol más lindo en la historia de la Champions, pero López fue mucho más que sus festejos. Se ganó el corazón de los hinchas de Racing, Valencia y América gracias a su entrega y compromiso en cada encuentro que le tocó disputar.

Aunque vivió sus derrotas más amargas con la camiseta de la Selección Argentina, hay quienes lo catalogan como un “tocado por la varita” por sus goles en finales y partidos clave. El “Piojo” López será recordado por su innegable talento, que forjó en las canchitas del interior de Córdoba y deslumbró a Europa.

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