Informes de La Previa
22/11/2020 | 13:36 | Con el avance generalizado de la tecnología, era sólo cuestión de tiempo que comenzara a implementarse en el deporte. Ahora, cada vez que se utiliza suma defensores y detractores.
Mauricio Coccolo
Audios
El árbitro Néstor Pitana, revisando una jugada en el VAR
Durante muchos años el fútbol se mantuvo alejado de la tecnología, pero terminó rindiéndose ante lo inevitable. La televisión empezó mostrando las jugadas cuadro por cuadro, desde distintos ángulos y en cámara lenta. Las computadoras dieron vida al “Telebeam”, que trazaba una línea para determinar posiciones milimétricas. Un reloj era capaz de avisar si la pelota había entrado o no al arco. Y en la última década, hasta los propios árbitros podían revisar sus decisiones en el vestuario con solo mirar la pantalla del celular.
Los encargados de modificar las reglas del fútbol, tradicionalmente conservadores, resistieron todo lo que pudieron, pero llegó un momento en el que los pobres árbitros eran los únicos que no podían acceder a las imágenes del juego mientras todo el mundo las veía una y mil veces. Recién en el 2016 la International Board decidió acelerar la implementación de la asistencia por video arbitraje. Nacía el famoso VAR y ya nada volvería a ser igual.
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Con el reconocido ex árbitro Pier Luigi Colina como líder, la FIFA desarrolló la tecnología apuntando a Rusia 2018. El banco de pruebas más importante fue el Mundial de Clubes de 2016, donde no faltaron las polémicas. El primer penal cobrado por el VAR le demandó al árbitro varios minutos delante de la pantalla para tomar la decisión. Y al otro día, anularon por fuera de juego un gol de Cristiano Ronaldo, pero después lo convalidaron sin que el juez revisara la acción.
Una de las primeras críticas fuertes que recibió el VAR llegó desde los propios jugadores. Luca Modric, el croata del Real Madrid, dijo que el sistema había generado confusión, que no le gustaba y para él eso no era fútbol. Las aguas se dividieron: de un lado estaban los que argumentaban que el VAR le quitaba ritmo al juego, y del otro, los que decían que llegaba para aportar justicia.
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El Mundial de Rusia 2018 fue el primero de la historia en el que se implementó la tecnología para ayudar a los árbitros. Los límites de las revisiones eran muy claros: goles, penales, expulsiones directas y confusión de identidad. Después de 64 partidos, en los que el VAR tuvo a disposición 33 cámaras, el balance fue positivo y dejó un curioso récord de 29 penales cobrados. El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, dijo que el VAR había llegado para quedarse.
Como pasaba antes con los árbitros tradiciones, ahora con el VAR, los hinchas —y lo periodistas también— tienen la costumbre de acordarse solo de las malas. Nadie dice: este árbitro nos dirigió muy bien en tal partido. Al contrario, casi siempre se recuerda a los jueces por sus decisiones polémicas o desfavorables.
En Argentina uno de los primeros recuerdos del VAR es del partido entre Lanús y River por las semifinales de la Libertadores 2017. Aquella noche increíble, decidieron no revisar una clara mano que era penal para el equipo de Gallardo y de ahí nació la famosa frase de Enzo Pérez: “Inventaron el VAR para echarnos de la Copa”.
En la ruleta de los fallos arbitrales, al año siguiente River estuvo involucrado en otras tres situaciones polémicas del VAR. En la misma Copa del 2018, en series consecutivas, primero contra Independiente el árbitro decidió no revisar una clara plancha de Pinola sobre Martín Benítez, que era penal. En las semifinales contra Gremio, en Brasil, a través de las imágenes se pudo ver una mano, muy difícil de advertir en la cancha, que con justicia fue sancionada con la pena máxima. Y por último, en la final contra Boca, hubo un penal de Andrada a Pratto que nunca fue advertido por el VAR.
La Copa Libertadores, organizada por la siempre sospechada Conmebol, después de cada partido fue dejando un tendal de polémicas. Se suponía que el VAR terminaría con esas discusiones, pero en muchos casos ocurrió todo lo contrario. Es cierto que los protagonistas no colaboran: en el fondo lo único que les importa es que les cobren a favor.
En la última semifinal entre River y Boca, en el Monumental, el VAR cobró un penal a favor del local, que no admitía mayores discusiones después de analizar las imágenes. Pero Gustavo Alfaro repitió con insistencia que para él no había sido falta y dijo que las circunstancias externas habían influido en la definición de la serie. Claro que el ex técnico de Boca nunca hizo referencia al tendencioso arbitraje de la revancha. Y así son todos: en contra molesta, pero a favor pasa…
Otro foco de conflictos fue la Copa América 2019. Según la Comisión de arbitraje, el VAR intervino 17 veces en los 18 partidos que se jugaron y solo se detuvo el juego, en promedio, durante 1 minuto y 17 segundos. Pero todo el mundo recuerda las no intervenciones en el duelo entre Brasil y Argentina. La polémica tomó tal magnitud que el mismísimo Messi salió con los tapones de punta acusando de corruptos a los dirigentes de la Conmebol.
Por supuesto que las polémicas no son exclusivas de Sudamérica, en Europa también se consiguen. En España, por ejemplo, hubo muchas discusiones durante la frenética definición de la última Liga que ganó el Real Madrid, con penales difíciles de ver y faltas que repetidas hasta el infinito convencen a cualquier árbitro.
Con la vuelta de las Eliminatorias también volvieron las discusiones. En la primera fecha todas las miradas apuntaron al triunfo de Uruguay, en tiempo de descuento, contra Chile, donde hubo una mano muy polémica que los árbitros del VAR consideraron en posición natural y por eso no la cobraron. El de las manos aparece como el gran gris del reglamento y, por ahora, no hay imágenes que lo resuelvan porque siempre quedará a criterio del árbitro.
En el partido entre Argentina y Paraguay, en la Bombonera, hubo dos jugadas muy discutidas, aunque una de ellas no admite diferencias de criterios: el rodillazo de Ángel Romero contra Palacios debió ser expulsión, pero ni el árbitro ni el VAR lo advirtieron. Ese fue un error grave. La otra acción, la del gol anulado a Messi, abrió el juego para las interpretaciones porque se trató de un claro acierto reglamentario, aunque muchos coincidieron en que conceptualmente podría haberse convalidado el gol.
Por último, en la victoria de Argentina contra Perú se produjo una situación que suponemos común, aunque únicamente se conoce cuando se publican los audios del VAR. En ese caso puntual pasó algo normal: un árbitro vio penal y el otro no, al final, el juez de cancha sancionó lo que él creía correcto después de revisar las imágenes. Tan simple, y polémico, como eso.
El fútbol sigue siendo el mismo de siempre, ¿o no? ¿La implementación de la tecnología aporta justicia? ¿Están matando el juego? ¿Es peor o mejor que antes? Por lo pronto, lo único seguro es que el VAR trajo una valija llena de polémicas y está dispuesto a quedarse. Está bien, que se quede. O no, chau, que se vaya…
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