Informes de La Previa
26/07/2020 | 15:00 | El 23 de julio de 2000, Belgrano vencía a Quilmes 3 a 1 con tintes de hazaña y se quedaba en Primera. Pero Instituto empató con Almagro 1 a 1 y descendió. A 20 años de las primeras promociones.
Gabriel Rodríguez
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A 20 años de las primeras promociones de Belgrano e Instituto: heroísmo y sombra
Hace 20 años se estaban jugando las primeras series de promoción entre los dos peores promedios de los equipos de Primera División, después de los descendidos; y los dos mejores, luego de los ascendidos, de la Primera B Nacional. Era reválida para los de arriba, era promoción para los de abajo. El destino quiso que dos de los representantes de Córdoba abrieran estas páginas llenas de recuerdos, buenos y no tan buenos.
Belgrano enfrentaba a Quilmes, a ese Quilmes de Ricardo Rezza, gerenciado por “Exxel Group” y perdedor de cuanta final se le ponga en frente; e Instituto, caído en desgracia por la serpentina del socio Farotto que le descontó tres puntos, ante un Almagro que ya estaba de vacaciones y pudo armar un rejuntado.
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“Esa reválida contra Quilmes fue como pelear con un escarbadientes contra un dragón. Belgrano tenía varias deudas y Quilmes venía con sueldos al día todo, casi con el ascenso adelantado. Perdemos 3-1 el primer partido y ese día falleció mi abuela”, recordó a Cadena 3 el ex referente de la delantera “Pirata”, Luis Fabián Artime.
Mientras que el ex Instituto “Nano” Clemenzi rememoró el partido de Instituto contra Almagro: “Fueron dos partidos disputados con mucha tensión. La dirigió el ‘Chino Benítez’ porque J.J López había arreglado en Talleres”.
En el Apertura ’99, el “Pirata” terminó en el puesto 18 con 17 unidades, 5 victorias, 5 empates y 9 derrotas pero le descontaron 3 puntos ante Independiente. En el Clausura 2000 consiguió un 14° puesto y un promedio que sólo superó a Ferro y a Gimnasia de Jujuy. Quilmes, segundo en la zona Metro, jugó el cuadrangular por el primer ascenso y en la final le ganó Huracán. En el reducido por el segundo ascenso llegó a la final ante Los Andes y también perdió. La promoción era la última chance para Quilmes y la única para Belgrano.
"El Chiche" Sosa recuerda ese primer partido: "lo desafortunado fue el primer partido de ida. Quilmes nos metió un sopapo que nos hizo sufrir mucho para lo que iba a ser el segundo partido".
"El Celeste" recibió un cachetazo en campo “cervecero” porque el 3 a 1 de acuerdo al primer tiempo, quedó corto. Y para poder darlo vuelta necesitó de un par de cosas. Después de errar un penal, Hernán Medina se redimió y fabricó el descuento, situación que dio algo de aire. No era lo mismo un 3 a 0 que un 3-1.
“Habíamos podido descontar por el penal y no lo pude hacer. Pero después pude hacer el gol. Esas cosas marcan, fue tan importante. Cada vez que pasan los años uno lo recuerdo con más gratitud y gusto”, recuerda Medina.
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Y luego, el increíble gol que erra mano a mano con Gonzalo Vicente, el volante Ceferino Díaz quien ante la salida del arquero pudo marcar el cuarto y su remate dio en el palo salvador. No era lo mismo un 4 a 1 que un 3-1.
En ese sentido, Vicente describió: “Me iba a quedar en el área pero si lo dejaba venir mucho tenía como 30 metros al arco. Traté de achicarle el arco, salí afuera del área y me tiré a los pies para taparla, pero la punteó y cuando me di vuelta iba picando. Esa jugada hubiera cambiado mucho porque era el 4-1”
El 23 de julio de 2000, Miguel Batalla paró a Vicente; Castillo, Bordicio y Luis Fernando; Leo Torres, Javier Villarreal, Franco Amaya y Sosa; Marcelo Amaya, Artime y Lujambio. Belgrano debía ganar por el mismo resultado o por dos goles de diferencia para quedarse en primera.
“Belgrano sacó un poco de la mística que siempre lo caracterizó, sobre todo en esa época. Renació esa mística y dimos vuelta algo histórico e increíble”, resalta “Chiche” Sosa.
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Y lo hizo con todos los condimentos que le marca su historia: garra, temperamento, actitud, ganas, overol, con un tinte de hazaña, al borde de un ataque cardíaco y con la aparición desequilibrante de sus históricos e interminables ídolos, Artime y Sosa.
Por su parte, Artime valoró: “Yo jugué mi primer partido con la imagen de mi abuela debajo de la camiseta. Fue uno de mis mejores partidos. Sacamos fuerza y coronamos con el gol de Chiche de tiro libre. Teníamos grandes grupos de hombres que hicieron posible la remontada y quedarnos en Primera”.
Y el 3-1 llegó a la heroica, como tenía que ser. Franco Amaya sacó un zurdazo y Váttimos puso la mano al borde del penal. “Chiche” agarró la pelota, midió la distancia, eligió el palo, pateó y provocó un delirio inigualable.
“Con Ricardo Rezza hicimos muy buena amistad, ascendimos con él y con su cuerpo técnico. Dijimos íbamos a ganarle a cualquiera una promoción pero sabíamos que con ustedes iba a ser muy complicado, por la clase de hombres. Belgrano me marcó mucho, me tocó estar en momentos muy particulares. Peleamos por ascenso o reválida. Se dio la posibilidad de que con mi gol nos quedáramos en Primera, tuve muchos momentos de esos”, subrayó Sosa.
"La Gloria" hizo muy buenas campañas. El Apertura 99 lo terminó con 22 puntos pero por la penosamente famosa serpentina que arrojó el socio Diego Farotto, que impactó en la cabeza del línea Rabinovich, AFA le descontó 3 puntos que al final de la temporada lo iba a sentir en los promedios: era un partido ante Central que alcanzó a jugarse 50 segundos, y para peor cuando se jugó completo lo perdió.
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En el Clausura 2000, Juan José López reemplazó a Corti y le ganó a Talleres, a Belgrano, a Racing, a San Lorenzo, al Lanús del “Flaco” Klimowicz, empató con Boca y el “Miliki” Jiménez fue el artillero de la temporada con 22 conversiones. No le alcanzó, hizo 25 puntos, 47 en total pero la serpentina de Farotto lo mandó a jugar la reválida, tal como lo recuerda Hernán Buján.
“Nos tocó jugar contra un equipo que venía de un parate importante. Puede que en un momento nos confiamos por como veníamos jugando. Fue una lástima, habíamos hecho a lo largo del año los méritos para quedarnos. La bronca fue por aquellos tres puntos que nos descontó AFA”, afirmó.
Almagro, dirigido por el “Beto” Pascutti se armó para no descender, terminó cuarto en las posiciones de la zona Metro y jugó por el segundo ascenso, ganándole a Antoniana y cayendo ante Los Andes. ¿Y cómo llegó a jugar la promoción? A la misma la jugaban los perdedores de la primera y segunda final, pero si se repetía el mismo perdedor en ambas o si ese perdedor de la primera ascendía en la segunda, accedía el equipo con mayor porcentaje de la temporada y ese fue Almagro que ya había licenciado a su plantel y con Mario Husillos a la cabeza, comenzó a rearmarse.
Santiago Semino, presidente albirrojo, después del empate en Jujuy echó a Juan José López al enterarse de su arreglo con Talleres y ese fue el principio del fin. Partido feo en José Ingenieros. Darío Alaniz reventó el travesaño, pero muy poco.
“Recordamos perfectamente que la promoción no la dirigió Juan (José López). Se hablaba que fue tentado por Talleres pero no sabíamos nada hasta la ida. A mi criterio fue un poco acelerado, creo que si Juan dirigía manteníamos la categoría”, rememoró Alaniz.
Iban 88 minutos y Cabrera le tapó un remate a Tonelotto, la pelota quedó suelta en el área pega en la pantorrilla de Clementz y el arquero la embolsó. Tiro libre indirecto cobró Horacio Elizondo, interpretando un pase intencional hacia atrás. La quinta amarilla de Buján, la quinta de “Miliki” y gol de Almagro. Increíble.
“Cuatro le hacemos en Córdoba” le diría a este periodista, que estaba cubriendo ese partido, el dirigente Juan de Dios Castro. Y a veces es mejor callar. Los hinchas llenaron el Monumental, cuya única entrada en cualquier ubicación costaba 5 pesos. Almagro jugó sin pudor y no le tembló la pera para tirarla a la tribuna y también adentro del arco de Cabrera que evidenció un nivel lamentable en instancias decisivas. Instituto debía ganar 1 a 0, 2 a 1, 3 a 2, 5 a 0… Y no lo hizo.
Anduvo a los centros y al borde de la histeria. Jiménez no estaba e igual llovían centros al área de Damián Grosso para nadie. ¿Recuerda cuántos cabezazos ganaron los albirrojos en el área visitante? Ninguno. ¿Recuerda cuántos centros desesperados? Todos. El golazo de Sarría al final sirvió de poco… De nada. “Me voy a romper todo por Instituto” diría un Semino que a los días pediría licencia para no volver nunca más.
Para graficar, si venías flojo de papeles en la máxima categoría como Belgrano, podías aferrarte a la ilusión de jugar contra un rival de segunda división, que podía arribar golpeado por perder los ascensos directos, ni más ni menos lo que le sucedió a Quilmes. El Celeste dio la sensación de estar permanentemente al límite, como le gusta. Sufrir para ganar.
Por mandato de la teoría, la sonrisa y la tensión arribaban a la cancha veredas opuestas. El gesto distendido siempre estuvo en poder de Instituto, porque “¿cómo un equipo de primera va a perder con uno de la B?” Y la mueca rígida llegó con Almagro, debido al motivo inverso con otra pregunta: “¿Y por qué no?”
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