Informes de La Previa
20/12/2020 | 13:10 | El polémico encuentro entre Belgrano y Barracas Central reavivó un debate interminable en Argentina: ¿hay clubes favorecidos por AFA o se trata de una excusa ante la derrota?
Mauricio Coccolo
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¿Existen los fantasmas en el fútbol?
Una frase alcanza para resumir cómo funciona el fútbol argentino: Dios está en todas partes, pero atiende en Buenos Aires. Y tiene una oficina permanente en la AFA. En un país que creció desde el centro hacia la periferia, con un dominante espíritu unitario, el deporte más popular no podía ser una excepción. ¿Si Argentina no es federal por qué habría de serlo el fútbol?
Lo que conocemos como Asociación del Fútbol Argentino no es más que la unión de los clubes porteños y bonaerense a los que se sumaron con el tiempo los rosarinos y santafesinos, mientras el resto de las entidades del país permanecen bajo la órbita de sus ligas y tienen una afiliación indirecta a través del Consejo Federal.
Durante más de 40 años, entre 1893 y 1939, sólo participaron en las competencias de la AFA equipos de la provincia de Buenos Aires hasta que fueron invitados a sumarse Central, Newell’s, Colón, Unión, Talleres y Belgrano. Los cuatro de Santa Fe aceptaron la invitación, mientras que los cordobeses decidieron seguir en su liga de origen. Recién en 1967, cuando se crearon los torneos Nacionales, los clubes del interior accederían a una competencia estable contra todos los equipos del país.
En 1985 se produjo la última gran reestructuración del fútbol argentino con la creación del Nacional B, que fue la primera categoría donde se mezclaron equipos de toda la Argentina con plaza fija. Lo que se presentó como una federalización de la AFA terminó siendo, con el tiempo, una gran ventaja para los clubes directamente afiliados.
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Las diferencias crecieron cuando se crearon los torneos Argentinos: mientras unas 70 instituciones de Capital, Gran Buenos Aires y allegados juegan en un radio de 100 cuadras, el resto, unos 300 clubes, se desangran recorriendo miles de kilómetros por todas las provincias del país. En ese aspecto, la inequidad deportiva es clara y evidente.
Los clubes del interior tienen que hacer más esfuerzos para competir porque todo les sale más caro (jugadores, técnicos, viajes y operativos policiales), pero además parece que estar lejos del calorcito del poder los deja en una situación desventajosa. ¿Será tan así o son puras excusas? ¿Es verdad eso del famoso “peso en AFA”?
El último capítulo de esta serie eterna se dio en la cancha de Barracas Central, el nuevo caballo del comisario. Como alguna vez pasó con el Arsenal de Grondona, el club de "Chiqui" Tapia aparece como uno de los más favorecidos por las estructuras del poder. Antes del partido con Belgrano, por ejemplo, el Guapo había ganado de local con un penal inventado y un gol en fuera de juego contra Independiente Rivadavia.
La llama de la polémica se reavivó desde la previa con las declaraciones de Caruso Lombardi. El técnico del "Pirata" adoptó una postura discutible: algunos creen que condicionó a sus propios jugadores hablando tanto del arbitraje antes del partido y otros piensan que estuvo bien porque advirtió lo que podía pasar. Finalmente, el correntino Sosa hizo de las suyas. En el análisis global, el árbitro inclinó la cancha, pero en las jugadas más polémicas acertó.
De todas formas, el saldo más preocupante que dejó el escándalo de Barracas fueron los incidentes y las denuncias cruzadas. Los directivos de Belgrano contaron lo que todo el mundo vio: cómo el club local incumplió los protocolos permitiendo que más gente de la debida estuviera en la cancha y después esas mismas personas fueron las que agredieron a los jugadores del Celeste cuando terminó el partido.
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Un detalle más grave todavía fue la denuncia que Barracas Central hizo a los jugadores de Belgrano, a través de las redes sociales, acusándolos de romper los vestuarios. Rápidamente, el plantel cordobés desmintió las acusaciones, pero quedó la duda: ¿y si el club del presidente de la AFA es capaz de inventar una mentira para pasar de victimario a víctima? Salvando las distancias, es casi —casi— como que la policía le invente delitos a una persona.
Cuando baje la espuma quedará poco porque el viejo “todo pasa” de Don Julio sigue vigente. Correrán los días y la zaranda del tiempo dejará un dirigente de Belgrano que renunció a su cargo en la categoría, un árbitro que seguirá dirigiendo como si nada, algunas fechas de sanción para los jugadores, posiblemente una advertencia para Barracas Central y, lo más preocupante, ninguna reacción de los otros clubes.
Belgrano levantó la voz, golpeó la mesa y quiso mover la estantería, pero fueron muy pocos quienes lo acompañaron en el reclamo. Talleres se acopló apoyando la postura del Pirata en contra del mismísimo presidente de la AFA. Desde hace meses, Andrés Fassi se convirtió en una voz solitaria que se anima a decir algunas cosas que están mal mientras los demás levantan religiosamente las manitos.
Posiblemente sea un error plantear el problema como una batalla del Interior contra la Capital, aunque haya algo de eso. El fondo de la cuestión pasa por otro lado porque sobran los ejemplos de dirigentes poderosos que nacieron en tierra adentro. Un ejemplo histórico fue el de Carlos Ahumada que recibió los favores de Grondona cuando presidía a Estudiantes de San Luis. La historia oculta se conoció gracias a escuchas telefónicas que involucraron a Don Julio.
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En la actualidad, uno de los hombres fuertes en la estructura de la AFA es Pablo Toviggino, un dirigente surgido del interior, al que se lo señala como uno de los principales responsables del crecimiento de los clubes santiagueños. Por lo tanto, estar cerca o lejos de los presuntos beneficios no pasaría por una cuestión geográfica.
El otro gran punto de conflicto son los árbitros, históricamente divididos en dos sindicatos, uno de Capital (la AAA) y otro del Interior (el SADRA), con el agregado de que en los últimos años surgió un grupo de jueces independientes entre los cuales están muchos de más los cuestionados y se los conoce como “árbitros de la casa”. En ese teatro, un personaje estelar es Federico Beligoy, que ocupa un doble rol curioso: por un lado es el titular de uno de los gremios y por el otro es el encargado de las designaciones. Además, es la espada mediática de los hombres de negro. Completito.
El fútbol argentino sobrevive milagrosamente rodeado por arbitrajes polémicos, dirigentes mediocres, barras ambiciosos, poderes cruzados, tribunales corruptibles, reglamentos pintados, canchas embarradas y en el círculo central, haciendo equilibrio para no mancharse, la pelota.
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El encuentro se disputará desde las 17.10 en el estadio Raúl Conti. El encargado del arbitraje es Ramiro López. Transmite Cadena 3.
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