Fiesta, que fantástica la fiesta “2”

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Fiesta, que fantástica la fiesta “2”

24/10/2020 | 14:10 | Segunda entrega de los futbolistas que mejor se divirtieron fuera de la cancha. Polémicas, escándalos, alcohol, estupefacientes, mujeres, autos, dinero… todo por una noche. O por varias noches.

Gabriel Rodríguez

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Fiesta, que fantástica la fiesta “2”

La rompieron en los estadios, pero también en los bares. Fuera de día o de noche, estos cracks nunca pasaban desapercibidos, veloces para correr y también para beber, únicos para marcar goles y seducir mujeres. Bienvenidos al repaso de jugadores que pasaron a la historia por su talento e indisciplina porque, aunque parezca interesante, la fiesta y el fútbol es una combinación más que peligrosa. Aquí están quienes juraron sentirse perseguidos por su propia sombra y los que afirmaron que les gustaba tanto la noche que al día había que ponerle un toldo.

Con Chile lejos de la clasificación al Mundial de Rusia, explotó no un jugador, ni un integrante del cuerpo técnico, ni un dirigente. Ventiló cosas Carla Pardo, la esposa del arquero Claudio Bravo, quien utilizó las redes sociales para escribir: “Se iban de fiestas e incluso no entrenaban de la borrachera que llevaban. A quien le quepa el sombrero, que se lo ponga y que se deje de andar llorando”. Bravo prefirió no opinar o tirarla córner: “Es su punto de vista y las cosas se hablan acá adentro, no es momento de andar ventilando”. La mujer desató una interna en la selección y mereció una contestación de Gary Medel: “Nunca vi un compañero ni un entrenador borracho”. Pero los dardos parecían estar lanzados a Arturo Vidal, quien fue denunciado de un escándalo en un hotel casino de Santiago junto a varios amigos, tras alquilar varias habitaciones para realizar una fiesta que terminó en un descontrol. Los antecedentes al “rey Arturo” no lo ayudaban, y el que sucedió en 2015 en plena Copa América, destrozando su Ferrari por conducir ebrio fue su mancha más grande.

Ronaldinho, Adriano, Ronaldo y Romario son algunos de esos jugadores que brillaban con sus equipos, pero eran fanáticos de las fiestas y esto hacía que en ocasiones bajen su nivel. Despilfarraron cantidades enormes de dinero en fiestas, autos y alcohol. En este informe hay muchos brasileños y sí, eso demuestra que así como tienen talento, las fiestas también están en su sangre.

“Dinho” es especial. Si bien siempre fue cercano al jolgorio, hubo un momento en el que se dedicó a ser el mejor del mundo: en Barcelona, antes de dejarle su legado a Messi. Después desbarrancó. Primero en Milán. Después volvió a Brasil, se subió a las comparsas del carnaval de Río y en el Mineiro, se puso un objetivo: ganar la Libertadores, y lo hizo.

Es el ejemplo perfecto de un jugador que pudo dar más si no se hubiera entregado a los placeres parrenderos de la vida. Es su mejor momento, Ronaldinho era un mago y hacía cosas que nadie más podía, pero le ganó la indisciplina. Por si alguien aún no sabe por qué está siempre riéndose, ahora podrá comprobarlo. Ganó todo como jugador y también fuera de las canchas. La última fue la utilización de un pasaporte paraguayo falso que le valió la cárcel en ese país y los reos le prepararon un asado de camaradería por sus recientes 40 años.

Uno de los talentos que más sufrimos fue el del “Emperador” Adriano, un delantero nato que tiró su carrera al olvido luego de protagonizar diversos escándalos en los que las drogas y el alcohol estuvieron presentes. En Italia llegó a gastar 40 mil euros semanales en fiestas. Se mostraba todo el tiempo con mujeres y botellas vacías. Llegó a irse de viaje con estrellas pornos y meter travestis en su casa. Dicen que el problema fue la muerte de su papá en 2004 y ahí se sumergió en el alcohol. En 2012, Paranaense lo echó. Por fiestero. Volvió dos veces al fútbol, pero gordo, lento y lejos de aquel que le arruinó una Copa América a Argentina, le rescindieron el contrato por falta de disciplina.

Ronaldo fue el mejor del mundo. Así y todo, rodeado de mujeres, logró combinar dos cosas incompatibles: el buen nivel futbolístico y el gran nivel fiestero. No se perdía una, todas las noches tenía alguna buena propuesta, o alguna buena mujer. En Alemania 2006 llegaba borracho a la concentración. En Río de Janeiro llegó a alquilar un hotel alojamiento para llenarlo de mujeres y amigos, y hasta Lenny Kravitz una noche. Cuando se retiró fue a un boliche en Barra de Tijuca, se levantó a tres personas, y se fue a un hotel. Ahí se dio cuenta que eran travestis a los que les ofreció 1000 reales para comprar su silencio… Sí, está fácil. Una vez dijo que la prensa era muy mentirosa al afirmar que se acostó con 200 mujeres porque en realidad fueron 100.

Ronaldo contó que el “Chapulín” lo inició en las “fiestas sexuales”, el que le marcó el camino de la cuna y las chicas. En 1996 en Valencia, con Valdano de técnico, las hizo todas, salía siempre en la previa a los partidos y la prensa hablaba sólo de sus desastres nocturnos. Una tarde, en la sala de prensa enfrentó a los periodistas, los dejó hablar porque todas las preguntas y comentarios hacían referencia a eso, a su relación con la fiesta. Romario, frío como en el área para definir, los dejó hablar. Hasta que se decidió a responderles. “Les voy a decir algo, si no salgo, no hago goles. Así que el viernes a la noche voy a salir y el sábado voy a hacer dos goles”… Y los metió.

Cuauthémoc Blanco, gordo talentoso, pelota debajo de la suela, lento y elegante. Jugó en un montón de equipos del fútbol mexicano pero lo aman en América. En la selección brilló y también lo agarraron varias veces borracho. Incluso Sven Goran Erikkson, técnico del “Tri” en 2008, lo recibió ebrio en una práctica y lo limpió. “Cuau”, grande como fue, se recompuso y jugó el Mundial 2010.

Y podríamos seguir. Erik Cantoná fue un incomprendido. Ese fue, quizá su principal problema: en su tiempo, no lo entendieron porque tenía una vida desordenada. Mario Balotelli es más que un loco. Los “paparazis” lo tienen de nieto porque lo agarran a la salida de boliches, de los bares, ebrio, con mujeres… dicen que hasta es normal verlo así después de perder un partido. Alguna vez le prendió fuego a su casa. Paul Gascoigne es la clara muestra de lo que causan el alcohol y las drogas: el exceso. Hace un tiempo lo vieron durmiendo en la calle y llegó a estar tres semanas seguidas tomando gin puro, en su cama, tirado.

El fútbol regala siempre momentos hermosos. Conocemos jugadores de primer nivel que engalanan al deporte más lindo del mundo, pero también somos veedores de cómo echan su talento al agua por la vida nocturna y el descontrol. Mientras algunos lo hicieron, lo más privadamente posible, otros entraron en la historia de la diversión por ser buenos… para las fiestas.

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