Grandes del Deporte
07/03/2020 | 16:41 |
Poseedora de un revés mágico, fue una mezcla de magia, talento y belleza que dejó huella en las pistas de todo el mundo.
Jorge Parodi
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"El tenis era mi destino y mi futuro" (Por Jorge Parodi)
Gabriela Sabatini fue la mejor tenista argentina de todos los tiempos.
Poseedora de un revés mágico, fue una mezcla de magia, talento y belleza que dejó huella en las pistas de todo el mundo.
Silenciosa y modesta, alejada de la vanidad y las poses superfluas, Gaby fue creciendo en la vida y en el tenis.
Fue un prodigio precoz del deporte blanco, que se retiró también muy prematuramente, con sólo 26 años.
Nació un 16 de mayo de 1970, hija de Osvaldo Sabatini y Beatriz Garófalo.
A los seis años pidió que le regalaran una raqueta, que fue su juguete preferido, con la que pasaba horas en el frontón, hasta que le permitieron, de tanto insistir, entrar a una cancha de polvo de ladrillo.
Tal vez ese haya sido uno de los días más felices de su vida.
A esa edad Gaby era una pulguita, flaquita, morochita con trenzas de colegiala, que apenas podía sostener la raqueta.
El Profe Daniel Palito Fidalgo, la introdujo en los fundamentos del tenis, en los courts de River.
En el año 82, participó en el llamado Mundialito infantil celebrado en Caracas, donde logró salir campeona.
Con 14 años maravilló a todos ganando en Juveniles Roland Garros, contra rivales hasta 4 años mayores que Sabatini.
La prensa deportiva titulaba entonces, que al tenis argentino le había nacido una Piba de Oro.
Ya como profesional, con tan sólo 15 años se metió en una semifinal de Roland Garros, convirtiéndose en la tenista más joven en conseguirlo.
Fue protagonista de una época inolvidable del tenis femenino.
Contemporánea de tenistas de la talla de Martina Navratilova, Chris Evert, Arantxa Sánchez-Vicario, Mónica Seles y Steffi Graf
Precisamente, formando pareja con tenista alemana, ganó el dobles de Wimbledon, en un 1988 donde consiguió también una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Seúl y obtuvo el Masters femenino.
Con sólo 20 años de edad, en 1990 vivió sus momento de mayor esplendor.
Sabatini ganó el Abierto de Estados Unidos, imponiéndose a su amiga y rival Steffi Graf por 6-2 y 7-6, convirtiéndose en la primera argentina (y hasta hoy la única) en adjudicarse un Grand Slam.
Ese mismo año volvió a disputar la final del Masters femenino, cayendo derrotada ante Mónica Seles.
Tuvo un buen 1991, donde ganó cinco torneos y llegó a ser finalista de Wimbledon.
Aquel 6 de julio del 91 en la Catedral del tenis, Sabatini estuvo más cerca que nunca de conquistar Wimbledon, apenas a dos puntos.
De haber ganado, el premio era doble, porque la argentina se habría convertido en la nueva número uno del mundo.
No fue así, porque la alemana Steffi Graf reaccionó cuando sacaba en desventaja de 5-6 y 15-30 en el tercer set y terminó llevándose la final por 6-4, 3-6 y 8-6. "
En 1992 ganaría el mismo número de títulos que en el año anterior, pero la carrera de Sabatini empezó a caer paulatinamente.
En 1993 cuando se despidió de Roland Garros en cuartos de final, tras perder aquel fatídico partido con Mary Joe Fernández (luego de ir ganando 6-1 y 5-1, cayó por 1-6, 7-6 y 10-8). Ese fue el principio del fin.
Sin embargo, cuando pocos contaban con ella, en 1994 resurgió de sus cenizas para ser campeona del Masters femenino por segunda vez, derrotando en la final a Lindsay Davenport.
Precisamente, ante esta tenista estadounidense ganó Gaby su último torneo, el de Sídney en 1995.
Con más habilidad que potencia, y tras conseguir 27 títulos individuales y 14 de dobles, que avalan su magnífica trayectoria tenística de 12 años como profesional, Gabriela Sabatini puso punto final a su carrera el 27 de octubre de 1996
A modo de despedida recibió un emotivo homenaje en el Madison Square Garden de Nueva York".
Gabi ya no aguantaba la presión y estaba cansada del tenis, la decisión de retirarse fue un alivio para su vida.
El exitismo, tan argentino como el dulce de leche, hizo que algunos no le perdonaran no llegar a ser la número 1 del mundo.
En la Argentina, Sabatini no tuvo la repercusión de Vilas porque era la segunda y porque además era muy parca y no tenía buena prensa.
Fue un fenómeno más internacional que nacional.
Es más reconocida hoy que en ese entonces.
Recibió el Premio Kónex de Brillante en el año 2000, por ser la mejor deportista de la década, otorgado por la Fundación Kónex.
El 15 de julio del 2006 fue incluida en el Salón Internacional de la Fama del tenis. El 4 de marzo 2020 fue galardonada y reconocida por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires como ciudadana ilustre.
Alejada de los courts y del circuito internacional, Sabatini se convirtió en una ciudadana del mundo.
Se abocó a su faceta como empresaria dueña de sus líneas de perfume y del rubro inmobiliario.
Sus días se dividen entre Nueva York, Roma, Buenos Aires, al que viene poco, y Zúrich, donde vive gran parte del año.
Desde el anonimato aporta dinero para el desarrollo del tenis argentino, sobre todo el femenino.
Gaby Sabatini no llegó al extremo de la idolatría, pero fue muy querida y respetada.
Llegó a ser la número 3 del Mundo, en una época donde sobraban las figuras en el tenis femenino.
Fue una deportista impecable, de una conducta intachable.
Las cuerdas de sus raquetas siempre sonaban afinadas.
La fama fue para ella una consecuencia no deseada, ni buscada.
Siempre eligió el perfil bajo, el silencio inteligente, la palabra justa.
Como los grandes artistas, Gaby se expresó a través de su obra.
De un tenis plástico, vistoso, lleno de efectos especiales y recursos infinitos
Gabriela Sabatini derrochó talento y belleza a un deporte blanco, que necesitaba de sus colores y de su magia.