Informes de La Previa
11/06/2022 | 14:25 | “Es un jugador que tiene jerarquía” dijo Marcelo Gallardo el 28 de noviembre de 2018, muy poco tiempo después del debut del delantero en River.
Redacción Cadena 3
Diego Borinsky
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Julián Álvarez, el "Niño Maravilla" que arrasa con todo
“Es un jugador que tiene jerarquía”. Una de las grandes virtudes de Marcelo Gallardo es su ojo clínico para ver lo que la mayoría no ve. En un futbolista o en un partido. Se equivoca, como todo ser humano, pero su porcentaje de aciertos es altísimo.
Esta frase, Gallardo la pronunció en el estadio Minella de Mar del Plata, la noche del 28 de noviembre de 2018. River acababa de ser eliminado por Gimnasia de La Plata en semifinales de la Copa Argentina. Habían empatado 2-2 y luego el Lobo de Troglio se impuso por penales. En el minuto 91, el Muñeco había mandado a la cancha a Julián Álvarez para que reemplazara a Exequiel Palacios. En este tipo de casos no hay dudas: lo puso para patear un penal. Y no cualquier penal: le dio el quinto. Si lo erraba, River, que era el bicampeón vigente de la Copa Argentina, quedaba eliminado. Y ahí fue Julián con su cara de niño y su cara de poquer, abrió el pie y la puso pegada al palo izquierdo de Alexis Martín Arias, que eligió el otro.
Luego, en la tanda de un penal por equipo, Jonatan Maidana tiró el suyo por encima del travesaño y el Lobo sacó pasaje a la final. Pero el Niño Maravilla ya había dado un aviso de su jerarquía.
La primera señal de que estábamos ante un caso singular la había dado dos meses antes, el 9 de septiembre, el día de su debut en la Primera de River. Fue en un amistoso, ante Talleres, y en Córdoba, por una Copa del banco que auspiciaba la camiseta de ambos clubes. Entró a los 18 del segundo tiempo por Rodrigo Mora y 14 minutos después la clavaba desde afuera del área. ¿Quién se da el lujo de convertir el día de su debut, y encima en su provincia? Sólo los tocados por la varita.
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Dieciocho días después llegaría el debut oficial: ante Aldosivi, en el Monumental, por el campeonato. Otra vez reemplazó a Rodrigo Mora a los 18 minutos, un sábado por la tarde de mucho calor, y estuvo cerca de convertir en 3 ocasiones.
Si es para elegidos meter un gol el día del debut, ¿Qué decir si el técnico te da tu primer partido internacional en una final de Copa Libertadores, ante el máximo rival, y frente a los ojos del mundo? Sí: eso le pasó a Julián el 9 de diciembre de 2018 en el estadio Santiago Bernabéu: con solo 4 partidos oficiales encima (y apenas uno de ellos como titular), ingresó por Exequiel Palacios a los 7 minutos del suplementario, con el partido aún 1-1.
Primer partido internacional, primer título. Y con participación en la jugada del gol decisivo. La bandera argentina con el nombre Calchín flameó por primera vez frente a las cámaras de televisión. Y en la Casa Blanca del Fútbol, nada menos. Anduvo flojito para elegir escenarios Julián. A partir de entonces, la palabra “Calchín” comenzó a formar parte del vocabulario cotidiano de los periodistas en los medios nacionales.
El 17 de marzo de 2019 metió su primer gol oficial, a Independiente, en el Monumental, para abrir una goleada 3-0, que se opacó por la rotura del ligamento cruzado de Juanfer Quintero.
El segundo gol lo metió el 7 de mayo, por la Copa Libertadores, en un 2-2 ante Internacional de Porto Alegre en el Monumental. Y el tercero lo pudo meter recién el 13 de diciembre de ese 2019, en Mendoza, para coronar el 3-0 ante Central Córdoba en la final de la Copa Argentina.
Lo curioso es que su cuarto gol oficial lo metió recién el 17 de septiembre de 2020, frente al Sao Paulo en Brasil, por la Copa Libertadores, en el regreso del fútbol tras la pandemia. Es decir que en sus primeros dos años en la Primera de River Julián solo convirtió 3 goles en 26 partidos.
En el regreso tras la pandemia, Gallardo decidió modificar el esquema táctico para supliar la partida de Exequiel Palacios, el hombre que le daba el equilibrio justo al equipo. Y entonces pasó a utilizar un 4-3-3 con Julián de extremo derecho, Rafa Borré de 9 clásico y Matías Suárez de extremo izquierdo. El experimento dio dividendos inmediatos. Para el equipo y para Julián, que convirtió 5 goles en las primeras 4 presentaciones de River en la Libertadores post pandemia.
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Pero luego el equipo comenzó a mostrar altibajos, Gallardo volvió al esquema de dos delanteros y siguió apostando por la dupla Borré-Suárez adelante, con lo cual Julián volvió al banco. Hasta junio de 2021, momento en que Borré dejó el club, Julián seguía siendo hombre de recambio de la dupla titular del ataque. Atención a este dato: hasta junio de 2021, llevaba convertidos sólo 16 goles en casi 3 años desde su debut, y estaba a 39 del colombiano, que se marchaba del club como máximo anotador del ciclo Gallardo, con 55 gritos. ¿Quién podría imaginar que en menos de un año estaría a punto de alcanzarlo?
Pero volvamos a junio de 2021. El panorama no parecía cambiar demasiado, cuando River contrató a Braian Romero y el semestre arrancó con la dupla Romero-Suárez en el ataque.
Mientras tanto, Julián también era observado por Lionel Scaloni. Tras haberse destacado en la selección sub 20 y en la Sub 23, el entrenador de la mayor lo hizo debutar ante Chile, por las Eliminatorias, el 3 de junio de ese 2021 y unos días después lo confirmó en el plantel que viajó a la Copa América de Brasil.
En esa Copa América del 2021, bendita Copa que enterró 28 años de desencuentros, Julián jugó un solo partido, ante Bolivia. Era su primera competencia con la mayor, y logró lo que tantos futbolistas de elite no consiguieron durante todas sus carreras en estos años: salir campeón con la selección. Y en el Maracaná.
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A partir de allí, Julián saltó catapultado para redondear una temporada soñada; porque apenas Braian Romero bajó un poco el rendimiento y Matías Suárez comenzó a estar más afuera que adentro por diferentes lesiones, Julián pasó a ser el centrodelantero del equipo. Aprovechó la oportunidad y explotó definitivamente para que Gallardo al fin pudiera conquistar esa liga esquiva que tanto persiguió.
La secuencia fue letal después de avisar con un golazo ante Godoy Cruz y otro ante Aldosivi: 2 a Newell’s en Rosario, 2 a Boca en un ratito del primer tiempo, 3 a San Lorenzo para llevarse la pelota por primera vez a su casa, 4 a Patronato y, vieja, viejo, vayan haciendo lugar allá en Calchín para más pelotas…
Julián, ya convertido en “la araña que pica”, según la invención de Jorge Carrascal, terminó siendo el goleador del campeonato con 18 goles en 21 partidos, y ninguno de penal. Redondeó un promedio demoledor de 0.86. Desde Fernando Cavenaghi en 2002, River no tenía al goleador del campeonato en exclusiva. Lo consiguió 19 años después. No era tan sencillo, parece.
En este 2022 anduvo con la mira un poco descalibrada. Era esperable: imposible mantener ese andar de goles convertidos todos los partidos. Así y todo volvió a meterla de a 3 contra Patronato en febrero y de a 3, otra vez, ante Sarmiento de Junín, en abril. Dos pelotas más casa.
Y quedaba la última función, a lo grande, justo el día en que River celebraba sus 121 años de vida, como para darle un marco histórico a su proeza: el 25 de mayo pasado le metió 6 goles en el mismo partido a Alianza Lima por la Copa Libertadores. Tres en un tiempo y tres en otro. Si hubiera tenido ganas de irse en el entretiempo, ya se llevaba una pelota a su casa. Se terminó llevando dos, por supuesto. Con esa proeza fue el primer futbolista en los flamantes 121 años de River en convertir 6 goles en un partido. Y el segundo en la historia de la Copa Libertadores. Lo que no pudieron ni Messi ni Cristiano, que llegaron hasta 5 una sola vez, lo consiguió el Araña de Calchín.
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Con esos 6 goles a Alianza Lima, los últimos hasta la fecha, Julián llegó a 51 gritos en 115 partidos en River, es decir, un gol cada 2.25 partidos. Pero si consideramos los minutos que estuvo en cancha, porque recordemos que en buena parte de esos partidos, entró como suplente, los números de Julián asombran aún más: 51 goles en 7.378 minutos. Es decir: uno cada 144 minutos. Pasado en limpio: uno cada 1.6 partidos. Es un promedio altísimo.
Julián quedó a 4 goles de la marca de Borré para convertirse en el máximo anotador de la era Gallardo. Tiene, como máximo, 8 partidos por delante para concretarlo, 2 por los octavos de la Copa Libertadores y otros 6 por Liga. En la tabla de asistencias del ciclo está 2°, con 28, y sólo es superado por el Pity Martínez, que tiene 30 asistencias, pero en casi 50 partidos más partido que Julián: 163. También suponemos que superará esa marca y terminará despidiéndose como el que más goles convirtió y el que más asistencias dio en el ciclo Gallardo. E insistimos: sólo siendo titular-titular en uno de los cuatro años que lleva jugando en la Primera de River.
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Y en el fondo, en esos datos se encuentran los argumentos para explicar por qué Julián es la última gran joya de la abuela del fútbol argentino: el Araña la mete como 9 y habilita como 10. Ah, y corre como un 5, corre por todos, porque hasta el último minuto se manda unos piques que te cansan de solo verlo. Tiene un resto físico impresionante. Es generoso en la entrega y también a la hora de pasársela a un compañero mejor ubicado frente al arco. Llena el formulario completo.
Contra Alianza Lima, en la última función, lo sintetizó de manera perfecta: marcó la diagonal y definió de primera en el 1-0, se tiró al piso para empujarla en el área chica en el 2-0, recibió y la puso desde afuera del área contra un palo para el 3-0, se la robó al arquero para meter el cuarto, le dio de cachetada en el quinto y la clavó de zurda gambeteando rivales en el área para el sexto. Está clarísimo: el Niño Maravilla no tiene problemas de perfil ni de distancias.
El ''araña'' teje y teje pacientemente su carrera. Y hasta el propio Pep cayó atrapado en su telaraña. Hasta dónde llegará, cuál es su techo definitivo, aún no lo sabemos. Sí está clarísimo que para River será imposible reemplazarlo, como lo manifestó el propio Gallardo en la última conferencia de prensa, jugándose una fichita de última, a ver si conmueve a Guardiola.
* Texto y narración por Diego Borinsky. Edición de Erika Andújar.
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