Informes de La Previa
30/05/2021 | 15:30 | Entre 1981 y 1983 el equipo de “Amalita” de Fortabat llegó al fútbol grande, jugando dos Nacionales y con figuras rutilantes del fútbol de la época. Un 17 de abril de 1982 le ganó un amistoso a la invicta Unión Soviética.
Gabriel Rodríguez
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Loma Negra, un proyecto exitoso como efímero
Loma Negra es una localidad del interior de Buenos Aires, que pertenece al partido de OIavarría. Su nombre está asociado a la construcción, debido a la empresa cementera homónima que sigue en pie pese a los avatares económicos en este país y que en sus años mozos llegó a tener cinco mil empleados y una producción de 200 mil bolsas de cemento por día. Sin embargo, en los ’80, Loma Negra también se asoció al fútbol.
En medio de un clima revoltoso, enmarcado por el último gobierno de facto, inició aquella década; con el fútbol argentino como campeón del mundo y escenario de inmensas figuras de renombre. Entre los Maradona, Kempes, Passarella o Bochini, surgió tan rápido como sorpresivamente un nuevo contendiente proveniente del interior.
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El Club Social y Deportivo Loma Negra fue fundado el 31 de mayo de 1929, con el exclusivo fin de que sus empleados pudieran hacer deporte en la liga local. La institución no era más que eso hasta que María Amalia Sala Lacroze de Fortabat –viuda de Alfredo Fortabat, empresario de Olavarría y fundador de Loma Negra- decidió invertir para hacer crecer el club a lo grande. Tan grande que entre sus anhelos estuvieron Maradona y Fillol. Lacroze de Fortabat contrató a Valentín Suárez, creador del torneo Nacional y le encomendó la llegada de figuras. Y Loma Negra era tapa de los principales diarios.
Según la revista Forbes, “Amalita” amasó una fortuna calculada en 1.800 millones de dólares, los que la convirtieron en la mujer más rica de Argentina. Y la llamada “Dama de cemento” se metió en el fútbol. Y llegaron técnicos y jugadores de reconocida trayectoria: el entrenador Rogelio Domínguez, Carlos Squeo de Racing, Ricardo Lazbal de River, Luis Barbieri y Jorge Vázquez de Atlanta, el “cabezón” Lemme desde Tigre, Osvaldo Gutiérrez de Vélez, Claudio Cristofanelli de Ferro, Pedro Magallanes y Osvaldo Mazo de Independiente y Mario Husillos de Boca. En 1980, en un rayo de luz ganaron la liga local, el Regional y jugó el Nacional de 1981.
La gran incógnita era saber cómo iba a responder Loma Negra en las grandes ligas. Y estuvo sobradamente a la altura, en una zona compleja, donde no sólo estaba Ferro, sino también el nuevo River dirigido por Alfredo Di Stéfano con sus recientes incorporaciones de fuste, como Mario Kempes, Américo Gallego y Julio Olarticoechea, que se sumaron a la constelación de estrellas que disfrutaba el plantel de Núñez. Finalmente, obtuvo el puesto tercero por detrás de Ferro y River (a la postre, subcampeón y Campeón) y por encima de Talleres. Es decir, hizo la misma campaña de River pero por diferencia de gol se quedó afuera. José Omar Reinaldi jugó allí durante 1983 y recuerda el gran objetivo planteado desde un inicio: jugar la final.
"Era un club especial. Dentro de una empresa armaron un gran equipo con jugadores bastante importantes y un objetivo claro: llegar a la final del campeonato", rememoró.
Amalita, que triplicó el premio de Loma Negra en el debut del ’81 ante Ferro y además les mandó un mexicano de oro a cada uno de los integrantes del plantel, dio otra muestra más de poder cuando el 17 de abril de 1982 (tres días después de un amistoso ante Argentina), invirtió 30 mil dólares para llevar a la selección de Unión Soviética a la cancha de Racing de Olavarría. A las 11 de la mañana, televisado por Canal 11 de Buenos Aires y ante una recaudación que dejó 12 mil dólares, ganó 1 a 0 con gol de Husillos y le cortó una racha de 17 partidos sin perder a un equipo que después finalizaría séptimo en el Mundial de España.
En plena euforia nacionalista por las Malvinas, aquel sentimiento impulsado por la última dictadura militar sufrida por el pueblo para justificar una guerra insulsa, y en los años más oscuros de la historia argentina, “Amalita”, apoyada por los medios masivos y siendo una empresaria con muchísimo poder, se acercó a las expresiones de la cultura popular.
Reinaldi, Luis Adolfo Galván y Roberto Marcos Saporiti fueron parte del último equipo de Loma Negra en AFA y hacen mención al trato con la empresaria y presidenta del club.
"La señora era partícipe. Conocía a cada jugador. Iba a todos los partidos, los veía, entraba al vestuario y saludaba. Iba a las prácticas. A mí me decía 'usted tiene el pelo muy largo no puedo jugar'", contó "La Pepona" Reinaldi.
Galván, por su parte, relató que viajo a buenos aires por el contrato y la visitó en su oficina, donde hablaron del equipo y los jugadores.
"Con todo el plantel se portaron muy bien, pagando puntualmente todo, con vacaciones aguinaldo. De Amelita Fortabat, las mejores impresiones. Se manejaba con sencillez con los jugadores y el cuerpo técnico. Fue una experiencia formidable", destacó Saporiti.
Loma Negra volvió a competir en el torneo Regional, y al mantener a casi todo el plantel nuevamente consiguió la clasificación para el Nacional de 1983. Además, con la llegada de las caras nuevas como José Luis Gaitán, Luis Galván y la “Pepona” Reinaldi, a las riendas del equipo las tomó Saporiti, dando un salto de calidad en cuanto a la dirección técnica, ya que el nuevo técnico del excelente equipo de Talleres de fines de los 70, había sido colaborador de César Menotti en la selección campeona del Mundo en 1978; y un año más tarde daría la vuelta olímpica como entrenador de Argentinos Juniors.
"Loma Negra de 1983 fue un equipo de primerísimo nivel. Con campeones del mundo", valoró "Sapo".
En ese Nacional hubo revancha. El “Cementero” terminó primero en las dos primeras fases de grupos, clasificatorias, con un Husillos que terminó como artillero de la competencia con 11 tantos y en octavos de final le tocaba un Racing desahuciado, sin cancha, al que venció en el último minuto en Olavarría en el cotejo de ida por 2 a 1. Pero en terreno de Huracán, la Academia lo goleó 4 a 0 y terminó con las aspiraciones olavarrienses.
"Son esas cosas inexplicables del fútbol. Un partido mal jugado te dejó afuera. Eso pasó. Sacaron y al minuto la metieron al arco", dijo Reinaldi. Saporiti, en tanto, apuntó que llegaron lo más lejos que pudo haber llegado el equipo, pero que luego de eso "Amelita" decidió apartarse de las inversiones. Remarcó que si hubiera seguido, podrían haber aspirado al título.
Y se acabó todo. Ya no pudo volver a ser el que fue. Galván sostiene que había que mantener un plantel costoso, sumado a que la señora de Fortabat se alejó del fútbol.
"Estaba otra gente y no era lo mismo. Se debían sueldos. Al último se hizo una reunión y se decidió que el que quería quedarse lo hacía. La mayoría nos fuimos", resumió.
Mientras que Reinaldi explica que la evidente ventaja de plantel entre Loma Negra y los equipos de la liga de Olavarría eran evidentes, entonces muchos emigraron para después volver en el ’84… Pero el equipo se quedó en el intento.
Con el advenimiento de la democracia, así como el dinero fluía en cantidades astronómicas hacia el club, de un día para otro, se cerró la canilla pero el auge entre 1981 y 1983, le bastó para ser el mejor equipo de la historia del fútbol argentino en relación al promedio de puntos por partido jugado: 39 unidades en 28 cotejos. A 37 años, Loma Negra volvió a ser lo que era antes de “Amalita”, un pequeño club del interior que supo perfectamente que lo suyo fue un cuento de Cenicienta al que fugazmente le llegaron las 12.
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