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02/11/2019 | 15:02 | Un recorrido por la historia del jugador galés, de quien se desconoce su estado de salud mientras la cancha espera su regreso con la camiseta del Real Madrid.
Raúl Monti
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Los goles gritados y las lesiones silenciosas de Gareth Bale
Dueño en igual medida de goles históricos como de polémicas sin principio ni final. Tan capaz de dejar en ridículo a sus rivales en su excursiones por la zona izquierda del campo como de mostrar su desinterés por la mayoría de los temas de agenda.
No sabe quién es el primer ministro británico y no le da vergüenza admitirlo.
Eso sí, si le preguntan, tiene bien claro quién es el número 1 en el golf mundial.
Desde su desembarco en Madrid, la relación Bale – Casa Blanca se cimenta en una tensión permanente. De un momento a otro, pasó de ser el fichaje más caro de la historia del club a un futbolista caratulado de prescindible.
Una nueva lesión lo puso en el ojo de la tormenta y atrajo los flashes otra vez. Sin embargo Gareth, no contesta ante la prensa, quiere responder en la cancha.
De niño siempre tuvo como modelo a una leyenda viviente del fútbol galés; Ryan Giggs. Por ese motivo, no es extraño que siempre elija la casaca número '11' al igual que su ídolo. No solo tiene cosas parecidas a él como el dominio de la pierna zurda, sino que incluso ha logrado algo que Giggs nunca consiguió como profesional con la camiseta de su país: jugar una Eurocopa y disputar las semifinales de ese campeonato.
Gareth Bale, también conocido como el 'Expreso de Gales' por su notable velocidad, nació un 16 de julio de 1989 en Cardiff, en el seno de la familia conformada por sus padres Debbie y Frank. A diferencia de otras glorias del deporte rey como Lionel Messi, Cristiano Ronaldo y James Rodríguez (que tuvieron una infancia dura con familias relativamente humildes), el atacante merengue tuvo una niñez tranquila, sin mayores sobresaltos. Su mamá era secretaria de una firma de abogados locales, en tanto que su papá se desempeñaba como miembro de seguridad de una escuela.
Cuando era chico, pasaba la mayor parte del día practicando algún deporte. Además del fútbol, disfrutaba del rugby y el hockey y se perfilaba como un gran talento en el atletismo.
A los 9 años, aparecieron reclutas de los principales equipos de Inglaterra buscando a este niño al que le vaticinaban un gran futuro. Manchester United y Newcastle hicieron un intento pero finalmente Gareth se quedó con el Southampton.
Las cosas, al inicio, no fueron nada fáciles. Su nueva casa futbolística quedaba a 90 kilómetros de Cardiff, pero se las ingenió con ayuda de sus padres para no faltar a ningún entrenamiento.
Reconocido por su enorme precisión para patear tiros libres, debutó en la Premier League, en un partido frente al Milwall el 17 de abril de 2006. Con apenas 16 años, Gareth cumplió con su primer gran objetivo: llegar al fútbol grande de Inglaterra. Increíblemente, apenas unos días más tarde debutó también en la Selección de Gales, convirtiéndose en el jugador más joven en la historia en ponerse la camiseta del país británico.
En la temporada siguiente, Bale se afianzó en el equipo titular del Southampton, que por aquel entonces se encontraba en la Championship —la segunda división inglesa— tratando de alcanzar el ascenso a la Premier. Arrancó el torneo de manera inmejorable convirtiendo su primer gol, de tiro libre ante el Derby Country y repitiendo la fecha siguiente frente al St Mary's.
Gareth promedió un muy buen año y fue galardonado por BBC como el mejor jugador joven del certamen. Mientras peleaba las instancias definitorias por el ascenso, sufrió una lesión y quedó marginado de los últimos partidos.
Sus grandes actuaciones lo pusieron en la agenda de los principales cuadros de Inglaterra. Manchester United, Arsenal y Liverpool tocaron a la puerta del St. Mary Stadium, pero fue finalmente Tottenham el que se lo llevó a mediados de 2007. Los 'Saints' hicieron un tremendo negocio con el extremo galés ya que lo vendieron en 14 millones de euros, todo un récord para su joven edad. En White Hart Lane ya lo esperaban.
Las primeras dos campañas de Gareth en Londres no fueron del todo buenas. Recién en su tercer año con los Spurs, logró más continuidad y una mayor efectividad convirtiendo tres goles y sellando 11 asistencias.
Al año siguiente, un partido soberbio frente al Inter en el Giuseppe Meazza, lo puso otra vez en el centro de la escena. Esa noche marcó tres goles que no le alcanzaron a su equipo para remontar un marcador adverso, pero sí le sirvieron a Bale para demostrar que estaba listo para meterse entre los apellidos destacados del fútbol mundial.
El galés terminó el año con el premio de mejor jugador de la temporada y unas cuantas ofertas sobre la mesa pero decidió renovar su contrato con Tottenham.
Apenas unos meses más tarde, Real Madrid golpeó a la puerta y Gareth no se pudo resistir. Como Tottenham no quería desprenderse de su principal figura, el galés hizo todo para propiciar su salida del club y finalmente logró su cometido.
Florentino Pérez desembolsó 101 millones de euros para quedarse con su pase y así Bale se convirtió en el fichaje más caro de la historia de la Casa Blanca, aún por encima de Cristiano por quien habían pagado siete millones menos.
Su debut oficial como titular con la casaca merengue fue ante Villarreal y sirvió para rescatar al menos un empate 2-2 como visitante. Junto a Cristiano y Karim Benzema formaron un tridente ofensivo impresionante que llegó a marcar 97 goles a lo largo de esa campaña.
Dos partidos resumen su tremenda primera temporada en la 'Casa Blanca'. En primer lugar, la final de la Copa de Rey frente al Barcelona en Mestalla. Con una tremenda corrida por el sector izquierdo, humilló a Marc Bartra y de un zurdazo le dio la ventaja al Madrid sobre los dirigidos por Gerardo 'Tata' Martino.
El otro se dio en la final de la Champions League frente al Atleti de Simeone. También en el suplementario como ante los culés, tomó un rebote tras remate de Ángel Di María y consiguió dar vuelta el marcador para que más tarde Real Madrid festejara la décima Champions en Lisboa.
Las dos temporadas siguientes fueron aceptables para la afición merengue ya que promedió 18 goles por campaña entre la 2014-15 y la siguiente, pero luego llegarían las críticas por parte de los hinchas. Y es que el galés pasaba más horas en la enfermería de Valdebebas que dentro del campo y, cuando le tocó jugar con Rafael Benítez o Zinedine Zidane no dio la talla.
En los últimos meses, el foco de polémica entre Bale y el Real Madrid se centró, precisamente, en sus lesiones. El galés prohibió al club que emita sus partes médicos, amparándose en el derecho de privacidad que tiene cualquier ciudadano por lo que desde comienzos de octubre no sé sabe nada sobre su estado físico, ni sobre su evolución.
Dueño en igual medida de goles históricos como de polémicas sin principio ni final. Tan capaz de dejar en ridículo a sus rivales en su excursiones por la zona izquierda del campo como de mostrar su desinterés por la mayoría de los temas de agenda.
Una nueva lesión lo puso en el ojo de la tormenta y atrajo los flashes otra vez. Sin embargo Gareth, no contesta ante la prensa, quiere responder en la cancha.