Michael Jordan: “Su Majestad” (por Jorge Parodi)

Grandes del Deporte

Michael Jordan, “Su Majestad”

17/05/2020 | 14:28 | El documental sobre la vida del histórico 23 de los Chicago Bulls, "The Last Dance", reavivó la "jordan-manía". El foco vuelve a los logros deportivos de "Air" y su deseo irrefrenable de ganar.

Jorge Parodi

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Michael Jordan: “Su Majestad” (por Jorge Parodi)

Michael Jordan es "Su Majestad", uno de los deportistas más grandiosos de todos los tiempos. Su religión fue ganar, ganar y ganar. Ganar lo justificaba todo para Jordan.

Se impuso ser el mejor, competir, brillar, convertir lo negativo en positivo, como le enseñó su padre.

Air Jordan sólo es comparable en el deporte con gigantes como Mohamed Ali, Roger Federer, Diego Maradona o Lionel Messi (según el gusto del consumidor), Michael Phelps o Tiger Woods.

Michael resiste a cualquier comparación con los mejores, con grandes chances de imponerse.

El histórico 23 de los Chicago Bulls es la máxima referencia en el básquetbol, un adjetivo calificativo, un sinónimo de la perfección en un deporte apasionante.

Es considerado, en forma casi unánime, como el mejor jugador de básquetbol de la historia.

“Last dance”, la serie sobre su vida que emite Netflix, es un éxito mundial y una muestra de lo difícil que es trazar una biografía que puede abarcar por completo a semejante personalidad deportiva.

Con sus 1,98 metros de altura, Michael Jordan fue un tenaz defensor, un excelente anotador y un pasador rápido e imaginativo; pero mucho más llamativa era aún su extraordinaria habilidad para saltar y las acrobáticas maniobras que utilizaba para esquivar la defensa rival y llegar a la canasta. Parecía capaz de permanecer por unos instantes suspendido en el aire; tal aptitud valió el sobrenombre de Air Jordan.

Para triunfar hizo todo lo que estuvo a su alcance en lo físico y en lo mental. Sumó pesas y 8 kilos para dominar e intimidar psicológicamente a sus rivales.

Michael Jeffrey Jordan nació el 17 de febrero de 1963 en Nueva York.

Hijo de James y Deloris Jordan, es el cuarto de cinco hermanos. Aunque nacido en el barrio neoyorquino de Brooklyn, la infancia de Michael Jordan transcurrió en la localidad de Wilmington, en el estado de Carolina del Norte, a la que se había trasladado con su familia. Aficionado desde pequeño al básquetbol, a los trece años su padre hizo construir una cancha en el patio trasero de su casa,

Papá James fue quien inculcó en sus hijos la necesidad de hacer deportes y de competir para ganar. Sus duelos frente a su hermano Larry en el patio de su casa fueron feroces y allí nació la competitividad de Michael.

En la escuela, Jordan jugó al básquetbol, al béisbol y al fútbol americano.

En la Preparatoria, Michael fue desplazado del equipo de básquetbol por su altura.

Ese verano entrenó más que nunca, pegó un estirón y se ganó un lugar inamovible en el equipo de la High School.

Como tantos otros jugadores de la NBA, Michael Jordan dio sus primeros pasos en la liga universitaria. En 1981 ingresó en el equipo de la Universidad de Carolina del Norte.

En 1982 una canasta suya sobre el final permitió a sus compañeros ganar el campeonato universitario

En el verano de 1984 , Michael Jordan formó parte de una de las mejores selecciones norteamericanas de básquetbol que se alzó con la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles.

El mismo año inició su carrera profesional: fue elegido en el draft de la NBA por los Chicago Bulls, equipo en el que permanecería a lo largo de casi toda su carrera deportiva y con el que ganó seis campeonatos de la NBA (1991-92-93 y 1996-97-98).

Máximo encestador en diez temporadas, obtuvo un promedio de 32 puntos por partido, récord absoluto de la NBA, y fue elegido mejor jugador en 1988, 1991, 1992, 1996 y 1998.

Michael Jordan acudió a su segunda cita olímpica en Barcelona 92, los primeros juegos en los que, por un cambio en la normativa, se permitió participar a los profesionales. 

La selección de Estados Unidos, que sería llamada el «Dream Team», los mejores jugadores del momento: Magic Johnson, Larry Bird, Charles Barkley, además de Michael Jordan. El resultado fue el previsible: el «Dream Team» se adjudicó el oro con aplastante superioridad y se convirtió además en una de las máximas atracciones de los Juegos.

En octubre de 1993, tras el asesinato de su padre, anunció su retiro. Fue como si al disparo en el pecho de su padre lo hubiera recibido él mismo. Fue un golpe devastador para Jordan.

Tenía 30 años, dijo no disfrutar del juego como antes, pero en realidad la pérdida de su padre lo afectó profundamente.

Michael Jordan era un compulsivo apostador, principalmente en partidos de golf. Un empresario publicó un libro “Michael y yo: Nuestra adicción a las apuestas, un grito de ayuda”.

Durante ese lapso de 21 meses, se dedicó a jugar al béisbol profesional, una promesa que le había realizado a su padre. Estaba claro que lo suyo era otra cosa.

Michael Jordan regresó a la NBA en marzo de 1995.

El comunicado que informaba sobre la noticia decía de manera escueta: “I´m back”. En español sería: “volví”

Jordan se convirtió nuevamente en la estrella de los Chicago Bulls. Cuando volvió, la NBA no le permitió usar el número 23, que había sido retirado de los Bulls. Pero poco después el supersticioso Jordan lo solicitó como un favor especial, y los responsables del torneo le permitieron jugar con el mítico dorsal.

Su segunda etapa fue tan triunfante como la primera: Michael Jordan logró para su equipo tres nuevos campeonatos de la NBA (1996-1998).

Cuando terminó el partido que le permitió ganar su primer anillo, luego de su regreso, Michael fue a buscar la pelota, la tomó y se tiró al suelo, se desplomó sobre ella y se puso a llorar desconsoladamente, dejando fluir toda su emoción, como un homenaje a su padre fallecido.

Fue el regreso de Su Majestad Michael Jordan.

En 1997 protagonizó la película mezcla de animación e imágenes reales “Space Jam” (con Bugs Bunny como compañero de reparto), que se convirtió en un gran éxito de taquilla.

El exitoso documental “The last dance” muestra la dura manera en que trataba a sus compañeros. Su autoexigencia y su obsesión por ganar lo llevó a comportarse como un líder tirano, al que muchos de sus compañeros temían.

A principios de 1999 anunció su retiro del deporte activo, pero volvió a la máxima competición como Accionista y Director de los Washington Wizards, y siguió añadiendo récords a sus impresionantes estadísticas entre octubre de 2001 y abril de 2003, fecha de su definitivo retiro.

Se estima que Jordan es dueño de una fortuna de 1900 millones de dólares.

Tuvo 3 hijos con su primera esposa Juanita, de quien se separó en 2002. Ese divorcio le costó a Michael 110 millones de dólares.

Luego de 5 años de novios, en 2013 Jordan se casó con la modelo cubana americana Ivette Prieto, con quien tiene dos niñas gemelas.

Ambos firmaron un acuerdo prematrimonial por el que ella no tendrá acceso a los 650 millones de dólares que tiene el ex basquebolista, pero que a cambio recibirá un millón por año.

Una de las propiedades de Jordan es una casa en Chicago que tiene 5200 mts cuadrados, valuada en 15 millones de dólares.

Su Majestad fue la imagen de grandes marcas como Nike y Coca Cola.

Michael Jordan fue un gran talento, pero esa aptitud natural fue acompañada por un trabajo incansable que mejoró esas capacidades.

Siendo el mejor, siempre intentó perfeccionarse.

Decía que competía con lo que era capaz de hacer, que siempre creyó que si uno se pone a trabajar los resultados llegarán tarde o temprano, qué si encuentras un muro, no hay que darse vuelta y rendirse, debes averiguar cómo escalarlo, si lo atraviesas o lo rodeas.

La prepotencia del trabajo, su innegociable esfuerzo, su mente de acero, su corazón de campeón, más su talento natural, son las razones, la fórmula que diseño a tan grandioso deportista.

Competir para ganar. Construir el éxito aprendiendo de algún fracaso. Convertir lo negativo en algo positivo, su legado.

Durante muchos años Michael Jordan vivió para el básquetbol: nada lo distrajo en tu objetivo de ser el mejor.

Sin prosapia, ni nobleza que lo antecediera, Jordan se convirtió en el mejor, porque se lo propuso, porque lo quiso más que nada en el mundo, porque no tuvo miedo a soñar y dejar todo para cumplir ese sueño.

Porque aun, cuando parecía volar suspendido en el aire, detrás de una pelota naranja, nunca dejó de tener sus pies bien afirmados sobre la tierra.

Por todo eso fue el mejor, por todo eso el mundo se inclinó incondicionalmente ante la incomparable imagen deportiva de “Su Majestad Michael Jordan.”

Por Jorge Parodi.

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