Perfiles de La Previa
07/02/2021 | 13:11 | Tras ser una pieza fundamental del Talleres que peleó hasta el final en la Copa Diego Maradona, el lateral sonó como posible refuerzo en Boca. Conocé su historia.
Raúl Monti
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Nahuel Tenaglia, un chico de pueblo que sueña en grande
Así como decir “Argentina” tiene como respuesta un “Maradona” o “Messi” en cualquier parte del planeta, decir “Saladillo” es, hoy por hoy, un sinónimo de Nahuel Tenaglia en el mundo del fútbol.
Tras consolidarse en Primera, Talleres supo construir un equipo sólido, con bastiones en todas sus líneas que lo dotaron de su peculiar intensidad. Uno de ellos se afianzó en el lateral derecho, habitado por un “tractor” que dejaba surcos en el ataque y se volvía un muro en defensa, que llegó a estar en boca de todos.
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Nahuel Tenaglia nació en la localidad bonaerense de Saladillo el 21 de febrero de 1996. A orillas del río Salado, fue desde pequeño desarrollando su amor por la pelota en un pueblo marcado por su importante actividad ganadera.
Vestido de azul y oro, los colores de los que se enamoró en su infancia, disimulaba su timidez cuando la redonda empezaba a girar en los “picados” en las calles de su tierra natal. En ellos, los pibes soñaban con ser como Julio Olarticoechea, el mayor símbolo deportivo de la ciudad.
El tradicional “pan y queso” previo a cada partido terminaba casi siempre igual: Nahuel era de los primeros elegidos. En la escuela de fútbol que lleva el nombre del “Vasco”, empezó a demostrar sus condiciones y a marcar diferencias con el resto de los chicos de su edad.
Tras un paso por un club local, le llegó la oportunidad soñada: lo buscó Boca Juniors, el club de sus amores, y viajó a Capital Federal para dar inicio a su ilusión en las divisiones inferiores del elenco de La Ribera. Allí, compartió planteles con algunos futbolistas con los que, años después, iba a reencontrarse en Córdoba.
Su estadía en Boca demandó un gran sacrificio tanto para el juvenil como para su familia, al tener que recorrer largos kilómetros para dividir las horas entre los entrenamientos y los estudios, en medio de una situación económica que no era la mejor.
Sin embargo, las cosas no salieron como Nahuel hubiera deseado: tras un tiempo en “El Xeneize”, lo dejaron libre. Fue un duro golpe para Tenaglia, que tuvo que volver a Saladillo y, en medio del dolor, empezar de nuevo.
Tras rearmarse en sus pagos y apoyarse en el amor de los suyos, llegó a Atlanta, donde se fue a probar de delantero y terminó siendo defensor. En el club de Villa Crespo se ganó un lugar en inferiores, y en febrero de 2017 firmó su primer contrato como profesional.
En “El Bohemio” debutó y comenzó a mostrar sus primeras armas en la dura B Metropolitana. Por sus actuaciones, pronto comenzó a ganarse el cariño de los hinchas del conjunto auriazul.
Con apenas 20 partidos en Atlanta, su ascendente nivel y la proyección que transmitía a futuro llamaron la atención de Talleres. El club de barrio Jardín lo fue a buscar y Tenaglia llegó, envuelto en emoción, a la máxima categoría del fútbol argentino para la Superliga 2017/2018.
Arribó a Córdoba con 21 años y debió primero adaptarse a la ciudad. Era la primera vez que estaba tan lejos de su casa, por lo que se refugió en algunos de sus compañeros, como “El Chelo” Torres, para sobrellevarlo de la mejor manera.
Nahuel estaba por detrás de Leonardo Godoy, quien venía en un nivel superlativo y era el indiscutido “4” titular. A pesar de ello, fue remándola desde atrás y comenzó a ganar consideración en la óptica del entrenador, Frank Darío Kudelka, y fue sumando minutos.
En 2019 se ganó un lugar definitivo como titular, pero, curiosamente, de defensor central. En ese rol, Tenaglia, que también supo jugar de lateral por izquierda, agigantó su figura pese a su juventud y fue una pieza clave en la histórica serie ante San Pablo por la fase previa de la Libertadores, que terminó con la “T” festejando en el Morumbí.
Posteriormente, vino su oportunidad de jugar de “4”, el puesto con el que se fue amigando al irrumpir en el profesionalismo mientras miraba a Dani Alves como referencia.
En esa posición, el oriundo de Saladillo terminó de explotar y se convirtió en una pieza importante del equipo tanto en defensa como en ataque. De repente, no sorprendía que Nahuel llegara al fondo por la banda para asistir a sus compañeros, o que inflara la red de los arqueros rivales.
Tras el parate por la pandemia, siguió mostrando un gran nivel, y se constituyó como uno de los eslabones de la columna vertebral del once inicial del “Cacique” Medina. Talleres ilusionó a los hinchas hasta el final y Tenaglia rápidamente apareció en la mayoría de los “equipos ideales” de la Copa Maradona.
Con el amanecer del 2021, creció con fuerza el rumor de que Boca estaba interesado en él, y su cabeza empezaba a pensar en lo que podía ser el regreso, y la revancha, en el club del que es hincha.
Amado en Saladillo, donde sus vecinos de siempre ven con orgullo cómo Nahuel los representa de la mejor forma, el chico de pueblo sigue soñando en grande. Y tiene todo para lograrlo.
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