Perfiles de La Previa
03/10/2020 | 13:07 | El zaguero de 32 años dejó el Manchester City y se fue al Benfica en busca de más minutos y continuidad. Su objetivo es mantenerse vigente para cuidar su lugar en la Selección. Conocé su camino.
Raúl Monti
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Nicolás Otamendi, el líder que necesita la defensa argentina
Se dice que ninguna madre tiene preferencias entre sus hijos, pero la conexión de Nicolás Otamendi con la suya fue muy especial desde su niñez. A la dosis extra de cariño que recibía por ser el menor de cuatro hijos, se le sumaba que mamá Silvia era tan futbolera como él, y estaba encantada de acompañarlo en cada paso de su camino. Nicolás, que era muy introvertido y evitaba constantemente ser el centro de atención, parecía otra persona cada vez que correteaba con sus amigos dentro de una cancha de fútbol.
Fanático de River, cuando empezó a jugar de central imitaba los movimientos del “Ratón” Roberto Ayala, pero como hacía las inferiores en Vélez su referente más cercano fue Hernán Pellerano. Oriundo de una familia humilde de la provincia de Buenos Aires, Otamendi tuvo que hacer muchos sacrificios para formar parte de la categoría ‘88 del “Fortinero”.
Iba a la escuela a la mañana, su mamá lo esperaba a la salida con una vianda para el almuerzo y él comía durante el largo viaje a los entrenamientos. Tenía que tomarse tres colectivos para llegar a la cancha, pero después de abandonar la escuela en el último año y con una hija a su cargo, sentía que el fútbol era una manera de darle una mejor vida a su familia.
Aunque su debut oficial llegó en el 2008 de la mano de Hugo Tocalli, tuvo que pasar un año más para que cerrara definitivamente su etapa en la Reserva. El defensor estaba harto de subir y bajar del plantel de primera sin poder consolidarse y Vélez estuvo a punto de dejarlo libre con 19 años, hasta que Ricardo Gareca confió en sus capacidades y le dio la oportunidad por la que tanto había peleado.
Era el quinto central del plantel y sabía que tendría pocas chances, por lo que trabajó sin descanso para poder aprovecharlas. El día tan esperado llegó en la tercera fecha del Clausura 2009, cuando fue titular por primera vez, y nunca más vivió un partido desde el banco de suplentes. El “Tigre” Gareca estaba sorprendido por la tranquilidad con la que se desenvolvía el zaguero a pesar de su edad, y lo ubicó al lado de Sebastián Domínguez.
El “Fortín”, que se destacó por su solidez defensiva a lo largo de toda la campaña, cerró el torneo dando la vuelta olímpica en la recordada y polémica final contra el Huracán de Ángel Cappa. El joven Otamendi se llevó el premio mayor y cosechó elogios hasta el cansancio, consolidándose como la gran revelación del campeonato. Su buen rendimiento lo puso en la mira de Diego Maradona, quien por aquel entonces dirigía a la Selección Argentina y lo convirtió en un jugador mundialista con apenas 22 años.
A Nicolás le costaba procesar todo lo que estaba viviendo. Había jugado un puñado de partidos en la primera de Vélez y de repente estaba compartiendo plantel con Lionel Messi, en Sudáfrica, y a las órdenes de Maradona. De todas maneras, su falta de experiencia se hizo notar en el peor momento posible. Ubicado como lateral por derecha, tuvo un rendimiento muy flojo en la derrota por 4 a 0 ante Alemania y fue duramente criticado por su actuación.
El partido contra los alemanes lo dejó mal parado ante la opinión pública y frustró sus chances con el combinado nacional durante mucho tiempo. Cuando recuerda esa fatídica noche en Ciudad del Cabo, Otamendi defiende que hizo lo que pudo en una posición en la que no se sentía cómodo, y frente a un rival que no perdonó los errores tácticos del planteo de Maradona. Aún así, la Copa le sirvió para mostrarse y seguir con su camino en el fútbol europeo.
Porto fue el lugar ideal para ganar rodaje en el Viejo Continente. Pasó cuatro temporadas en el gigante portugués y festejó ocho campeonatos a nivel local, pero su buen momento no le alcanzó para cumplir su objetivo, tener una nueva oportunidad con Argentina. Alejandro Sabella lo dejó fuera de la lista para el Mundial de Brasil 2014 y Otamendi tuvo que seguir por televisión la emotiva campaña que terminó al borde de la gloria. Allí entendió que sus logros en Portugal cotizaban menos en la consideración de los técnicos que un pasar discreto en una liga más prestigiosa.
Armó las valijas y se mudó a España con la idea de volver a vestir la camiseta albiceleste, aunque su plan sufrió algunos cambios sobre la marcha. Valencia lo fichó con todos los cupos extracomunitarios ocupados, por lo que terminó jugando en el Atlético Mineiro con tal de mantenerse activo hasta que se arreglara su situación. Sin embargo, cuando pudo debutar en el conjunto “Che” supo que había tomado la decisión correcta.
Los valencianos, con una predilección especial por los argentinos gracias a los goles de Mario Kempes, lo recibieron con los brazos abiertos y lo apodaron “El General”. Jugó apenas una temporada en la liga de España, pero su buen nivel le valió múltiples ofertas de los grandes del continente. Luego de demostrar que podía plantarse de igual a igual contra los mejores atacantes del planeta, Gerardo Martino le dio la revancha que tanto había deseado desde su tropezón en el Mundial del 2010.
Bajo la conducción del “Tata”, Otamendi alcanzó su mejor nivel en Argentina. Dejó en el pasado todos los cuestionamientos a su figura y fue uno de los puntos altos en las campañas de las Copas América 2015 y 2016, aunque en ambas oportunidades la fiesta fue chilena. A pesar de las dolorosas derrotas contra “la Roja”, el zaguero pudo limpiar su imagen y se ganó un lugar indiscutible en la Selección.
Manchester City fue el club en el que se consagró como un central top a nivel mundial. Llegó por pedido de Manuel Pellegrini y el entrenador se fue poco tiempo después, por lo que su adaptación no fue fácil. Sus características no convencían del todo a Pep Guardiola, quien prefería a defensores con mejor manejo de la pelota, pero el argentino se ganó el respeto del catalán gracias a su compromiso y evolución: Pep llegó a decir que Otamendi era el “Superman” del City.
El zaguero volvió a disputar un Mundial en Rusia 2018, pero su desempeño sólo puede evaluarse en el contexto de la caótica era Sampaoli, donde el pobre funcionamiento colectivo pudo más que cualquier destello individual. Fue uno de los sobrevivientes del recambio generacional comandado por Lionel Scaloni en la Copa América de Brasil 2019 y hoy, con 32 años, es uno de los referentes del combinado nacional. No obstante, hay quienes le exigen un mayor liderazgo en lo extrafutbolístico, cualidad que nunca destacó en él dada su timidez natural y perfil bajo.
Luego de sus pasos por Vélez, Porto, Atlético Mineiro, Valencia y el City, el zaguero se suma al Benfica de Portugal en el inicio de la recta final de su carrera. Aunque es sabido que afrontará el desafío con la profesionalidad que lo caracteriza, su retorno a la liga portuguesa puede verse como un paso atrás desde lo futbolístico, teniendo en cuenta que viene de cinco años muy buenos en la Premier League.
Más allá de cualquier opinión, es uno de los puestos fijos en la consideración de Scaloni y una pieza muy importante en su esquema de cara a los compromisos del futuro. Con o sin voz de mando, en una liga de mayor o menor prestigio, Nicolás Otamendi es el defensor más experimentado con el que cuenta la Selección en el panorama actual, y si quiere llegar a lo más alto, está claro que Argentina lo va a necesitar.
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