Pizzi y Falcioni, los comandantes del clásico de Avellaneda

Un clásico nunca será un partido más. Desde que la memoria colectiva se apoderó del fútbol contemporáneo, siempre hubo un momento esperado por los hinchas de cualquier equipo: enfrentar al rival de siempre.

El lápiz va directo a ese día del calendario, y comienza la cuenta regresiva. El tiempo se detiene por 90 minutos cuando la pelota rueda, y nada más parece importar. Para los hinchas de Racing e Independiente, ese día es hoy.

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“La Academia” y “El Rojo” vuelven a verse las caras este sábado, en una nueva edición del clásico de Avellaneda. Los dos llegan golpeados, tras caer ante Godoy Cruz y Talleres, respectivamente, pero con la expectativa intacta de meterse entre los cuatro mejores de sus grupos en el torneo. Y lo hacen guiados por dos entrenadores de experiencia: Juan Antonio Pizzi y Julio César Falcioni.

Juan Antonio Pizzi nació el 7 de junio de 1968 en Santa Fe. Goleador desde pequeño, tras quedar seleccionado en las inferiores de Central se mudó a Rosario, donde comenzó a forjar su sueño de ser futbolista profesional. Su ilusión, sin embargo, tuvo un gran susto antes de que empezara a edificarse: en un partido de juveniles, chocó con el arquero Roberto Bonano y sufrió la pérdida de un riñón.

Pizzi tenía 18 años y parecía que todo se derrumbaba cuando un médico le aconsejó no jugar más, pero pudo salir adelante y relanzar su sueño.

Así fue que debutó en la primera del “Canalla” ante un poderoso River. La bienvenida al fútbol profesional fue con otro golpe: recibió un codazo en el pómulo izquierdo, que se le inflamó, y debió ser reemplazado.

En Rosario Central se cansó de inflar redes y llegó lo inevitable: la transferencia hacia otros destinos. Así fue que pasó por Toluca de México antes de recalar en el fútbol español, donde tocó el cielo con las manos en Tenerife, Valencia y Barcelona.

Por su gran nivel en esos clubes, se nacionalizó español y jugó con esa Selección la Eurocopa 96 y el Mundial de Francia 98.

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Tras su paso por el país ibérico, volvió a Argentina, donde vistió la camiseta de River, y cerró su carrera otra vez en el fútbol europeo, en Porto y Villarreal.

Su prolífica carrera como futbolista fue la antesala de lo que vendría después como entrenador. Su primera experiencia se dio en el club de sus amores: Colón de Santa Fe. Sin embargo, fue trunca: apenas duró tres partidos y salió enojado con la dirigencia. 

Su paso fallido por “El Sabalero” le cerró puertas en otros clubes de Argentina, por lo que tuvo que probar suerte afuera. Universidad de San Martín, en Perú, y Santiago Morning, en Chile, fueron los eslabones en los que comenzó a ganar rodaje. Sus buenos resultados le dieron la posibilidad de ir a un grande del país trasandino: Universidad Católica, con el que dio la vuelta olímpica en el torneo local de 2010.

Después, vino el llamado de su Central, que estaba en la B Nacional y lo necesitaba. Pizzi no lo dudó y volvió a uno de los lugares en los que fue más feliz. “El Canalla” terminó cuarto en el torneo en el que River fue campeón, y después no pudo en la promoción contra San Martín de San Juan.

Su ascendente carrera lo depositó después en San Lorenzo. Con él al mando, “El Ciclón” se reencontró con una idea de juego, escapó de los últimos puestos en la tabla de los promedios y logró quedarse con el Torneo Inicial 2013, un certamen que fue muy parejo y que se festejó mucho en Boedo.

Los flamantes laureles del entrenador lo llevaron otra vez al exterior: dirigió a Valencia, en España, y a León, en México, antes de recalar en la Selección de Chile. Con “La Roja” consiguió su trofeo más importante: alzó la Copa América Centenario, en 2016, amargando una vez más en los penales a la Argentina de Lionel Messi.

Tras estampar su nombre en la historia de Chile, Pizzi fue a Arabia Saudita, para dirigir al seleccionado de ese país, y luego tuvo un breve regreso a San Lorenzo.

El 2021 lo encontró con una nueva oportunidad en un grande: lo contrató Racing Club. En “La Academia” arrancó mal, con una derrota ante Banfield, pero después logró acomodarse. A pesar del traspié frente a Godoy Cruz de la fecha pasada, el conjunto albiceleste se mantiene expectante y con las chances intactas de clasificar entre los cuatro mejores.

Independiente, en tanto, lo tiene en el banco a Julio César Falcioni, un gladiador de mil batallas, que hoy lucha contra otra: el técnico fue diagnosticado esta semana con Covid-19.

“El Emperador” nació el 20 de julio de 1956. Antes de ponerse el buzo de varios equipos, fue un eximio arquero. Desarrolló su carrera, mayormente, en dos clubes: Vélez y América de Cali.

Tanto en “El Fortín” como en el conjunto colombiano coleccionó una gran cantidad de partidos bajo los tres palos, pero fue en “Los Diablos Rojos” donde alcanzó mayor notoriedad, al obtener varios títulos, en una época dorada del club en ese país.

Con Falcioni como un arquero que se dio el gusto de patear penales y convertir goles, América fue imbatible en Colombia y también protagonista en el mapa continental.

En Liniers, muchos recuerdan el día que le atajó dos penales, en el mismo partido, a Diego Maradona, cuando “El 10” estaba en Argentinos Juniors.

Tras su retiro, tuvo su primera experiencia como entrenador en su Vélez, donde había dirigido en las divisiones inferiores. Después de algunos interinatos, le llegó la chance de estar al frente del equipo del que es hincha.

Después fue a Olimpo, con el que pudo mantener la categoría en Primera División, antes de ir a Banfield, club en el que estaba destinado a hacer historia grande. En su primera etapa, llevó al “Taladro” a jugar la Copa Libertadores de 2005. En la segunda, alcanzó la gloria: fue campeón con un inolvidable equipo en el Apertura 2009.

El éxito en Banfield lo depositó en Boca, donde tuvo más alegrías: “El Xeneize” ganó el Apertura 2011 de punta a punta, en forma invicta, y recibió solo 6 goles en 19 partidos, redondeando una campaña memorable.

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En 2012, levantó la Copa Argentina y llegó con Boca a la final de la Libertadores, pero el conjunto azul y oro no pudo frente al Corinthians. Con el tiempo, “Pelusa” perdió crédito entre los hinchas del club de la Ribera y se alejó de la institución.

Después, vino para el entrenador un popurrí de camisetas, con pasos por All Boys, Universidad Católica de Chile, Quilmes y nuevamente Banfield, donde iba a asumir como manager antes de que le llegara la propuesta del “Rojo”.

En Independiente, Falcioni llegó como técnico en reemplazo de Lucas Pusineri. “El Emperador” arribó a un “Diablo” convulsionado tras las tormentosas salidas del propio Pusineri y de Jorge Burruchaga, quien era el manager.

A Falcioni le picó el bichito de seguir como DT y volvió al club de Avellaneda después de 15 años. A los 64 años, el entrenador, que sobrevivió a un grave accidente automovilístico y superó un cáncer, tomó las riendas de un equipo que empezó el torneo siendo protagonista, pero que viene golpeado por la caída en Córdoba ante la “T” y los casos de coronavirus en el plantel.

Racing e Independiente. Independiente y Racing. Un clásico nunca será un partido más, y el de Avellaneda no es la excepción. Con dos técnicos experimentados al mando como Pizzi y Falcioni, “La Academia” y “El Rojo” se juegan esta noche mucho más que un partido de fútbol.