Informes de La Previa
31/10/2020 | 13:04 | La pelota frenó por casi 8 meses, pero los protagonistas del fútbol argentino no se quedaron quietos. Entre polémicas, elecciones, traspasos y un nuevo torneo, reviví lo más destacado del parate.
Mauricio Coccolo
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¿Qué fútbol nos quedó?
Pasaron 228 días sin fútbol en Argentina y pasaron mil cosas. Algunas ya olvidadas, que quizás sea mejor dejarlas ahí, donde quiera que estén. Pero otras tuvieron profundas repercusiones en el deporte más popular del país.
De memoria, sin googlear, sin repetir y sin soplar: desapareció la Superliga y nació la Liga Profesional con Marcelo Tinelli como líder. Se dio por terminada la temporada que estaba en juego, repartieron los cupos en las copas, armaron un torneo nuevo, anularon los descensos por dos años y dijeron que los ascensos se resolverían en la cancha. Como consecuencia, Tapia fue re-electo en el cargo de presidente de la AFA hasta 2025, en una Asamblea virtual y anticipada.
Al tercer mes de la cuarentena, los dirigentes del fútbol argentino se sentaron a esperar. Con la plata de la televisión asegurada hasta octubre, lo único que se les ocurrió fue dejar que pasaran los días para que se cayeran los contratos que vencían el 30 de junio. Unos 2 mil jugadores quedaron libres y de esa forma los clubes redujeron notablemente sus costos.
A mediados de junio, cuando los contagios se concentraban en la zona del AMBA, muchos clubes del interior quisieron retomar los entrenamientos porque en sus provincias la situación sanitaria estaba controlada. Pero Claudio Tapia salió con los tapones de punta y dejó una de las frases de la pandemia: “El fútbol sólo volverá cuando todo el país esté en fase 4”. Paradójicamente, Tapia terminaría anunciando la vuelta del fútbol justo el día en que Argentina se convertía en el quinto país del mundo con más contagiados de coronavirus.
Ninguna de las grandes ligas del fútbol mundial estuvo parada tanto tiempo como la de Argentina, que además fue la penúltima competencia de la Conmebol en retomar la actividad (ahora solo queda Bolivia sin jugar). Tampoco hubo asociaciones importantes que hayan decidido como decidió la AFA, que hizo un poquito de cada cosa.
Mientras que en primera se dio por terminada la temporada 19/20, adjudicando premios deportivos, en el ascenso cortaron camino: el torneo que se estaba jugando no se jugará más, los ascensos se resolverán en la cancha, pero los méritos del campeonato que ya no existe serán contemplados en el nuevo formato, que todavía no está resuelto. En el medio, el TAS le dio la razón a la AFA en un reclamo novelesco que hizo San Martín de Tucumán.
Finalmente, el miércoles 14 de octubre, después de una reunión en la Casa Rosada, Chiqui Tapia anunció con bombos y platillos las fechas de regreso para todas las categorías del fútbol argentino. A los clubes de la Primera Nacional les dijeron que arrancaban el 7 de noviembre, pero… de la nada, y sin argumentos, dos semanas después postergaron la vuelta para el 21 de noviembre.
En Primera División la cosa está un poco más clara, tanto como el sorteo de la nueva Copa de la Liga Profesional, que sirvió como muestra televisada en vivo y en directo de lo que son los dirigentes del fútbol argentino. A propósito, el de la televisación fue el último capítulo del bochorno: a días de retomar la competencia, la AFA decidió romper el contrato con una de las partes involucradas, que tres horas antes del comienzo del campeonato consiguió una medida cautelar favorable para seguir pasando los partidos.
La determinación de sacar del medio a Fox para quedarse solo con TNT, y abrirle una puertita al Gobierno, generó diversas reacciones entre los dirigentes, pero la más importante fue juntar en el reclamo a los presidentes de Boca y River. Ameal y D’Onofrio se reunieron con Tapia, disparando múltiples versiones. Entre otras, hay una que dice que la novel Liga Profesional tendría los días contados porque la AFA quiere manejar todas las categorías.
Para que el combo quedara bien completo, hubo rosca política por la cancha de River, que no puede jugar en el Monumental porque lo está remodelando y pidió hacer de local en su predio de entrenamiento. Como no había ninguna posibilidad de que el River Camp se ajustara al reglamento de estadios de la AFA, fue el propio Tapia quien lo habilitó y listo.
En el barro de las desprolijidades, el campeonato se puso en marcha con 24 clubes, divididos en seis zonas, que juegan para ganar un título de copa local y clasificar a la próxima Libertadores o a la Sudamericana del 2022. Entre los candidatos aparecen los mismos de siempre: Boca y River. Los dos grandes no sintieron la falta de actividad en la Copa, clasificaron a octavos y apuestan a encaminar sus respectivas zonas en el torneo local antes de retomar la competencia internacional.
River, tal como hizo en los últimos mercados, se dedicó a vender para equilibrar las cuentas. Juan Fernando Quintero, el héroe de Madrid, se fue a China a cambio de 10 millones de dólares, mientras que Lucas Martínez Quarta, una de las últimas joyitas de inferiores, pasó a la Fiorentina por 15 millones y medio. Marcelo Gallardo solo incorporó al paraguayo Moreira, que volvió de un préstamo, manteniendo la línea de los últimos cinco mercados en los que solo sumó seis jugadores para darle más lugar a los pibes.
La idea de mezclar pocas incorporaciones con muchos juveniles se nota en los números del mercado de pases, que todavía está abierto para transferencias desde y hacia el exterior. Durante los siete meses de parate hubo 257 bajas en los clubes, un número similar al del último mercado de invierno donde se produjeron 256 salidas. La diferencia está en la menor cantidad de refuerzos: 127 de ahora contra 196 de 2019. Los lugares vacíos, se supone, serán para los juveniles.
Uno de los clubes que tomó el camino del orden económico fue Talleres. Andrés Fassi vendió por más de 15 millones de dólares y sumó apuestas que pueden darle grandes réditos. La mira de la T está puesta en el 2021 y mientras tanto reacomodó las piezas. Los hinchas tendrán que acostumbrarse a las caras juveniles mezcladas con algunos experimentados como Caranta o Marcos Díaz, Gandolfi, Komar y Pochettino.
Boca asoma como el gran candidato porque mantuvo la base del último campeón y sumó jerarquía con Cardona, además de fichas importantes como Maroni y Rossi. Miguel Ángel Russo dio en la tecla para recuperar al mejor Tevez y potenciar las condiciones de Salvio, después de hacer algunos ajustes claves como Campuzano de cinco y Fabra de tres.
Los dos de Avellaneda están en momentos diferentes. Racing quiere ser el tercero en discordia, la cuña entre Boca y River. El equipo de Beccacece está aprendiendo a caminar, no sufrió bajas importantes y apostó por el peruano Melgarejo como opción de calidad en la ofensiva. Independiente, por su parte, navega en aguas institucionales revueltas y con muchos problemas económicos; además, Pusineri parece estar todo el tiempo bajo la lupa: es un gran interrogante.
San Lorenzo hizo una de las mejores ventas del mercado de pases: Adolfo Gaich se fue a Rusia por más de 12 millones de dólares. El Ciclón ganó plata, pero perdió a una gran promesa. Ahora le tocará a Mariano Soso armar el mejor equipo posible con un plantel donde los hermanos Romero aparecen como las grandes figuras. Eso lo dice todo: para bien y para mal.
Muchos clubes tienen combinaciones interesantes entre buenos técnicos, jugadores de experiencia en plenitud y pibes prometedores. Defensa y Justicia con Crespo, Marcelo Benítez como jefe de equipo y una banda de pibitos que la mueven. El Newell’s de Kudelka se construirá desde Maxi y Nacho para juntarlos con Aníbal Moreno, por ejemplo. En Estudiantes, el Chavo Desábato descansa en Mascherano, que además lo tendrá a Tobio y asoma un tal Darío Sarmiento, con pasta de crack. El Lanús que se desarmó y rearmó Zubledia sigue contando con Sand más Acosta y Pepo de la Vega. En Vélez el flaco Pellegrino tiene nombres para hacer dulce: Gago, Ricky Álvarez, Centurión, Cáseres, Ortega, Almada…
Un párrafo aparte merece el Gimnasia de Maradona, que es una atracción en sí mismo hasta el punto de haberse convertido en el centro de las miradas recibiendo afecto de todo el mundo porque coincidió su cumpleaños número 60 con la vuelta del fútbol argentino. Toda una imagen, por dónde se la analice.
Al final de la historia, si no pasa nada raro —¡y qué más podría pasar!—, allá por enero del 2021 se habrán jugado 195 partidos, entre 24 clubes, divididos en 6 zonas, durante 3 fases, con 3 finales, para clasificar a 2 copas internacionales y bordar 1 estrella de copa local. Fútbol argentino, mejor no tratemos de entenderlo.
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