¿Se viene el estallido del fútbol del interior?

Después de más de un año vuelve a disputarse un campeonato de liga en el fútbol argentino. El último torneo fue aquel que Boca le arrebató a River en la última fecha, en marzo del 2020, cuando todavía la gente podía ir a la cancha.

Desde entonces se jugaron dos copas, con nombres y formatos diferentes: Boca ganó la Maradona, que fue un parche en plena pandemia, y Colón se quedó con la Copa de la Liga Profesional, que dejó un debate insólito por si se trató de una copa o de un campeonato.

La propia Liga Profesional generó confusión con la redacción del reglamento, pero en la presentación del Torneo 2021 aclararon que Boca es el campeón vigente de liga. Por lo tanto, la estrella de Colón corresponde a la lista de las copas nacionales.

A los hinchas del Sabalero no les importa la diferencia reglamentaria de los campeonatos (que la cuenten como quieran) porque nadie podrá sacarles la alegría de haber levantado por primera vez un trofeo en AFA, nada menos que contra Racing.

La consagración de Colón, un club del interior más allá de su afiliación directa, abre el juego de las ilusiones para todos los que forman parte del grupo de grandes instituciones regionales que sufrieron las históricas decisiones centralistas de la AFA.

¿Llegó el momento de la revolución del interior en Primera? Desde hace algunos años muchos clubes de tierra adentro vienen empujando para ganarse un lugar y el éxito de uno de ellos no hace más que movilizar al resto para tratar de conseguir lo mismo.

Godoy Cruz es uno de los afiliados indirectamente a la AFA que más tiempo lleva en la máxima categoría, fue subcampeón en 2018, jugó 4 veces la Libertadores y 2 la Sudamericana, pero viene encadenando temporadas flojas que lo dejaron último en los promedios.

Otro club que levantó bien alto las banderas del fútbol del interior en los años recientes fue Atlético Tucumán. El Decano llegó a la final de la Copa Argentina en 2017 y se acostumbró a clasificar a las competencias internacionales. El próximo paso sería ir por el título.

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Con otros objetivos, Central Córdoba volvió a poner a Santiago del Estero en el mapa del fútbol grande y hace dos años se dio el gusto de jugar la final de la Copa Argentina. El Ferroviario buscará quedarse en Primera, pero por qué no podría soñar con alguito más.

Después de la vuelta olímpica de los sabaleros, los hinchas de Unión subirán la vara de la exigencia. El Tatengue está consolidado, no tiene grandes riesgos con el promedio, jugó dos veces seguidas la Sudamericana y podría ser uno de los que pegue el zarpazo.

Talleres es el club del interior que más puntos sumó en los últimos tres campeonatos y está entre los cinco mejores del país en ese rubro, sólo por detrás de Boca, River, Vélez y Argentinos.

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Desde que volvió a Primera, la T fue paso a paso. Estuvo cerca de la final en la Copa Maradona y perdió contra el campeón en la pasada Copa de la Liga. ¿Alcanza? Los más exigentes dirán que no, pero aquellos que miran la película completa sabrán valorar el crecimiento sostenido.

Entre los hinchas de Talleres se repite como un mantra la frase: “salto de calidad”. En el fondo, el reclamo apunta al armado de un equipo que le permita al club mantener el objetivo de mínima de clasificar a las copas y dar el zarpazo tirándose al campeonato.

Con muchos rumores todavía dando vueltas y un mercado de pases abierto, la mejor noticia para los Matadores es que la base del equipo sigue siendo la misma y Medina podrá contar con Navarro, Valoyes, Tenaglia y Herrera, entre otros, que finalmente no fueron negociados.

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Siempre son un caso aparte los rosarinos. Tanto Central como Newell’s son afiliados directos y aunque geográficamente pertenecen al interior, futbolísticamente se mueven como un apéndice del fútbol porteño. Ninguno de los otros atraviesa su mejor momento.

Central seguirá dividido en la doble competencia mientras continúe con vida en la Sudamericana, donde consiguió el nada sencillo objetivo de meterse en octavos de final. Los arribos de Caraglio y Desábato para reforzar al plantel Canalla son dos puntos a favor.

Newell’s está tratando de volver a los primeros planos, pero todavía no logra dar en la tecla. Después del fallido ciclo del Mono Burgos, el negro Gamboa deberá arreglárselas con lo que tiene, sin incorporaciones de renombre, para tratar de pelear arriba.

El contexto ineludible de la pandemia influyó en un mercado de pases pobrísimo en el fútbol argentino. La transferencia más rutilante se hizo puertas adentro y fue la del Pulga Rodríguez de Colón a Gimnasia de la Plata.

La sangría de jugadores se llevó a dos de los mejores que había en el torneo doméstico: Andrada dejó Boca y se fue al Monterrey de México, mientras que Rafael Borré, el goleador del ciclo Gallardo en River, pasó al Eintracht Frankfurt de la Bundesliga.

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Para contar las incorporaciones que hicieron ruido sobran los dedos de una mano y la mayoría son regresos de veteranos a clubes donde son ídolos: Lisandro López a Racing, Néstor Ortigoza a San Lorenzo y Marcos Díaz a Huracán.

Posiblemente las de Carlos Lampe a Vélez y Braian Romero a River hayan sido de las transferencias más importantes. Y, sin dudas, la salida más fuerte fue la de Carlos Tevez, que dejó Boca y todavía no tiene resuelto su futuro.

En la ruleta de los candidatos, los cinco grandes tienen sus números. Como siempre, Boca y River aparecen un escalón por encima, después viene Racing, que también juega la Copa. Tanto Independiente como San Lorenzo son una incógnita.

El Torneo 2021 le devolverá cierta normalidad al fútbol de primera división de Argentina, serán 26 equipos, todos contra todos, 25 fechas; sin descensos pero los puntos sumarán para los promedios y las copas internacionales.

Lo único constante en el fútbol argentino son los cambios: el campeonato vuelve a tener 26 participantes, como en 2018, y se retoma la competencia anual, como en 2015. Además, será la octava liga con formato distinto en los últimos siete años.

El juego está abierto y, como siempre, cualquiera le puede ganar a cualquiera.