Sebastián Villa, el colombiano que gambeteó a su destino

Perfiles de La Previa

Sebastián Villa, el colombiano que gambeteó a su destino

14/03/2020 | 13:09 | El colombiano fue una de las figuras de Boca en la conquista de la Superliga. Tuvo una infancia marcada por la pobreza y el sacrificio, pero logró llegar a la cima. Conocé su historia. 

Raúl Monti

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Sebastián Villa, el colombiano que gambeteó a su destino

Fue uno de los jugadores más desequilibrantes del Boca de Russo y ganó uno de los títulos más importantes en la historia reciente del club. 

Conquistó a los “xeneizes” gracias a su velocidad y gambetas endiabladas sobre el césped de la Bombonera.

Los goles de Carlos Tevez se robaron toda la atención y los aplausos, pero él tuvo un rol fundamental en la levantada del equipo. 

Tuvo que luchar para encontrar su lugar en el club, y logró que nadie pueda discutir su nivel.

Sebastián Villa pasa por el mejor momento de su carrera, pero los bailes y la alegría son solo una parte de su historia. 

Su camino a la gloria estuvo lleno de obstáculos y encuentra su origen en un contexto sumamente adverso.

Sebastián Villa Cano llegó al mundo el 19 de mayo de 1996, en tierra colombiana. 

Pasó sus primeros años en Bello, un municipio humilde de gente trabajadora que limita con la ciudad de Medellín.

Tuvo una infancia complicada, y el amor de su familia fue su refugio en tiempos de mucha pobreza. 

La comida era tan escasa que el pequeño Sebastián llegó a golpear su cabeza contra la pared para que ese dolor lo distrajera, aunque sea por un momento, del hambre que sentía.

El fútbol, su gran pasión, se convirtió en una vía de escape de su dura realidad. 

En las calles y los potreros de su barrio, Villa forjó un estilo de juego vertical y atrevido, y soñaba con convertirse en un profesional para poder ayudar a su familia.

Un club de primera división fue a probar jugadores en Medellín cuando él tenía 14 años, y sintió que esa era su gran oportunidad. 

Corrió a contarle la noticia a sus papás, pero ellos le dijeron que no tenían la plata para pagarle el viaje hasta la cancha.

Sebastián se enojó mucho, pero decidió que iría como sea: revolvió toda su casa, sacó un marco de aluminio de una ventana y lo vendió en la calle. 

Usó ese dinero para viajar hasta Medellín, donde mostró lo que sabía hacer y lo seleccionaron de inmediato.

Deportes Tolima lo adoptó desde que era un adolescente y se destacó en las inferiores por su gran velocidad y poder de ataque. 

Debutó como profesional a los 18 años y tuvo que trabajar mucho para ganarse su lugar en el plantel de primera.

Era un jugador habilidoso y nadie podía frenarlo cuando corría por la banda, pero tenía problemas para definir. 

Su gran momento llegó en el 2018, cuando su equipo alcanzó la final del Torneo Apertura.

Tolima tenía que enfrentarse a Atlético Nacional en un duelo de dos partidos para definir el título colombiano. 

En la ida, Atlético Nacional ganó por la mínima con un preciso cabezazo de Dayro Moreno.

Villa fue titular en la vuelta y emocionó a los hinchas por la actitud que demostró en ese partido, atacando y defendiendo. 

Tuvo su premio cuando recuperó una pelota cerca del lateral y metió un golazo para empatar el resultado global.

La final se definió en los tiros desde el punto penal, y él convirtió el primero de su equipo. 

Tolima se impuso desde los doce pasos y Villa celebró con emoción su primer campeonato como profesional.

En ese momento, Sebastián sintió que todo su esfuerzo había rendido frutos y lo festejó muy cerca de su familia. 

Sabía que en poco tiempo debería alejarse de ellos: su nombre sonaba cada vez más fuerte en Argentina.

Boca Juniors pagó más de 3 millones de dólares para quedarse con una de las promesas del fútbol colombiano. 

La venta de Cristian Pavón parecía inminente, y Guillermo Barros Schelotto buscó una alternativa para el puesto antes de su salida.

Villa se encontró en el vestuario con compatriotas como Edwin Cardona, Frank Fabra y Wilmar Barrios, pero la adaptación le costó mucho. 

Estaba lejos de casa, sentía que sus compañeros le exigían mucho y se encontró con costumbres muy distintas a las de Colombia.

Sorprendió al cuerpo técnico cuando demostró que era el jugador más rápido del plantel, y aprovechó cada uno de sus minutos en cancha. 

En pocos meses se transformó en una pieza clave del esquema del “Mellizo” y fue titular en la histórica final contra River en Madrid.

La derrota copera fue un golpe duro para todo el plantel, y el colombiano lamentó la partida del técnico que había apostado por él. 

Gustavo Alfaro se hizo cargo del equipo en 2019 y dijo que no encontraba el lugar de Villa en su sistema de juego.

Para colmo de males, Sebastián arrancó el año con el pie izquierdo y llegó tarde a la pretemporada por un problema con su vuelo. 

Aunque seguía sin convencer a Alfaro, un desgarro de Cristian Pavón le permitió volver a jugar.

Los hinchas formaron una relación especial con él, y comenzó a marcar tendencia con su alegría y sus bailes cada vez que hacía un gol. 

“Estamos focus” repetía Villa, asegurando que estaba concentrado en su objetivo, y su frase de cabecera se hizo canción.

Tuvo que demostrar una vez más que podía ser importante para el equipo y logró quedarse con el puesto. 

Fue titular en la final de la Supercopa 2018 contra Rosario Central y dio su primera vuelta olímpica con la camiseta azul y oro.

Cuando el plantel atravesó momentos difíciles, como la eliminación contra River por la Libertadores, Villa no perdió la fe. 

Aprovechó cada fin de semana libre para ir a la Iglesia, comenzó a leer la Biblia todos los días y buscó apoyo en su familia.

La llegada de Miguel Ángel Russo a la institución fue una bocanada de aire fresco en el club, y los futbolistas lo sintieron. 

La propuesta ofensiva del DT ayudó al colombiano a jugar con más regularidad, ganó confianza y su rendimiento creció como nunca.

Se convirtió en un aliado ideal para Carlos Tevez en el ataque “xeneize” y el capitán de Boca lo ayudó mucho dentro y fuera de la cancha. 

El colombiano le devolvió el favor con incontables situaciones de gol que “El Apache” se encargó de concretar.

El equipo se agrandó, arrasó con sus rivales y llegó a la última jornada de la Superliga con chances de robarle el título al River de Gallardo. 

Cuando el árbitro marcó el final del partido, Villa corrió a fundirse en un abrazo con “Carlitos”. Lo habían logrado: Boca era el campeón del fútbol argentino.

El colombiano atraviesa un momento soñado en su carrera y disfruta de poder compartir su alegría con las personas que lo rodean. No se olvidó de sus raíces y se encarga de ayudar económicamente a toda su familia.

Hoy es una estrella en Argentina y la selección de su país, pero tiene más que presente el largo camino que tuvo que transitar para llegar a donde está. 

Cuando mira su historia y todo lo que tuvo que pasar, siente que no existe ningún rival que pueda detenerlo: Sebastián Villa logró gambetear a su destino.

Perfiles de La Previa.