Grandes del Deporte
01/05/2021 | 15:20 |
Jorge Parodi
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Fillol fue elegido mejor arquero del mundial de 1978 por sus históricas atajadas
Ubaldo Matildo Fillol fue un superhéroe en el arco.
Ninguna hazaña le era imposible.
Fillol fue el enemigo público número uno del gol.
El Pato volaba de palo a palo como Superman.
Tenía la agilidad del Hombre Araña para llegar hasta donde nadie podía.
Era una muralla de acero como Iron Man.
Tiene la bondad de Superhijitus.
Era tan ágil como El Zorro cuando montaba a Tornado o escapaba del Sargento García.
Tenía las habilidades atléticas para saltar en el aire como el Capitan América.
“Con Fillol no nos puede pasar nada malo", dice Eduardo Sacheri en el prólogo autobiográfico de Ubaldo Matildo Fillol.
El Pato daba una sensación de tranquilidad absoluta al hincha.
Por momentos Fillol parecía un arquero imbatible.
Sus reflejos eran tan extraordinarios que el arco se veía pequeño, como si fuera uno de hockey.
Ubaldo Matildo Fillol nació en San Miguel del Monte, provincia de Buenos Aires, el 21 de julio de 1950.
Su mamá le puso el nombre de su papá, el abuelo Ubaldo. Su padre no quiso ser menos y le agregó el del suyo (del otro abuelo): Matildo.
El chacarero bonaerense, jugaba en el club del pueblo un rato de arquero y otro de volante.
Le encantaba entrenar, era un obsesivo del trabajo.
Con sus miedos y la timidez de pibe chacarero un día llegó a Quilmes.
En su debut en la primera, en 1969, le hicieron 6 goles, sin embargo se ganó la última página de El Gráfico, donde reconocían a las figuras de la jornada.
Luego brilló en Racing, donde se consagró en 1972 atajando penales, en aquel equipo subcampeón del Metropolitano.
Aun hoy, mantiene el record, junto a Hugo Gatti de penales atajados en el futbol argentino: 26 cada uno.
En 1973, tuvo a Angel Labruna (su padre futbolistico) como DT en la Academia. En ese momento recibió una oferta de River.
Angelito, para su sorpresa, le dijo ""Escúcheme bien, Ubaldo Fillol. Si usted no se va a River va a tenerse que cagar a trompadas conmigo".
En 1975, Labruna y Fillol se reencontraron en River, para que los Millonarios volvieran a ganar un campeonato después de 18 años largos años.
Fillol fue genio y figura. Atajó, para variar, un penal contra Boca en la Bombonera y se convirtió en ídolo de River.
En los años siguientes jugó a un nivel increíble, como buen arquero gana-partidos, fue el estandarte de un River que hizo historia.
Junto a figuras como Perfumo, Pasarella, Merlo, JJ Lopez, Luque, Alonso, Morete y Pinino Mas marcaron una época.
Hasta 1983 Fillol obtuvo seis campeonatos con River.
En 1974 integró la Selección Argentina en el Mundial de Alemania, donde fue como tercer arquero y terminó debutando en el último partido ante Alemania Oriental.
Luego fue campeón del mundo en el 78 y titular en España 82.
Fue figura en las eliminatorias del Mundial 86, pero Bilardo no lo convocó para el certamen que ganó Argentina en México, sin que nunca se conocieran las razones.
Retrocediendo en la historia, previo al Mundial de 1978 la gran discusión era Gatti o Fillol.
El arquero jugador o el arquero atajador. Boca o River, El showman del arco o el arquero serio.
Gatti se lesionó meses antes del Mundial y Fillol fue finalmente convocado por Cesar Luis Menotti.
Lo demás es historia conocida. Ubaldo Matildo Fillol fue elegido como el mejor arquero del Mundial. Sus atajadas fueron fantásticas,
Le detuvo a Deyna, de Polonia, un penal decisivo, en Rosario.
Quedó en las páginas doradas de nuestro futbol con una actuación que fue calificada de manera unánime con 10 puntos, por los medios nacionales e internacionales de entonces, en la final ante Holanda.
Después de River, se fue a Argentinos Jrs. en 1983, Angel Labruna , fue, nuevamente, su DT.
Don Angel enfermó repentinamente y murió en los brazos de su gran arquero, que había ido a visitarlo a la clínica donde estaba internado.
Después, en 1984-85 descolló en el Flamengo ganando un campeonato, De allí al Atlético Madrid donde obtuvo la Supercopa de España.
Regresó a Racing, dirigido por el Coco Basile.
La Academia no ganaba nada desde 1967, obtuvo la Supercopa Sudamericana en 1988, gracias a las atajadas de un Fillol imbatible.
Luego pasó a Vélez Sarfield, donde terminó su carrera a los 40 años.
En su último partido enfrentó a River en el Monumental.
Su actuación fue extraordinaria, incluso atajó un penal y le impidió a River ganar ese campeonato.
A pesar de eso, Fillol se fue en andas en medio de la ovación de todo el estadio.
Debo decir, que Fillol fue uno de los mejores arqueros que vì en mi vida. De los argentinos el mejor, sin dudas.
Su personalidad, la sensación de seguridad, la manera en que se agigantaba en el arco y achicaba a los rivales fueron atributos inigualables.
Con Fillol en el arco uno tenía la certeza que el gol del equipo rival era casi una utopía.
Sus reflejos, la fuerza de sus piernas, su agilidad felina, lo hacían imbatible.
Ubaldo Matildo Fillol fue un superhéroe del arco.
Sin capa, pero con guantes.
Sin máscara, pero poniendo la cara y el corazón.
Sin poderes especiales, aunque volara como Superman, fuera inquebrantable como Iron Man y tuviera la agilidad del hombre Araña.
El Pato fue el enemigo público número uno del gol.
Los tres palos fueron su hábitat, el recinto de sus hazañas.
Estoy convencido que Ubaldo Matildo Fillol fue un Superheroe del arco.
De esos que aparecen y te salvan, cuando uno cree que todo está perdido.
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