Informes de La Previa
13/06/2020 | 13:58 | Hace 21 años, Belgrano y Talleres empataron 0 a 0 en la penúltima fecha del Clausura, y ese resultado los mantuvo en Primera División. Lo curioso es que no patearon al arco. ¿Hubo arreglo o no?
Gabriel Rodríguez
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Un cero sospechoso
Un Talleres - Belgrano o Belgrano - Talleres no necesita aditamentos para ser un clásico, con una rivalidad que viene desde aquel momento de mayo de 1914 cuando los celestes marcaron un gol y el de barrio Jardín se sintió ultrajado, abandonando el campo de juego.
Entonces cada choque futbolístico es especial y queda en la historia… salvo uno, de la mañana del domingo 13 de junio de 1999 en un Estadio Córdoba que debió reacondicionarse entre la noche del sábado 12 y la madrugada ya que se había disputado la primera final entre Instituto y Chacarita, quedó muy sucio y con un frío polar hubo que remarcar el campo de juego que amaneció cubierto por una alfombra de escarcha.
La alocución de Cristian Miguel Pino… ¿debería o no llamarnos la atención? Porque de ese clásico se dijo de todo, menos que fue bonito. El ex mediocampista revela acercamientos y que nadie debía salir lastimado, deportivamente hablando claro.
“Con el empate estábamos fuera de todo y Belgrano también, así que hubo un acercamiento de parte de dirigentes y creo que gente del Gobierno, aunque nunca supimos quienes. Fue algo inteligente en su momento”, opinó Pino en diálogo con Cadena 3.
De todos modos, Norberto Testa niega un posible arreglo, dijo que nadie habló de presiones desde altas esferas aunque admitió el miedo que había a caer y hacer el ridículo desde ambos bandos: “Primó más cuidar el arco, no hubo arreglo, eso no existió… Sí existió mucho temor a perder”.
No obstante, Diego Héctor Garay remarcó lo de Pino pero con más detalles, dando a entender que los mismos futbolistas sabían de antemano lo que iba o lo que podía suceder: “Fue un partido incómodo, la mayoría estaba en desacuerdo. Que te lo digan a pocas horas del juego, te cambia todo, la predisposición y las ganas. Ni siquiera los familiares sabían”.
Iba a jugarse la penúltima fecha del Clausura de ese año. Belgrano entre semana había empatado con Racing en Avellaneda 1 a 1 y quedaba a tiro de la salvación para seguir en Primera con seis puntos en juego y tres eran ante Talleres. La “T” había empatado con el descendido Huracán 2 a 2 y quedaba en la misma situación.
Para hacer más especial el clásico, si había un perdedor y no lo favorecían resultados ajenos, quedaba muy comprometido en la última jornada. La alternativa intermedia también era una posibilidad ya que un punto para ambos, contando un traspié de Platense ante River, los dejaba en la máxima categoría.
¿Y recuerda cómo se dio? Exactamente así. No patearon al arco. Fue un cotejo anodino, sin emociones, muy lejos de la jugada inicial: pelotazo desde el medio encontró a Luis Rueda en posición de gol y su remate terminó desviado. Fue lo único porque luego dejaron pasar los minutos sin mucho esfuerzo por agredirse desde lo futbolístico. Lo más importante no transcurría allí sino en los goles (fueron tres) que River le iba haciendo a Platense en Vicente López, que eran festejados como propios.
Leonardo Torres reconoce que en cancha, los equipos se dieron cuenta que lo mejor era no arriesgar porque el fútbol de Córdoba necesitaba a sus máximos exponentes en la categoría superior: “Se dio el partido que se dio porque un empate servía para los dos”.
Los arqueros, Bernardo Martín Ragg y Mario Cuenca fueron meros espectadores, esperando una pelota riesgosa que nunca llegaría porque no hubo una sola situación de peligro. Ragg asevera que salieron a la cancha pensando en no perder. Asimismo recuerda que en la semana, el hincha quería terminar con el adversario: “Nos pedían ganarle a los ‘gallinas’ y mandarlos al descenso, salimos a jugar a cara de perro pero el partido se fue apagando”.
¿Hubo arreglo? ¿Hubo temor? ¿Incapacidad quizá? ¿Debemos pensar mal? El periodista Eduardo Eschoyez comentó el clásico para La Voz del Interior y aseguró que no tiene pruebas para entender aquello como una deshonestidad.
“Ni Belgrano ni Talleres jugaron al fútbol, pero vi muchos más jugadores y planteos amarretes que síntomas de corrupción”, le afirmó Eschoyez a Cadena 3.
La realidad marcó que terminaron con 44 puntos en la temporada, consiguiendo un pobrísimo 38% de las unidades en juego y entonces deberíamos atender que había miedo sabiendo que un error costaba una fortuna.
Sergio Marconetto era vocal de la comisión directiva de Talleres y su visión está lejos de ver un arreglo de partido y sostiene que mientras él fue dirigente jamás en el club sucedió algo como eso: “No se bajó ninguna línea a los jugadores, a los que tampoco les podés decir que no pateen al arco. Yo no sé absolutamente nada”.
A 21 años de aquello, Ricardo Rezza sabe muy bien que existía una relación desgastada con los dirigentes y era resistido por los hinchas, que lo insultaban cuando perdía y cuando ganaba. Advierte el momento, el partido, el resultado y el contexto no fueron de su gusto: “Uno nunca quiere estar… Servía el punto pero debo decir que no me gustó para nada”.
Después del partido, Ricardo Gareca habló de metas cumplidas y no quiso entrar en polémicas: “El equipo ascendió, salió campeón, permaneció en Primera y no por este partido porque no dependimos jamás de nadie”.
A Horacio Sánchez, conductor de ‘Pasión Albiazul’, emisión partidaria en ShowSport no le parece mal que ambos equipos hayan pactado mantener un resultado que los beneficiaba: “Fue un espectáculo feo, mal jugado y los hinchas demostraron su enojo. Con el paso del tiempo, me parece algo lógico lo que hicieron para mantenerse en Primera”.
Mientras que Daniel Alé, conductor de ‘Tribuna Celeste’, programa partidario del ’Pirata” en Showsport marca el supuesto “arreglo” como la defensa de la plaza en Primera: “El arreglo estaba emparentado a las necesidades de cada uno, si no se defienden entre los cordobeses, vienen de afuera y te vacunan”.
El desarrollo inofensivo fue despedido con insultos desde las gradas al grito “¡Chorros… Chorros!” porque Belgrano y Talleres hicieron todo lo posible para que se interpretara su intención de no perder, y también de no ganarse. Para el ‘Loco’ Testa no hubo un entendimiento del público: “La gente no entendió el temor a perder de los dos equipos”.
Y es cierto, el punto los salvó pero del descenso, no de la crítica. Eschoyez aseguró que “Talleres y Belgrano sacaron provecho de una actitud cobarde” y agregaron “una página mediocre” a la historia del fútbol cordobés.
El gesto del rechazo del público fue el mejor resumen de una fiesta que no fue, porque el hincha se levantó temprano pero no lo tuvieron en cuenta, no importó que haya pagado una entrada, no importó que haya estado allí para alentar. Pasa que del paupérrimo desarrollo de este clásico, nadie estaba avisado.
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