River campeón: el informe especial de La Previa

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Y un día hubo amor entre el River de Gallardo y la liga

27/11/2021 | 15:00 | Después de 7 años y medio al frente del club, el entrenador se sacó la única espina de su ciclo, ganar el campeonato local. Con el objetivo cumplido, ¿se queda en River? Recorré el camino del campeón.

Diego Borinsky

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River campeón: el informe especial de La Previa

- "Marcelo, ¿exagero si digo que no hay amor entre River y la liga local?"

- "Ya nos vamos a amar, en algún momento. Tuvimos un amor muy fuerte y nos cuesta desprendernos, pero ya nos vamos a dar una posibilidad."

Se dio. Al fin hubo flechazo. Las palabras de Gallardo que leímos recién son de enero de 2019, un mes y medio después de concretarse ese “amor muy fuerte” al que se refería, que no era otro que el de la final en Madrid, claro. Era difícil volver a enamorarse tan pronto de otra. 

Estas palabras, Gallardo las pronunciaba luego de 3 derrotas consecutivas en una semana ante Defensa y Justicia, Unión y Patronato, todas en el Monumental. Eran partidos de Superliga atrasados que River tenía pendientes por sus viajes a Madrid y Emiratos. Con esas 3 caídas, River veía esfumarse una vez más la chance de pelear hasta el final el campeonato local. “Ya nos vamos a dar una posibilidad”, se ilusionó el Muñeco.

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River, el club históricamente más ganador en el ámbito doméstico y que no hacía pie cuando salía del país, con Gallardo encontró la fórmula inversa: ganó la Libertadores después de 19 años, repitió 3 años después con la final soñada, le dio a River títulos que no tenía en las vitrinas: 

La primera Sudamericana, la primera Recopa (y luego la segunda y la tercera), la primera Suruga, y también la primera Copa Argentina (y luego la segunda y la tercera) y la primera Supercopa Argentina (y luego una segunda)… pero con la liga local no había caso. Se resistía. No le daba ni la hora al Muñeco. Le cortaba el rostro.

Gallardo ganó la Libertadores después de 19 años

En total fueron 7 intentos fallidos, 7 las Ligas en las que participó y no pudo conquistar. Apelaba a su mejor chamuyo, le ponía la mejor sonrisa, pero nada. Ni bola la muchacha. Tres veces la tuvo a distancia mínima para estamparle el beso que terminara al fin con tanto histeriqueo, pero se le escapó. 

En 2014, el primero de todos, fue puntero durante todo el torneo, pero Racing lo pasó faltando 3 fechas cuando el Muñeco puso suplentes, porque guardó a los titulares para la semifinal de vuelta contra Boca por la Copa Sudamericana. 

También terminó 2° en la Superliga 2016/17: corrió de atrás a Boca, le ganó 3-1 en la Bombonera, le descontó 10 puntos, se puso a uno, pero se terminó quedando sin nafta en el final, como el querido Lole con el Brabham. 

Y en la Liga 2019/20 se le esfumó en las últimas dos fechas, empatando con Defensa y Justicia y Atlético Tucumán, mientras Boca se lo arrebataba en el último suspiro. Se quedó con las flores y los bombones en la mano.

Pero en el 2021 se dio. River fue el mejor de todos en esta Liga. Conseguir el título 3 fechas antes del final es un hecho que no se daba desde hace más de 30 años. River fue el que más partidos ganó (16), el que menos perdió (2), el que más goles metió (48) y el que menos goles recibió (13). Tiene + 35 de diferencia de gol, el que le sigue es Vélez, el más regular del año, con + 15. Le sacó 12 puntos a los escoltas (Talleres y Defensa y Justicia) y 16 puntos a Boca. Los números hablan por sí solos

River perdió solo 2 partidos en las 22 fechas disputadas hasta aquí: con Colón en el debut y con Godoy Cruz en la quinta fecha. Y en ambos casos presentó formaciones con muchos suplentes porque a los pocos días afrontaba sendos mata-mata por la Libertadores, ante Argentinos y Atlético Mineiro respectivamente.

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Este campeonato lo empezó pésimo: en el debut ante Colón, en el Monumental iba perdiendo 2-0 a los 34 minutos de partido. Y con un jugador más, por la expulsión de Piovi a los 14 minutos. O sea: 11 contra 10, Colón le metió el segundo gol. ¿Quién hubiera imaginado que con semejante arranque River terminaría coronándose campeón con 3 fechas de changüí?

Tras esa caída en el debut consiguió dos grandes victorias desplegando un fútbol brillante: goleó 4-0 a Unión y 3-0 a Lanús en la Fortaleza. Gallardo repetía el once inicial, parecía que había encontrado la fórmula. Pero no.

Después de empatar con Huracán y ser eliminado en los penales por Boca en la Copa Argentina, llegó el mazazo del Atlético Mineiro con un global de 0-4. Nunca había sido barrido de esa forma en una Copa.

River parecía haber perdido la memoria, el juego y la mentalidad ganadora. Los programas de televisión aseguraban que ya no existía jerarquía en su plantel. Algunos hasta hablaban de ciclo cumplido para el entrenador. Sin circo, parece que no vale.

Pero aquella caída del 18 de agosto en Brasil que para algunos marcaba el final resultó ser el comienzo. Porque River no perdió más. Con una sola competencia por delante, sin interferencias, fue poniendo en fila a sus rivales hasta construir una racha de 16 partidos sin perder, con 13 victorias y 3 empates.

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Todos los triunfos suman 3 puntos en la tabla, pero en toda campaña siempre hay momentos cruciales. Una victoria clave la consiguió en la fecha 9, contra Sarmiento en Junín: sin defensores centrales disponibles, entre los lesionados y los cedidos a las diferentes selecciones, armó una línea de tres en el fondo con el juvenil Peña Biafore, Zuculini y Enzo Pérez. Una línea defensiva sin defensores. De locos. Y encima el mendocino de nombre ilustre terminó dándole la victoria agónica en tiempo de descuento.

También fue importantísima la victoria de la fecha 11 por 4-1 sobre Newell’s. Porque la pasó mal en varios pasajes del partido, porque la consiguió en una cancha tradicionalmente complicada para River, porque fue eficaz en ataque y porque esa noche explotó Julián Alvarez. Asistió a De la Cruz en el primero, metió el segundo, asistió a Carrascal en el tercero y metió el cuarto. Planilla perfecta. Ya nadie podría atrapar al Araña de Calchín.

Aquel ante Newell’s fue el primer eslabón de una serie de 8 triunfos consecutivos. Entre ellos estuvo el superclásico del 3 de octubre, la cita de honor, justo con el regreso del público al Monumental tras la pandemia. Como si estuviera guionado. Y fue una fiesta completa desde que Gallardo entró al campo de juego luciendo sorpresivamente la corbata de Angelito Labruna, pasando por los golazos de Julián Alvarez en el primer tiempo, el toqueteo infernal que le dio a un impotente Boca en el segundo, y la postal final del DT mirando su obra con los ojos vidriosos ante el delirio de la gente.

Un día después, Talleres perdió con Defensa y River quedó en la punta de la tabla. Y no la largó más. La defendió con sangre, sudor y lágrimas ante Banfield en el sur, otra vez con muchas bajas por las Eliminatorias, luego despachando a San Lorenzo con una tripleta de Julián Alvarez. Y entonces se dio otro instante clave en la campaña: el partido con el escolta Talleres, en un Kempes casi repleto. Si ganaba la T, se ponía a un punto del líder. Las cosas empezaron muy mal para River: se quedó con 10 a los 8 minutos de partido por la expulsión de Felipe Peña Biafore.

Con uno menos durante más de 80 minutos, River no se achicó, sino todo lo contrario: sacó pecho, dio un golpe de autoridad sobre la mesa y terminó ganando 2-0 con goles de Robert Rojas y Braian Romero.

Jugadores festejando los goles de Robert Rojas y Braian Romero

River se escapó a 7 puntos de sus seguidores, luego aumentó la ventaja goleando 3-0 a Argentinos. El Estudiantes del siempre duro Zielinski le cortó la racha de los triunfos en fila con un empate en La Plata pero el Niño Maravilla estaba incontenible: si tres semanas antes había metido por primera vez 3 goles en un partido (a San Lorenzo), ahora se despachaba con 4 a Patronato para un 5-0 que lo proyectó al título.

La pausa por las elecciones nacionales potenciaron un poquito la ansiedad en el hincha de River. El título era cuestión de días. La victoria por 1-0 ante Platense, sufrida y con una baja más a cuestas, la de Enzo Pérez nada menos, lo puso en la puerta de la consagración ante Racing, justo en el momento en que River volvía a tener el aforo del 100 por ciento en el Monumental. 

Leo Ponzio

Y justo para que un símbolo que estuvo durante todo el ciclo Gallardo, el único en realidad, el Leo Ponzio, volviera a la titularidad por las ausencias de Enzo Pérez y Zuculini. Repetimos: todo parecía guionado desde el más allá. 

También estuvo Pinola de titular por las ausencias obligadas de Casco y Angileri. Y Gallardo se dio el gusto de hacerlo jugar unos minutos a Maidana. Tres históricos que disfrutaron desde adentro una goleada apabullante ante un Racing que no podía pararse de las piñas que recibía. Fue 4-0 y noche perfecta.

River vuelve a ganar un campeonato de liga después de 7 años y medio. Es la primera vez durante el ciclo, que Gallardo pudo dedicarse exclusivamente al campeonato local a partir de la fecha 7. 

En los años anteriores, siempre existió superposición con Copas y, a la hora de elegir, Gallardo privilegió los compromisos internacionales. No tuvo otra competencia este semestre pero sí debió lidiar con un rival durísimo: las lesiones. Sufrió 26 bajas en 26 fechas, una por partido.

Por ese motivo, fue un gran mérito del entrenador encontrar soluciones fecha tras fecha para reemplazar a los caídos en combate y a los cedidos a la selección. Así aparecieron chicos del semillero como Santiago Simón y Felipe Peña Biafore, se consolidaron y en gran nivel Agustín Palavecino y Enzo Fernández, que venían siendo suplentes, Robert Rojas se afirmó como lateral por la derecha y explotó definitivamente Julián Alvarez, el goleador y gran figura del campeonato.

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River dio el último jueves la segunda vuelta olímpica del año: 4-0 a Racing con baile. La anterior, el 4 de marzo, también había sido ante Racing, con baile y goleada: 5-0 por la Supercopa, en Santiago del Estero. Y todavía puede haber una tercera, si le gana a Colón el 17 de diciembre por el flamante Trofeo de Campeones.

Sin embargo, el termómetro emocional definitivo del hincha de River se podrá percibir una vez que Marcelo Gallardo anuncie si continúa en el club o si el ciclo termina en 7 años y medio. Hoy ya es el cuarto ciclo más largo en la historia del fútbol argentino, detrás de Victorio Spinetto, José María Minella y Guillermo Stábile, que dirigieron a Vélez, River y Racing respectivamente en las décadas del 40 y del 50. 

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Estamos hablando de la prehistoria futbolera. Después de ellos, nadie estuvo tantos años seguidos en un club como Gallardo. Estos datos nos dan una idea de lo que significa este ciclo en la historia del fútbol argentino.

En el medio de la fiesta por el nuevo título, en una entrevista en el campo de juego, Gallardo por primera vez dejó un par de definiciones sobre su futuro. Y no fueron muy alentadoras para el hincha de River.

Cada vez son más los equipos importantes y hasta selecciones, como la de Uruguay, que pretenden que Gallardo les solucione todos los problemas y los conduzca al éxito. Lo dejamos como tema de debate. Mientras tanto, podemos confirmar una primicia que nos envidiaría hasta el mismísimo Jorge Rial: entre el River de Gallardo y la liga argentina hay amor. Amor de verdad. Lo que cuesta, vale.

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