De no estar alineado a estar todo torcido

La quinta pata del gato

De no estar alineado, a estar todo torcido

30/05/2022 | 12:48 | Por Adrián Simioni.

Redacción Cadena 3

Adrián Simioni

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De no estar alineado a estar todo torcido

Falta una semana para que comience la Cumbre de las Américas en Los Ángeles, Estados Unidos, y el presidente argentino, Alberto Fernández, aún no decidió si asistirá o no. Joe Biden, como presidente anfitrión, no invitó a Venezuela, Nicaragua y Cuba. Y Fernández duda entre asistir y agradar a EE.UU., que lo ayuda con el FMI y otros menesteres; pegar un portazo para agradar al cristinismo bolivariano; u organizar de apuro una cumbre paralela de la Celac, también en Los Ángeles y los mismos días, a la cual asistirían los tres países.

Cualquier cosa puede suceder. Argentina dice que su política exterior es de no alineamiento con ninguna potencia, aunque lo que se ve es una política, más que no alineada, todo torcida.

En la OEA Argentina suele apapachar a los autócratas de Nicaragua, Cuba y Venezuela, porque en el truco del Frente de Todos la OEA quedó para diplomáticos K. En la ONU, en cambio, Argentina es más dura con esos tres países por ahí los puestos quedaron para el albertismo.

Nuestro despiste tocó su máximo cuando Alberto, creyendo que no lo grababan, le ofreció el país a Putin como puerta de entrada para América latina... horas antes de que Putin invadiera Ucrania. A los días, después de remolonear, Argentina condenó formalmente a Putin.

Pero no es lo único. Argentina está jugando a tres puntas para comprar aviones de guerra a China, a Israel o a Estados Unidos. Y no termina de decidir si va a comprarle una central nuclear a China, desairando a Estados Unidos.

Más cerquita, el gobierno acaba de tirarle arena a los ojos al brasileño Jair Bolsonaro. Acordó con Bolivia que el país de Evo Morales le mande más gas a la Argentina. Pero eso implica menos gas para Brasil. Bolsonaro lo debe sentir como una deslealtad: la semana pasada Brasil nos estuvo vendiendo electricidad para que acá no saltaran los tapones.

Mientras consolida su fama de país veleta, la única política exterior que Argentina cumple cabalmente es la del aislamiento creciente. La semana pasada Brasil redujo por segunda vez en un 10% sus aranceles para importar miles de productos desde cualquier lugar del mundo, igual que quieren o vienen haciendo Uruguay y Paraguay. Y eso significa que nuestros socios ya no quieren quedar atados a un mercado chiquito, de productos caros y baja calidad del Mercosur. Tienen otras ambiciones. Y Argentina se va quedando con menos mercados para su proteccionismo anacrónico con pánico a competir.

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