La quinta pata del gato
16/10/2023 | 11:12
Redacción Cadena 3
Adrián Simioni
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El pensamiento mágico nos está matando
Todos acusan a Javier Milei de estar loco por proponer la dolarización casi como una especie de salida mágica para la adicción de los políticos argentinos a emitir dinero sin respaldo para pagar su militancia y mantener la desquiciada e improductiva burocracia argentina. Dicen que es pensamiento mágico.
Tal vez sea así. Habría que verlo. En Ecuador hay muchos dramas, algunos vinculados a la camisa de fuerza que impone la dolarización que se hizo allí hace 23 años. Pero los ecuatorianos acaban de votar y a ni uno, ni uno de los candidatos con mínimas chances se les ocurrió proponer un abandono del dólar. Igual, tal vez dolarizar en la Argentina sea un pensamiento mágico.
Lo que es seguro es que hay muchísimos otros pensamientos mágicos, todos los días los escuchamos, hace décadas que convivimos con toda esa irracionalidad. Los candidatos presidenciales la siguen proclamando. Y nos parece normal. Por ejemplo en Argentina hay muchísima gente que cree que es posible prosperar sin trabajar. Que puede haber préstamos para comprar una casa si alguien no ahorra. Que podés cobrar una jubilación razonable si no aportaste. Sobran los ejemplos.
Acá el jefe de la CGT, Héctor Daer, lo expresa con todas las letras. El tipo dice estar convencido de que el precio de los alimentos depende del dólar oficial. Primero que no es así porque hay alimentos que no tienen nada que ver con el resto del mundo porque no se importan ni se exportan. Segundo, que el dólar oficial es una ficción en su valor, el gobierno le pone el precio que quiere (en el razonamiento de Daer bastaría que el gobierno fijara el precio del dólar oficial a la mitad de los 350 de hoy para que entonces todos los precios de los alimentos en pesos bajaran a la mitad). Tercero, que el dólar oficial directamente no se consigue: si un súper quisiera importar algún alimento del exterior porque es más barato que el nacional, para competirlo, y le pidiera dólares al Central para hacer eso, no se lo darían, porque no están, no los tiene.
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Cuarto: Daer vuelve a la carga con que los que venden alimentos “te están estafando”, o sea que los culpables son los “especuladores”, los “formadores de precios”, que hacen esto para generar “terrorismo económico”. El argumento es tan estúpido que es el más sencillo de demoler: muchas empresas que acá suben precios están presentes en una enorme cantidad de países donde no hacen eso. La diferencia entre nuestro país y los demás no son las empresas. Son los gobiernos.
Los estafadores acá son otros. Son los que dicen que defienden los salarios de gente que trabaja de verdad y después les organizan marchitas de la alegría a candidatos que llevan la inflación al infinito porque emiten dinero para seguir manteniendo a millones de personas que jamás laburaron de verdad.
Daer lo sabe mejor que nosotros. Pero hace rato que no defiende de verdad a los que trabajan de verdad.
Prefiere alimentar los pensamientos mágicos que nos vienen empobreciendo desde hace 70 años.
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