Hechos de goma

¿Ya dijimos alguna vez que somos un país exótico, con gobiernos que hacen cosas que nadie más hace? Sí. Bueno, es interesante ver adónde te lleva eso, porque una vez que un gobierno encara para ese lado, está casi forzado a hacer cosas cada vez más raras.

Miren lo que pasa con los neumáticos. Ya se sabe que hay poca oferta, en parte porque hay un conflicto sindical fuera de control en las tres fábricas de gomas del país y en parte porque, por el cepo cambiario al que llevó "el modelo ", cerró la importación.

Resulta que ahora la Aduana está apuntando a algunos importadores de cubiertas. Los funcionarios dan sus nombres pero off the record, como para advertirles que están en la mira, una especie de amenaza. Estas empresas logran importar, pese al cepo, gracias a cautelares que consiguen en la Justicia. Esto molesta al gobierno porque tiene que darles los dólares para importar de todos modos. Incluso las acusan de algo más: no sólo de "aprovecharse" del conflicto gremial que paraliza a Fate, Goodyear y Pirelli, sino de fogonear el conflicto gremial, o algo por el estilo. Rarísimo.

Cuentan que una de las empresas, por ejemplo, logró importar gomas por 36 millones de dólares. Tiran la cifra como si fuera una montaña. Un absurdo: es aproximadamente el valor de las gomas de los camiones 0km que se venden en un mes, según fuentes del sector.

¿Dónde está la rareza argentina que es un viaje de ida y lleva a cuestiones cada vez más raras? Primero, hace 20 años que se aplican recetas económicas que nadie más aplica. Se ve que nosotros creemos que son geniales, patrimonio de la humanidad económica, y seguimos igual aunque nos hayan llevado a la falta de dólares y a un cepo extremo. Al punto que los comercios legítimos tienen que recurrir a amparos judiciales para poder importar.

Segundo, nuestro vetusto sistema laboral nos ha llevado a un 40% de empleo en negro, a los salarios más bajos de América latina y a un nivel insólito de confrontación y conflicto. Pero se ve que nosotros creemos que también es una genialidad, otro patrimonio de la humanidad laboralista, porque tampoco lo cambiamos. Y los políticos que defienden todo eso no se ensucian los deditos: las tres fábricas están en el conurbano bonaerense, pero el gobierno de Axel Kicillof, que es la autoridad laboral, no ha dicho ni mu. El gobernador debe creer que Fate, Pirelli y Goodyear están en el planeta Vulcano.

El resultado: de tanto querer vivir con lo nuestro para proteger la industria no tenemos ni gomas ni dólares. Pero, en lugar de aprender y cambiar señalamos con el dedo a empresas que, para traer un container tienen que pedirle permiso a un juez. Eso ya de por sí sería raro en cualquier lugar del mundo. Pero hay algo más que es lo más insólito de todo: las acusamos cuando, si no fuera por ellas, lo único cierto es que habría aún menos neumáticos de los que ya faltan.

Tenemos que estar muy hechos de goma para insistir en ser cada vez más y más raros, en lugar de admitir de una vez que hemos hecho todo o casi todo mal.