Hola default: el destino de la Municipalidad de Córdoba

En medio de todos los temas hipercalientes de estos días, empezando por el desalojo que está teniendo lugar en Guernica, hoy nuestro colega Alfredo Flury nos avisa, en el diario Comercio y Justicia, que la Municipalidad de Córdoba entró en default técnico. Hace un mes tenía que pagar casi 6 millones de dólares en intereses y al no pagarlos hoy, 30 días después, entra en esa categoría.

Extraoficialmente, los funcionarios municipales le echan soda al trago amargo, tratando de bajarle el tono. Aclaran que siguen negociando y que mientras al menos un cuarto de los acreedores del bono que emitió Ramón Mestre en 2017 no decidan ir a juicio en Nueva York, no hay default abierto. Es como un condenado al que ya le pusieron la soga al cuello pero está contento porque aún no le patearon el banquito sobre el que está parado.

Vamos por parte. Primero, las finanzas municipales ya son muy complicadas. En abril metió un bono en pesos para pagarle a proveedores. El bono no es de prepo, pero el que no lo agarra se queda con un pagadiós. O sea: con este default técnico el crédito del municipio termina de desaparecer. Y eso puede complicar aún más la operación del municipio.

Segundo: el intendente Martín Llaryora esperaba reestructurar la deuda para retomar los pagos de intereses desde 2022 y en forma creciente y los vencimientos de capital recién desde 2024. Es decir, dejarle la mayor parte del muerto al que venga, como hizo Alberto Fernández con la deuda nacional. Los 150 millones de dólares que tomó Mestre iban a dar lugar a vencimientos gigantescos. Para 2024, el equivalente a un presupuesto municipal entero. Ya sea que la Muni entre en un default abierto o que salga otra forma de pago, el futuro de Llaryora cambia dramáticamente.

Tercero. Las perspectivas de negociación venían bien, dice gente que sabe. ¿Por qué se pudrió? No es tanto por culpa de la Muni. Es un mal de muchos. Hay al menos 16 municipios y provincias que tienen una reestructuración internacional. Anteayer la provincia de Neuquén debía pagar y no pagó. La propia Provincia de Córdoba, que nunca incumplió y que busca sólo postergar vencimientos con acuerdo de los acreedores, ve que la cosa se complica.

¿Por qué a todos les pasa lo mismo? Si se esperaba que tras el arreglo de Martín Guzmán con los bonistas todo mejorara? Bueno, no mejoró. La falta de un plan económico y de señales de racionalidad fiscal llevó a algo que no tiene precedentes: a menos de dos meses de una reestructuración de deuda el riesgo país de Argentina está en 1.500 puntos, entre los 5 más altos del mundo. Significa que los acreedores no creen hoy que lo que prometan provincias y municipios pueda cumplirse. Y que muy probablemente prefieran esperarlas en los tribunales de Nueva York.

Es un escenario complicado para la Municipalidad. Y un destino que estaba escrito en piedra. Desde hace décadas, el presupuesto de una ciudad rica como Córdoba se quema en muchísimos sueldos altísimos e improductivos y en contratos de servicios públicos carísimos e inviables. Las corporaciones que se apropiaron de la Municipalidad y la parasitan desde hace tanto tiempo se chuparon los ingresos tributarios, las partidas de inversión y finalmente el crédito. Y aquí estamos.