La grieta no terminó y engorda en el conurbano

Anoche, Massa fue contundente: “La grieta se murió”, dijo. Es lógico. Él necesita sumar votantes antiK para el balotaje sí o sí. En cambio, Javier Milei expresó lo contrario y ratificó la partición de la sociedad: “Vengo con el objetivo de acabar con el kirchnerismo”, dijo. Es lógico, él tiene que sumar más votantes antiK a los que ya tiene. Pero, ¿quién tiene razón?

Es cierto que Cristina Fernández y Mauricio Macri, los dos símbolos de la grieta, fueron prácticamente jubilados ayer.

Pero la grieta no es un capricho de políticos peleadores. La grieta es una estructura disfuncional que divide en dos a la sociedad y la condena a la decadencia. La vamos a plantear de forma muy esquemática, porque hay de todo. Pero en general es así:

1- De un lado, el A, están quienes viven de los impuestos. El gobierno les da sueldos estatales, subsidios, planes, jubilaciones, contratos, monopolios. De todo. Son más o menos el 40% de la población y en general son mayoría en el Gran Buenos Aires, y el norte y el sur del país.

2- Del otro lado, el B, están quienes pagan los impuestos (incluyendo el impuesto inflacionario) con los que se mantiene a la otra mitad. Son gente que reciben beneficios estatales pero, en términos netos, pone más de lo que le dan. En general son laburantes y empresarios del sector privado, en blanco y en negro. Son más o menos el 60% de la población y en general son mayoría en la franja central del país, en las provincias de Centralia.

Esa estructura es la que no da para más. El lado B no da más de tanto mantener al B. Pero no la podemos cambiar.

Massa fue muy eficaz en avisar que si ganaban Milei o Bullrich en el conurbano iban a tener que pagar el tren 20 veces más; que a los gobernadores del norte se les iban a terminar los fondos discrecionales; que los empleados públicos iban a perder sus privilegios; que a los docentes podían empezar a exigirles calidad.

Por eso Massa, aún en una mala elección del PJ en términos históricos, ganó con 43% de los votos en la Provincia de Buenos Aires. Tienen razón los oyentes de Cadena3 que dicen que acá a los gobiernos los pone directamente el Conurbano. Hay que agregarle el voto del norte y el sur del país. Con eso, Massa tendrá un senador más de los que tuvo Alberto Fernández y seguirá teniendo la primera minoría en Diputados.

Esa es la grieta profunda, estructural, que no cambia. Los de lado A la tienen reclara. Cuando un político como Massa les avisa que están en peligro reaccionan. Lo hicieron y votaron. Los del lado B no están organizados ni son muy conscientes. Se la pasan tratando de construir un partido que lo represente. De encontrar políticos que la lideren. Pero le cuesta. Se divide. Creía haber encontrado esa representación en Juntos por el Cambio. Pero Juntos no estuvo a la altura. Apareció Milei. Y el lado B se dividió en dos. Y perdió.

Ahora vamos al balotaje. Massa tratará de convencernos de que la grieta no existe para que los del lado B lo voten. Milei dirá que sí existe para que los votantes de Bullrich se mantengan en el lado B y voten por él. Veremos quien puede más. Y si a este país lo siguen gobernando para siempre el Conurbano y una quincena de gobernadores o si el lado B algún día podrá hacerse valer.