Ley de alquileres: los diputados se niegan a patear el penal

Pocas veces ha habido tanto consenso sobre algo: la ley de alquileres que empezó a regir en 2020 es un desastre. No resuelve el impacto de la inflación sobre los alquileres (ninguna ley podría hacerlo) y de hecho quienes tengan que actualizar este mes su alquiler tendrán un aumento de casi 93%. 

Pero tiene el agravante de que espanta a los propietarios, que dejan de alquiler viviendas o piden cifras extravagantes y en dólares cuando las ponen en el mercado. Esto se agrava porque en la crisis la gente dejó de comprar viviendas (las escrituras en Buenos Aires pasaron de 64.000 en 2017 a 31.000 el año pasado. Así que hay cada vez más demanda y cada vez menos oferta de viviendas en alquiler. Obvio.

Lo curioso es que, pese a tanto consenso y tanta obviedad, no hay forma de que los diputados se pongan de acuerdo. El 11 de mayo se cumplirá un año de la primera vez que pareció que el Congreso se aprestaba a cambiar la norma. No sucedió. Tampoco consiguieron tratarla en el período de sesiones extraordinarias. Y ahora nadie sabe qué esperan para incinerar una ley tan dañina, pese a que hay varios proyectos de varios bloques distintos dando vueltas.

Es como si los diputados tuvieran la gran oportunidad de patear un penal sin el arquero bajo los tres palos y se negaran a ejecutarlo. Sólo tienen que pegarle suave y al centro. Pero se niegan a ser ídolos de la hinchada. Nadie entiende por qué no pueden hacer algo tan sencillo como copiar el texto de la vieja ley y votarla para sustituir el adefesio que inventaron hace casi tres años.

Cómo será que Alberto Fernández y Sergio Massa evalúan algún mecanismo para derogarla. Seguro tendría que ser, como mínimo, con un DNU, aunque en este caso no haya ni necesidad ni urgencia, porque el Congreso está funcionando normalmente. Se supone. Vayan, diputados, hagan el favor, cálcense los botines y hagan un gol alguna vez. La hinchada se los va a agradecer.