La quinta pata del gato
27/09/2024 | 11:55
Redacción Cadena 3
Adrián Simioni
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Lo más cruel de la pobreza: cambiar la condena tiene alto costo social
En el primer semestre la pobreza en la Argentina urbana que mide el Indec llegó al 52,9%. Un dato frío, pero cruel. El peor registro en 20 años. Una maldición que no logramos conjurar, sacarnos de encima.
La historia de la pobreza tal como se la cuenta en la Argentina dice que en 1974 era del 5%, aunque en ese entonces no se la medía. Son estimaciones. Desde entonces, no ha hecho más que subir, al calor de un modelo inflacionario que tuvo muy breves intentos de cambio. Y que ha sido una verdadera fábrica de pobres.
El populismo deficitario del peronismo setentista estalló con el Rodrigazo en 1975. Sólo en tres meses de ese año -junio, julio y agosto- los precios se dispararon 100%. Terminó el año en 355%.
El descalabro económico y el caos de la violencia terrorista abrió la puerta a la dictadura militar. A los militares se les adjudica el primer neoliberalismo, pero los militares eran más estatistas que nadie. Martínez de Hoz no pudo recortar el gasto público y no le permitieron privatizar ni una sola de las empresas estatales que cubrían casi toda la economía: desde el acero y la luz a los teléfonos y los puertos. Los déficits se cubrían con endeudamiento. Estalló con la devaluación de 1981. A Galtieri no se le ocurrió mejor idea que ir a una guerra contra Inglaterra para desviar la crisis política en la que derivó la crisis social.
Vino Alfonsín y el modelo inflacionario no cambió. Se fue con la híper de 1988-1989 y una pobreza de 38%. Hasta que encontró la convertibilidad Menem siguió con inflación. La pobreza llegó a 47%.
La convertibilidad la bajó.
Alfonsinismo no cambió. Hiperinflacion. 38% - 47% hasta que Menem encontró la convertibilidad. La pobreza bajó a 22% en 1995. Fueron los únicos cuatro años en que se atacaron las causas genuinas de la inflación: el gasto público desorbitado. Pero ese año Menem echó a Cavallo y volvió a los déficits, cubiertos con endeudamiento. Cuando se fue y vino De la Rúa estaba todo atado con baba. De la Rúa no pudo cambiar eso y siguió el déficit cubierto con deuda hasta que nadie prestó más para mantener el rojo de la Argentina. Otro estallido, pesificación, emisión y la pobreza trepó a 46%.
Para cuando asumieron los Kirchner, era de 47%. Duhalde había dejado un país sin inflación, que en los primeros años K permitieron bajar la inflación. Pero pronto los Néstor y Cristina volvieron al déficit y a la emisión de dinero. Y volvió la inflación. Las cifras de pobreza no están en los últimos años K porque, como mentían la inflación, eso impidió calcular el valor real de la canasta básica, así que quedaba oculta la pobreza. La Universidad Católica Argentina dice que Cristina se fue con una inflación de 32,5%. No daba para más.
Vino Macri. Quiso reducir el gasto en forma muy gradualista. Demasiado. Nunca pudo dejar de emitir o de tomar deuda. Al principio la pobreza bajó al 25, pero terminó en 35,5%.
Vuelve el populismo inflacionario full: Cristina/Alberto/Massa vuelven a la maquinita. Y terminan en 41,7% de pobreza.
Viene Milei, con una única misión: liquidar el déficit fiscal que lleva a la inflación empobrecedora o al endeudamiento que termina en estallidos empobrecedores. Y descubrimos que, cambiar, tiene, al menos al principio, un costo social que se traduce en pobreza.
Porque todos los que viven del déficit fiscal, la emisión y el endeudamiento tienen que ajustarse. Es la primera vez que se intenta ir a fondo y rápido. Y la pobreza trepa rápidamente a casi 53%. Es un experimento costoso y terriblemente doloroso. Y no sabemos si saldrá bien o si no aguantaremos esto que no es un laboratorio, por es la vida real. Y si entonces volveremos para atrás, a lo que ya conocemos, a lo que nos trajo hasta acá.
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