Milei y lo que nunca nadie hizo: sólo contra todos y sin billetera

Ayer a la tardecita un tuit cambió por completo el tablero político en un momento crucial para la economía.

Mauricio Macri le reclamó educadamente al presidente Milei que cumpla una orden de la Corte Suprema que ya lleva casi dos años sin cumplirse para que le pague a la Ciudad de Buenos Aires unos 800 mil millones de pesos que Alberto Fernández dejó de pagar cuando decidió unilateralmente quitarle coparticipación a la Ciudad para regalársela a Axel Kicillof y que éste pudiera pagar los sueldos de la policía bonaerense.

Detrás del tuit de Macri hay una razón económica: la ciudad gobernada por su primo Jorge Macri pudo reemplazar aquellos fondos que no le enviaban cobrando el impuesto a los Ingresos Brutos sobre la bola de nieve de la deuda que el Banco Central iba generando en tiempos de Sergio Massa ministro de Economía. Pero ahora el ministro Caputo está achicando esa montaña de papeles y el ingreso se reduce. Por eso pide que se cumpla el fallo.

También hay razones políticas. La ley de Bases ya se sancionó y Macri ya había avisado que, con eso, terminaba la etapa de apoyo total y sin contrapartida del PRO a Milei. Macri también necesita recuperar la autonomía del PRO para frenar la migración de muchos de sus votantes que se han hecho mileístas. También porque Milei nunca devolvió ese apoyo incorporando a exfuncionarios macristas al gobierno, cuyas terceras y en algunos casos segundas líneas siguen ocupados insólitamente en su enorme mayoría por funcionarios que dejaron Cristina Fernández y Sergio Massa. Y, por último, Macri también marca la línea para excluir del PRO a Patricia Bullrich, el ministro de Defensa, Luis Petri, y otros que pretenden disputarle el liderazgo de su partido.

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Pero estos son todos detalles. Lo importante es que se va dibujando una foto más grande. En esa foto, Milei queda solo. Por primera vez sin el acompañamiento de algunos de los demás líderes políticos. Cristina Fernández, desde ya. Axel Kicillof, que se planta justamente en el polo opuesto a Milei, Sergio Massa –al que el jefe de gabinete ayer mismo acusó de conspirar para desestabilizar al gobierno- y Macri, que hasta ahora lo había apoyado sin cortapisas.

Es Milei el que ha decidido quedarse solo. Una apuesta a todo o nada. Que parece ser la siguiente: si le va bien y logra sacar a la Argentina de la turbulencia, las próximas elecciones van a ser un plebiscito, nadie, ni Macri ni nada, le van a sumar o restar ningún voto; si le va mal, tampoco va a importar que Macri o cualquiera esté con él. Es Milei de un lado; todos los demás del otro. Ese es el nuevo tablero. Es un terreno desconocido para la Argentina. Hubo antes quienes concentraron todo el liderazgo: Menem, Cristina. Pero tenían billetera para comprar gobernadores, intendentes, legisladores, militantes, medios, relato. Milei hace esta apuesta a todo o nada mientras reduce el gasto; sin billetera. Solo y sin billetera. Una audacia –o una temeridad- nunca vista.