Nigeria, el espejo de los argentinitos ofendidos

Horror. Eso causa en muchos argentinos escuchar a uno de los vicepresidentes del Banco Central de Nigeria citar la inflación en Argentina para sostener que en su país las cosas no están tan mal. 

El señor Kingsley Obiora les dijo a los periodistas que el 22,8 por ciento de inflación anual nigeriano no está tan mal si se compara con el 269 por ciento de El Líbano, con el 115 por ciento de Argentina o con el 38 por ciento de Turquía.

A nosotros, los argentinos, un poquito rascistas, un poquito engreídos, parados sobre nuestro resentimiento, nos ofende. "Nos gana hasta África", nos dice el argentinito chauvinista que todos llevamos dentro. 

Claro, hemos estado demasiados ensimismados en nuestro pupo aislacionista. Tantos años encerrados, viviendo con lo nuestro, nos han convertido en unos ignorantes de lo que pasa en el mundo. Nos creemos europeos y universalistas, pero hemos perdido toda curiosidad.

Si fuéramos la sociedad abierta, informada, oxigenada que creemos ser, sabríamos que África viene recortando su distancia con el desarrollo a pasos veloces. 

Las hambrunas terminaron en los 80. Miren estos datos del Banco Mundial. En los últimos 20 años, la pobreza en los 48 países que están debajo del Sahara la pobreza pasó de 57 al 35%. La expectativa de vida saltó de 51 a 60 años. La emigración paspó de los 600 millones por año a los 450 millones, en un continente que tiene casi el doble de habitantes que hace 20 años. El PBI per cápita pasó de 632 dólares a 1.690. El crecimiento promedio rondó el 4% anual. El acceso a la electricidad pasó del 26 al 51% de la población.

Es cierto, en 2022 la guerra de Ucrania impactó en los países que exportan petróleo y otras materias primas. El alza de las tasas de interés complicó a los más endeudados. En 6 países hubo golpes de Estado en los últimos tres años. Y la crisis fogoneó la inflación. 

En la propia Nigeria las papas están recalientes. Hace unas semanas, tras un cambio de gobierno, el hasta entonces presidente del Banco Central fue encarcelado. Al otro día, el Banco Central levantó un cepo parecido al argentino que se había establecido en 2018 y había dejado al país sin reservas. 

El naira, la moneda nigeriana, se devaluó 36% y quedó igual que como cotizaba en el paralelo. Nada nuevo bajo el sol. Los países con controles de cambio ya son una minoría. Todo el mundo sabe que no funciona. Menos nosotros.

Así que esta es África. Tiene inflación. Pero su inflación no es sólo menor a la nuestra (18 por ciento). Es una inflación casi lógica en una economía que viene de 20 años de crecimiento, de inversiones, de liberalización, desregulación y apertura, de mejora en los estándares de vida. Es la inflación del progreso. Nada que ver con nosotros. La nuestra es la inflación de nuestra agonía.