La quinta pata del gato
15/10/2024 | 11:23
Redacción Cadena 3
Adrián Simioni
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Planta permanente: el arbolito que dejó Schiaretti a Llaryora la navidad pasada
Hoy publica en La Voz nuestro colega Pablo Petovel un dato que expone el crecimiento siempre incesante del empleo público y los “clavos” que se dejan entre sí los gobiernos en cada transición. Incluso cuando los que se suceden son del mismo partido.
Cuál es el dato: el año pasado, antes de irse del gobierno de Córdoba, Juan Schiaretti le sumó 5.363 empleados más a la planta permanente que recibió Martín Llaryora. Es nada menos que un 5% más en un año. Como siempre, muchos eran contratados, esos que los políticos van acomodando como temporarios para que no se noten pero, al final de los mandatos, ¡zácate!: te los clavan para siempre. Veinte años de sueldos y 20, 30 o más de jubilaciones que vas a tener que pagar vos, querido contribuyente. Y esto es Córdoba, una de las provincias “republicanas”. Imaginen lo que puede pasar en las “populistas”.
Los funcionarios de Llaryora se defienden: “Todos entraron antes de diciembre”. Como si eso bastara. Como si no estuvieran contratando más gente ahora. De hecho, la planta total, permanentes y contratados, es más grande a junio de este año que en junio del año pasado: casi un dos por ciento. Casi 131 mil contra casi 129 mil.
Y acá no está la planta política, que el gobierno de Llaryora ha usado para descalabrar a la oposición colocando políticos en distintos puestos. Un apelotonamiento de ministerios, secretarías, subsecretarías y funcionarios con rangos ministeriales y cortes propias donde, por sus nombres, es difícil saber qué hace cada quién.
Puede haber cosas que se justifican, por supuesto. Tal vez hay más maestros porque se extienden jornadas escolares. O más policías porque no se logra resolver el problema de tener a un tercio de los policías con carpetas o fuera de servicio.
Pero hay casos difíciles de justificar: sobre sale la Legislatura unicameral, el ámbito ideal para acomodar punteros, familiares y ñoquis. En un año pasó de tener 1.583 empleados a 1.824 a tener. 241 empleados más. 15% de aumento. En realidad son más: mientras el actual ministro de Gobierno, Manuel Calvo, presidió la Legislatura, hubo un intenso proceso de retiros anticipados. Uno de los objetivos fue pasar a retiro a la vieja capa geológica que venía de los empleados que habían entrado con el radicalismo y ocupaban los cargos burocráticos más jerárquicos para dejar ascendidos en esos lugares a la capa delasota-schiarettista que llegó después. O sea que en realidad se sumó más gente a la Legislatura.
Mientras, la presión impositiva efectiva en la Provincia viene en aumento en lugar de aflojar. No sólo por aumentos de tasas, creación de cargos o haber atado impuestos a la inflación que antes no lo estaban (como el inmobiliario). Hay impuestazos silenciosos en los que el gobierno provincial ni siquiera tiene que dejar los dedos marcados: por ejemplo, por la quita de subsidios nacionales, la boleta de la luz se cuadruplicó entre enero y septiembre, mientras que la inflación “apenas se triplicó. Sin embargo, los impuestos provinciales sobre la luz siguen siendo el mismo porcentaje de siempre, por lo que lo que le ingresa a la Provincia por esa vía creció mucho más que lo que crecieron nuestros bolsillos. ¿Llaryora no piensa bajarlos dado que aumentó la base imponible de esos impuestos? Mientras siga el juego venenoso de la planta permanente, mientras no prohibamos por ley que sigan contratando para luego pasarlos al estado vegetal de la planta permanente, no se podrán hacer esas cosas.
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