La quinta pata del gato
18/09/2023 | 11:35
Redacción Cadena 3
Adrián Simioni
Audios
Por supuesto que no hay presupuesto
En Cadena3.com hay una encuesta para toda la audiencia. "¿Creés que la inflación para el año que viene será de 70%, como prevé el gobierno?". La respuesta es contundente: más del 88% dice que será mayor al 70%. Sólo 6% cree en esa cifra, que está en el proyecto de ley de presupuesto que mandó Sergio Massa el viernes al Congreso.
Refleja como pocas cosas la credibilidad por el piso del cuarto gobierno kirchnerista. Para 2021, el entonces ministro Martín Guzmán había previsto un 29% de inflación. Fue de casi 51%. Para 2022 el mismo ministro calculó un 33%. Llegó al 95%. Para 2023 el ya ministro Massa pronosticó 60%. Ya pasamos el 80% y faltan contar 4 meses, apenas transcurrieron dos tercios del año. Y el ritmo no afloja: en los últimos 12 meses duplicamos la previsión.
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Pero no es sólo descrédito total lo que hay. Es la incertidumbre total ante una dirigencia política completamente irresponsable. El mayor destructor de cualquier proyección económica es el propio ministro que escribe los presupuestos. Por ejemplo, Massa defendió y firmó un acuerdo con el FMI que propone reducir el déficit del Estado para tener que emitir menos dinero y que se frene la inflación. Pero Massa firmó el acuerdo, se dio vuelta y empezó a hacer todo lo contrario: aumentar el gasto público y reducir impuestos. Con esa receta, y sin crédito, el único remedio será seguir emitiendo.
Por ejemplo, Massa calcula que en 2024 el déficit del Estado bajará a menos de un punto del PBI. Pero eso es imposible que suceda, porque también prevé que el gasto público crecerá 93%, que la economía se achicará y que se bajarán impuestos. Está todo escrito en el agua.
Toda esa incertidumbre y descrédito nos acercan cada vez más al caos. El ministro de Finanzas de Córdoba calcula que sólo con la rebaja de Ganancias que dispuso Massa sólo a la Provincia de Córdoba se le generará un agujero de 18 mil millones de pesos. En el sector privado planificar es una utopía. Para dar sólo un ejemplo: la empresa que maneja una de las principales tarjetas de crédito del país evalúa adelantar a octubre el pago del medio aguinaldo de diciembre a sus empleados para tratar de mitigar el último fogonazo inflacionario.
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¿Qué valor tienen las previsiones de un gobierno como el actual, que debería haber encarado un plan de austeridad y lo único que hace es regalar plata y ceder impuestos para una necesidad personal, particular, como es no salir tan destrozado en las elecciones? Ninguno. No tienen ningún valor. No las creen ni ellos. Son dibujos en el agua. Le dieron el excel del ministerio de Economía a un primate. Lo sabe todo el mundo.
¿Pero además cómo podría ser de otra manera, si los que deberían ser la fuente de certidumbre –un gobierno para eso opera el poder del Estado– son la fuente de incertidumbre?
Han transformado lo que debe ser un pre-supuesto, las cosas que se pueden dar por supuestas para el año que viene, en un túnel oscuro, donde, al contrario, no vamos a poder dar nada por supuesto. Cualquier cosa puede pasar.
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